“Hemos vivido un pontificado brillante que ha llegado al corazón de creyentes y no creyentes”
“La Iglesia no tiene unos valores que vayan cambiando a lo largo del tiempo, sus principios nacen del Evangelio y los ofrece a las necesidades del mundo en cada momento”

El delegado de liturgia del Arzobispado de Valencia, el sacerdote Edgar Esteve, analiza algunos de los símbolos de la tradición de la Iglesia que viviremos los próximos días, durante el funeral del Papa Francisco y la posterior celebración del cónclave, en el que saldrá elegido el próximo sucesor de San Pedro.
“Hemos vivido un pontificado brillante, el Papa Francisco ha tocado el corazón de muchísima gente y, sobre todo, no creyentes que se han sentido vinculados a su mensaje de paz y de fraternidad”.
“Un camino abierto de familiaridad que cualquier sucesor aprovechará, añadiendo su impronta personal propia de cada pontificado, según sus inquietudes y preocupaciones, así como las que vaya marcando el mundo, porque vivimos en una sociedad que cambia a una velocidad tan grande que es necesario que los pontífices también vayan adaptándose a las necesidades y respuestas que el mundo necesita en cada momento”, señala Esteve.
“El funeral de un Papa está lleno de símbolos con una tradición milenaria”
Durante los próximos días “se ponen en marcha toda una serie de símbolos y de celebraciones que forman parte de la tradición de una Iglesia milenaria y que, aunque el Papa Francisco haya hecho algunas modificaciones, la parte esencial va a continuar”, señala.
Uno de los aspectos más significativos es que en la liturgia de la Ciudad de Roma y del Vaticano, el funeral del Papa no se oficia de color morado, como estamos habitualmente acostumbrados en los funerales, sino en color rojo.
El Papa Francisco hizo una modificación para su propio rito exequial, en noviembre de 2024. En primer lugar una simplificación de algunos ritos, “sobre todo para manifestar que él es un obispo de la Iglesia Católica, y para cumplir su voluntad de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor”.
En esta ocasión no vamos a ver al Papa en el cadafal que se montaba en la Basílica Vaticana, donde estaba su cuerpo expuesto de una manera pública, sino que vamos a ver al Santo Padre directamente en su féretro, ya revestido con sus hábitos pontificales, pero sin tanto ornamento como en ocasiones anteriores.
También se ha reducido el número de las estaciones de vela, anteriormente se hacía una vela primero en el Palacio Apostólico y después en la Basílica Vaticana, donde los fieles presentaban sus respetos y oraciones ante el pontífice. En esta ocasión, sólo se hará en la Basílica Vaticana. Por lo tanto, el cuerpo del Santo Padre ha sido llevado directamente desde Santa Marta a la Basílica Vaticana para la veneración y la plegaria de los fieles.
Además, el Papa Francisco no será enterrado con tres féretros, sólo con uno sencillo, según su voluntad. Y, finalmente, se ha previsto en el nuevo ritual que el Santo Padre sea enterrado en un lugar distinto de la Basílica de San Pedro, donde hasta ahora reposan los restos de los últimos Papas.
Aunque algunas decisiones están pendiente de la reunión del Consejo de Cardenales , habrá signos de las exequias que serán exactamente iguales que en los funerales de Benedicto XVI o San Juan Pablo II. Entre ellos el Evangelio abierto sobre el féretro “símbolo de que el Papa ha sido, sobre todo, un predicador de la Palabra de Dios. Otro ritual será el llamado “Valedictio”, una de las peculiaridades del rito exequial del Papa en el que tanto la iglesia de Occidente, a través de su Vicario de Roma, como la Iglesia de Oriente, a través de sus patriarcas, realizan plegarias por el Santo Padre.
El nuevo Pontífice asumirá “una de las tareas más difíciles y complicadas del mundo”
Sobre la elección del próximo pontífice, el delegado de liturgia del Arzobispado afirma que “es imposible hacer una apuesta sobre quién podría ser”. Ya que hay que tener en cuenta que para elegir un papa hacen falta 92 votos de los 135 que forman el colegio electoral. “Estamos ante un proceso en el quede los cardenales poco a poco irán viendo cuál es la persona de consenso entre todos ellos que sea capaz de aglutinar la voluntad de la inmensa mayoría para poder elegir al nuevo Papa”.
El nuevo Papa, “lo primero que tiene que hacer es recoger todo el legado del papa Francisco, su capital humano y espiritual, que a su vez recoge el legado espiritual de todos los papas anteriores, y afrontar los nuevos problemas que tanto el mundo como la Iglesia tienen”.
Estamos en un momento en el que la situación económica, la paz en el mundo, la globalización, la inmigración la integración o la libertad religiosa en muchos lugares del mundo son temas que tienen que ser tratados y abordados.
Es una responsabilidad muy importante, “y quizá una de las tareas más difíciles y más complicadas, que con la ayuda del Espíritu Santo y la voluntad y el apoyo de todo el colegio cardenalicio, uno de ellos dirá que sí a esa misión tan importante. Nosotros como Iglesia lo aceptaremos y como nuevo sucesor de San Pedro nos dejaremos guiar por él para que nos conduzca la vida de la Iglesia.
“La iglesia no tiene unos valores que cambien a lo largo del tiempo”
Para Edgar Esteve es un error clasificar a los miembros del Consejo Cardenalicio como liberales o conservadores, porque la Iglesia no tiene unos valores que vayan cambiando a lo largo del tiempo. La Iglesia tiene unos valores, unos principios que nacen del Evangelio y que siempre la Iglesia tiene que ofrecer al mundo. Por tanto, la Iglesia tiene que ser una institución conservadora porque conserva una Palabra y conserva unos valores que vienen de muy antiguo, del propio Evangelio y del propio Jesucristo.
Ahora bien, que estos valores sean constantes en la Iglesia no significa que no tengamos que adaptarnos a las necesidades del mundo en cada momento, porque la voluntad de la Iglesia es tener una influencia en el mundo para transmitir su fe, y eso hay que hacerlo en un contexto en el que seamos comprensibles a las inquietudes y a las necesidades del mundo.
El origen del nuevo pontífice no debe ser un elemento condicionante, sino enriquecedor
La Iglesia, hasta prácticamente el siglo XIX, se resumía prácticamente en Italia, en medio de Europa y prácticamente el resto del mundo era en misiones. Hoy, el avance del cristianismo y de la sociedad ha hecho que, de alguna manera, la Iglesia sea una institución global y que hoy hay cardenales que hace cien años era impensable. Tenemos cardenales en todo el mundo.
Y el que sea elegido pondrá también su biografía, no como un condicionante, si no como una manera de enriquecer su pontificado con preocupaciones nuevas, con inquietudes nuevas, también fruto de su edad, porque, evidentemente, será una persona mucho más joven, perteneciente a otra generación, y que, por tanto, también tendrá otras inquietudes, y eso siempre es un valor para la Iglesia.
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