El sacerdote Gilbert Peltrop, presidente de la Conferencia de Religiosos de Haití, ha señalado al Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM, que el presidente del país, Jovenel Moïse, no renunciará, e invita al pueblo de Dios “a la esperanza y a seguir luchando desde los valores del Evangelio para que la vida, la verdad y el amor triunfen de la muerte, de la falsedad y del odio”.
Para el padre Gilbert, la renuncia de Moïse no se producirá, primero, “por falta de sentido de honor y de respetabilidad”. Segundo, porque hasta en este preciso momento “piensa que tiene el respaldo de los Estados Unidos – y de hecho está respaldado por los Estados Unidos”.
Además, el religioso asegura que al presidente “por decreto” de Haití “el sufrimiento y el dolor de pueblo no le dice absolutamente nada. Lo único que le interesa es seguir en el poder pase lo que pase para continuar gozando de la impunidad y de los privilegios que le confiere el poder. El y sus seguidores aprovechan para seguir enriqueciéndose de manera ilícita”.
Lucha contra la corrupción e impunidad
Por otra parte el padre Peltrop considera que la gobernabilidad en el país caribeño “pasa por una condición básica: la lucha contra la corrupción y la impunidad”, todo ello incluso ante la necesidad de revisar la Constitución, pero “esto tiene que hacerse según las disposiciones legales y dentro de un marco de una amplia consultación de los distintos sectores de la vida nacional”.
Por ahora “las condiciones no están reunidas para dicha revisión o reforma constitucional”, sobre todo cuando “el país está siendo controlado por los grupos armados que aterrorizan a diario a la población y desafían la fuerza policiaca. En un contexto tal, es imposible hablar de elecciones creíbles y libres”.
Compromiso con la esperanza
Para el consejero de la Conferencia de Religiosos, el jesuita Jean Denis Saint Félix, “habría que resolver de inmediato el problema de inseguridad generalizada que reina en el país. Se necesita despolitizar la Policía Nacional, profesionalizarla y reforzarla”.
“Sin embargo, es urgente que los diferentes actores se sientan juntos para discutir de los problemas más profundos del país, que tienen que ver con las estructuras injustas y que crean desigualdades y una miseria crónica en el país”, añade.
El compromiso de la Iglesia continúa con “la causa del pueblo acompañándolo en su lucha cotidiano por mejores condiciones de vida y acceso a una educación de calidad, salud y justicia. Seguiremos también a denunciar la mentira y todas las fuerzas del mal que destruyen la vida de los más pobres”.
Puesto que “estamos también dispuestos a acompañar y favorecer, desde nuestras distintas competencias y estructuras, todo mecanismo y esfuerzo que tienda a facilitar un diálogo nacional”.
Ambos religiosos no dudan: “Invitamos el pueblo de Dios a la esperanza y a seguir luchando desde los valores del Evangelio para que la vida, la verdad y el amor triunfen de la muerte, de la falsedad y del odio”, indica el CELAM.