Con motivo del Año de la Familia 2021-2022, los obispos de la Conferencia Episcopal de Guatemala enviaron el pasado 4 de mayo de 2021 un mensaje como “saludo de aprecio, un llamado a la esperanza y una exhortación al compromiso de todas las Familias para seguir siendo, con la bendición de Dios, el fundamento de la sociedad guatemalteca”.
Titulado “Qué bueno y agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía”, el documento recupera las palabras del Papa Francisco en la pasada Cuaresma como recuerdo del “valor educativo de la familia fundado en el amor, pues en ella aprendemos a custodiar diariamente tres palabras: con permiso, gracias, perdón”.
Protección a la familia
Al comienzo de su discurso, los prelados guatemaltecos se muestran agradecidos a las familias durante el tiempo de pandemia, por la fortaleza mostrada a pesar del sufrimiento y la pérdida de seres queridos, y les exhortan a “no cansarse de hacer el bien”, seguir siendo “signos del cuidado prudente de la vida” y permanecer como “iglesias domésticas, ámbitos de anuncio y vivencia de la fe”.
Asimismo, denuncian la agresión a las familias: “Hay males innegables que se ciernen sobre la institución familiar actual: la triste realidad de la desnutrición infantil, el drama migratorio que divide y es muchas veces mortal para toda la familia, incluso para niños migrantes, los índices de violencia delincuencial e incluso familiar, la paulatina destrucción de ambientes naturales y la contaminación de la casa común”.
Vivir los valores cristianos
El Episcopado de Guatemala también invita a vivir los valores humanos y cristianos frente a la “penosa realidad” de la violencia intrafamiliar, la abundancia de embarazos de jóvenes por parientes cercanos, “a falta de una paternidad responsable y la poca importancia y atención al fenómeno creciente de madres solteras, tan directamente negativo a la educación de los hijos”.
Siguiendo este hilo, llama a defender y custodiar la vida: “Las leyes de un país deben formularse y cumplirse teniendo en cuenta la institución familiar y sus entornos laborales, sanitarios, ecológicos y humanos en general para que la familia pueda desarrollarse no sólo material sino integralmente como ‘la escuela por excelencia del genuino humanismo’”.
Compromiso con el Año de la Familia
Por último, los obispos explican que quieren “ofrecer un camino de reflexión para profundizar las riquezas de la Exhortación Amoris laetitia especialmente este año”, y esperan poner todos los medios posibles para ayudar a los matrimonios y las familias “en la formación de los hijos, así como apoyar las realidades familiares”.
“En este Año de la Familia, pedimos la intercesión de san José, a quien el Señor confió la Sagrada Familia de Nazareth: Él es modelo de paternidad, de espíritu creativo en la dificultad, de fortaleza en la migración fuera de casa, de santificación del trabajo, de humildad y de esperanza en Dios para toda familia”, concluyen.