En el marco del foro virtual “Vacuna anti- COVID-19” promovido por la Secretaría de comunicación social de la Conferencia Episcopal de Guatemala, el cardenal Álvaro Ramazzini, obispo de Huehuetenango, indicó que vacunarse es una obligación moral.
De acuerdo a una nota difundida por la Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el purpurado ha hablado basándose en el documento de la Congregación para la Doctrina de la fe del Vaticano, que aborda el uso de la vacuna y asegura que debe evitarse a toda costa la propagación incontenible del coronavirus. Por tanto, “es bueno y es obligatorio vacunarse”, indicó a los guatemaltecos que aún tienen dudas sobre la efectividad del fármaco o que incluso aún no creen que la COVID-19 existe.
Moralmente aceptable
Sobre la vacuna de Jonhson&Jonhson, fabricada con células de fetos abortados, el cardenal mencionó que desde el Vaticano han explicado que en estos casos existen diferentes grados de responsabilidad. Al respecto “cuando no existen disponibles vacunas éticamente irreprochables contra el COVID-19”, la Doctrina de la Iglesia Católica señala que es “moralmente aceptable” usar este tipo de vacunas sobre todo para evitar una propagación masiva.
“La razón fundamental para considerar lícito el uso de estas vacunas, es que el tipo de cooperación al mal, en este caso, el aborto provocado del que proceden estas líneas celulares por quienes usan las vacunas es una responsabilidad muy remota”, puntualizó. “Eso no significa cooperar con el aborto”, aclara, el aborto “siempre va ser malo, sea legal o ilegal, es malo por ser aborto, es decir, negación de la vida” y dicha vacunación tampoco “constituye una legitimación ni siquiera indirecta de la práctica del aborto”.
Evitar la propagación
Para el cardenal “hay una obligación entre los guatemaltecos” y del “Estado hay una gran responsabilidad para garantizar la vacunación de todos, eso no tiene discusión”. De hecho, “hay diversidad de opiniones respecto a nuestra fe” y, por ello, la Congregación de la Doctrina tiene esa función orientadora: “Desde esta instancia no se pretende juzgar ni la seguridad ni la eficacia de las vacunas, solo abordar el aspecto moral”.
Asimismo, respeta a quienes por deber de conciencia no quieran vacunarse, aunque “deben tomar en cuenta todas las medidas de bioseguridad para que no se conviertan en agentes de transmisión de esta infección, deben evitar cualquier riesgo para la salud de quienes no puedan ser inmunizados por razones médicas”.