Gracias por este regalo que nunca olvidaremos

Crónica 17

7 de la mañana, primer amanecer en Bunda, cubazos de agua fría y camino al desayuno. Nunca pensamos que pan con pan podría ser un desayuno tan enérgico, tanto que muchos optaron por aprovechar unos minutos más de sueño.

Nuestra nueva familia, las sisters franciscanas, y un par de voluntarios italianos que se alojan aquí como nosotros, estaban impacientes por conocernos y enseñarnos el que va a ser nuestro nuevo hogar durante estas dos semanas. Cantidades de clases, murales, fincas para convertirse en establos, buenos spots para disfrutar del atardecer, columpios , y mucha mucha ilusión por ver los proyectos realizados en 2019 por los voluntarios veteranos. Sus caras de asombro, especialmente la de Jacobo P., nos hicieron darnos cuenta de que aún cuando parece que la ayuda es mínima, el impacto que genera es mucho mayor aunque no nos demos cuenta.

A continuación, distribuimos las primeras tareas a realizar durante nuestra estancia. Algunos, los más suertudos (Jacobo P., Rafa V., Guille, y nosotras ), pudimos escaquearnos del trabajo del día y nos encargamos de hacer la compra para todo el equipo. Que ilusos fuimos pensando en que la compra era cuestión de minutos en un sencillo supermercado.

El cumple de uno de nuestros miembros más preciados se acercaba, así que no iba a ser una compra cualquiera. Pero padres no penséis que podemos ir solos al mercado, ya que de no ser por Sor Arta nos huhieran dado hasta en el carnet de identidad. Puestos y puestos y puestos abarrotados de comida, desde frutas y verduras (con aguacates del tamaño del neceser de Almu).

Continuamos la ruta por el mercado, y sin duda, nuestra parada favorita consistió en ver como degollaban a los peces que seguían moviéndose entre las mesas.

Para variar, Rafa V. nos la coló una vez más, y muy serio afirmó que los hombres con chaleco eran los encargados del control de sanidad. ¿Pero que control de sanidad iba a ver en aquel lugar? Nuestra última parada fue cómo de costumbre armarnos de kilos y kilos de pintura con pinceles de todos los tamaños y litros de
keroseno para conseguir quitarnos la pintura que arrastramos desde Tabora.


Cansados, hambrientos y anonadados por todo lo que habíamos visto, un tremendo risoto de calabaza italiano nos estaba esperando. Pero nuestro tour todavía no había acabado, nos quedaba por ver la mejor parte, una granja escuela a dos pasos de nuestra habitación. Sin embargo, no era una cualquiera, contaban con miles de animales como vacas, cabras, gallinas, perros, gatos, conejos, incluso cerdos. No era uno, ni dos, ni diez si no veinte cerdos, de todas las edades, la mayoria recién nacidos. De hecho, Jacobo P., Almu, Guille y yo vimos algo que no se ve todos los dias, una cerda dando a luz a siete mini pigglets.

Las sorpresas del día no acabaron ahí. Si nos llegan a decir en España que ordeñaríamos vacas para obtener un buen café nos hubiéramos replanteado el venir aquí. Pero padres T.I.A( this is África), donde te das cuenta del valor de lo importante en la vida. Dos pijas muy pijas nos dirigíamos a conseguir uno de los ingredientes imprescindibles para un buen nesspreso. Tras discusiones en inglés- suajili y hasta español con el granjero, risas, desesperación, intentos fallidos, y hasta un latigazo de nuestra «amiga» Milka en toda la cara logramos con éxito un cubo de leche para nuestro próximo desayuno.

Este destino nos preparaba una sorpresa, por fin alcachofas en las duchas y un retrete!!! Ya aseados, limpios y cenados, nos esperaba una de las noches más emotivas de este viaje. Poti y Meri prepararon una dinámica por grupos en la que se discutían cuestiones importantes para nuestra vida. Fue muy interesante conocer más a fondo las preocupaciones, miedos, aspiraciones, alegrías y sueños de nuestros amigos. Nos estamos dando cuenta de la pedazo familia que hemos formado estos días y poco a poco ya vamos consolidando. Gracias equipo por hacer posible unos veinte días alucinantes y dejarnos haber participado de este proyecto. Gracias por este regalo que nos dais día a día y que nunca olvidaremos.

Os queremos voluntarios,

Gracias padres, no podemos quitarnos la sonrisa de la cara.

Tere R. y
Meri R.