El Papa Francisco hizo un llamado a mirar a Jesús, renunciar a la lógica del poder, evitar ser prisioneros del «yo» y rechazar las manipulaciones que solo llevan a la angustia, la falsedad y la pérdida de la verdadera libertad y amor.
Un mensaje de esperanza y perseverancia
Durante su homilía en la Basílica de San Pedro, el Papa destacó que, aunque muchos males en el mundo son obra del hombre y del Maligno, todo será sometido al juicio de Cristo, el Rey justo y misericordioso. «Él nos deja libres, pero no nos deja solos», afirmó, enfatizando la esperanza y el amor constante de Dios, que nos permite continuar nuestro camino con alegría.
Mirar a Jesús, principio y fin de todas las cosas
En esta celebración, que coincidió con la Jornada Mundial de la Juventud en cada diócesis del mundo, el Papa Francisco invitó a los fieles a dirigir su mirada a Jesucristo, Rey del Universo. «Una contemplación que eleva y entusiasma», señaló, a pesar de las inquietudes causadas por guerras, violencia, desastres ecológicos, precariedad laboral, incertidumbre económica, divisiones y desigualdades.
Reflexionar sobre acusaciones, consensos y verdad
Para enfrentar las inquietudes del mundo actual, especialmente entre los jóvenes, el Papa instó a reflexionar sobre tres aspectos a la luz de la Palabra de Dios: las acusaciones, la necesidad de consensos y la verdad.
Las acusaciones
Francisco presentó la imagen de Jesús ante Poncio Pilatos, símbolo del poder, quien lo procesa y condena a muerte a pesar de reconocer su influencia. «Él, que siempre predicó la justicia, la misericordia y el perdón, permanece fiel a la verdad hasta el sacrificio de su propia vida», subrayó. Advirtió a los jóvenes que podrían ser acusados por seguir a Jesús y ser considerados «fracasados» por mantenerse fieles al Evangelio y sus valores. «No tengan miedo de las condenas; las críticas y acusaciones falsas caen, y los valores superficiales se revelan como ilusiones», aseguró.
La necesidad de consensos
El Papa recordó que Jesús no buscó el éxito, el apoyo de los poderosos ni la aprobación, sino que rechazó la lógica del poder. Invitó a los jóvenes a no dejarse llevar por el afán de fama y reconocimiento, que solo conduce a la angustia y la traición de los propios ideales. «No se conformen con ser ‘estrellas por un día'», exhortó, advirtiendo contra las manipulaciones y las falsas promesas.
La verdad
Insistiendo en que Dios ama a cada persona tal como es y que sus sueños valen más que el éxito y la fama, el Papa destacó que «Cristo vino al mundo para dar testimonio de la verdad». Señaló que solo en el amor se encuentra la luz y el sentido de nuestra existencia. «El ‘yo’ autosuficiente es la raíz de toda injusticia e infelicidad», dijo, llamando a los jóvenes a evitar esta trampa y a buscar la verdad en Cristo, quien nos enseña que solo en el amor podemos vivir, crecer y florecer en nuestra plena dignidad.
Los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud
Al final de la Eucaristía, los jóvenes portugueses entregaron los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud a los jóvenes coreanos: la Cruz y el icono de María Salus Populi Romani. «Ustedes, jóvenes coreanos, recibirán la Cruz con su Madre. María nos acompaña siempre hacia Jesús y está junto a nuestra Cruz para ayudarnos», afirmó Francisco.
El Papa concluyó su mensaje invitando a todos a mantener los ojos fijos en Jesús y en María, encontrando en ellos la fuerza para seguir adelante, sin temer las acusaciones, sin necesidad de consensos, y siendo testigos de la verdad en el amor.
En una época marcada por la búsqueda de éxito y reconocimiento, las palabras del Papa Francisco nos recuerdan la importancia de permanecer fieles a nuestros ideales y valores cristianos. Nos llama a vivir una vida de verdad y amor, rechazando las falsas promesas de una visibilidad efímera y encontrando en Cristo la verdadera libertad y esperanza.