El Papa Francisco ha sido de nuevo contundente sobre su posible renuncia: “no se me ha pasado por la cabeza” y sostiene que “el ministerio del Papa es ad vitam” durante su 40º viaje apostólico.
En la República Democrática del Congo como en Sudán del Sur, los 2 países que visitó recientemente, el Santo Padre mantuvo, como es habitual, un encuentro con las comunidades jesuitas locales. Antonio Spadaro reproduce en la revista jesuita La Civiltá Catolica el contenido de estas reuniones fraternales.
El Papa no renuncia
Tanto en Sudán del Sur como en la República Democrática del Congo, el Papa Francisco fue preguntado sobre si está pensando en renunciar. El Santo Padre insistió en que “no se me ha pasado por la cabeza”, aunque existe una carta que en su momento entregó al entonces secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Bertone. Esta contiene su dimisión solo “en caso de que no me encuentre en el estado de salud y conciencia para poder renunciar”.
Sin embargo, matizó que “esto no significa para nada que la renuncia de los papas deba convertirse en algo así como una “moda”, algo normal. Benedicto tuvo el valor de hacerlo porque no quería seguir adelante a causa de su salud. Esto no está en mi agenda por el momento”.
Francisco considera que “el ministerio del Papa es ad vitam. No veo ninguna razón para que no sea así. Piensen que el ministerio de los grandes patriarcas es siempre vitalicio. Y la tradición histórica es importante. Si, por el contrario, le hiciéramos caso a los “chismes”, ¡entonces deberíamos cambiar de Papa cada seis meses!”.
República Democrática del Congo: La misión de la Compañía
El 2 de febrero, en la República Democrática del Congo, el Papa se reunió con 82 jesuitas, encabezados por el provincial P. Rigobert Kyungu, y entre los que se encontraba también el jesuita Mons. Donat Bafuidinsoni, obispo de Inongo.
En primer lugar, Francisco fue cuestionado sobre la misión de la Compañía de Jesús hoy y se manifestó de acuerdo con las Preferencias Apostólicas Universales que ha elaborado la institución: “Estas consisten, en primer lugar, en mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento”.
La segunda, prosiguió, “es la misión de reconciliación y justicia, que debe realizarse caminando junto a los pobres, los excluidos, aquellos cuya dignidad está herida. Y luego los jóvenes: debemos acompañarlos a crear el futuro. Por eso hay que colaborar en el cuidado de la casa común, en el espíritu de Laudato si’”.
El Pontífice ha aprobado todas ellas y recordó que “ahora los jesuitas deben encarnarlas en cada realidad local específica, de la manera más adecuada y apropiada posible, no de forma teórica y abstracta”, es preciso aplicarlas “aquí, en el Congo”.
Conflictos y producción de armas
“Por supuesto, está claro que aquí el tema del conflicto, de las luchas entre facciones, es muy fuerte. Pero abramos los ojos al mundo: ¡el mundo entero está en guerra! Siria lleva 12 años en guerra, y luego Yemen, Myanmar con el drama rohinyá. También hay tensiones y conflictos en América Latina. Y luego esta guerra en Ucrania. El mundo entero está en guerra, recordémoslo bien”, prosigue. En este sentido, Francisco se pregunta “¿tendrá la humanidad el valor, la fuerza o incluso la oportunidad de dar marcha atrás? Se sigue adelante, adelante, adelante hacia el abismo. No lo sé: es una pregunta que me hago. Siento decirlo, pero soy un poco pesimista”.
“Hoy parece que el principal problema es la producción de armas. Todavía hay mucha hambre en el mundo y seguimos fabricando armas. Es difícil volver de esta catástrofe. ¡Y no hablemos de las armas atómicas! Sigo creyendo en una labor de persuasión. Los cristianos debemos rezar mucho: ‘¡Señor, ten piedad de nosotros!’”, expuso Su Santidad.
También se refirió a los “relatos de la violencia” que escuchó en su visita al país: “Me llama especialmente la atención la crueldad. Las noticias que nos llegan de las guerras en el mundo nos hablan de una crueldad incluso difícil de pensar. No sólo se mata, sino que se mata cruelmente”.
Unidad de los cristianos: 2025, aniversario del Concilio de Nicea
Sobre su la unidad de los cristianos y su buena relación con el patriarca de Constantinopla Bartolomé I, y la preparación de la Iglesia para el 2025, año en que se celebrará el 1700º aniversario del Primer Concilio de Nicea, el Sucesor de Pedro recordó: “Sí, estamos preparando un encuentro para 2025. Con el Patriarca Bartolomé queremos llegar a un acuerdo sobre la fecha de la Pascua, que justo en ese año coincide. A ver si nos ponemos de acuerdo para el futuro”.
“Hice todo lo posible para no aceptar el episcopado”
Después, se habló sobre el hecho de que, como jesuita profeso, el Papa Francisco juró no buscar puestos de autoridad en la Iglesia, que finalmente Jorge Mario Bergoglio tuvo que aceptar. El Santo Padre confiesa que, al hacer ese voto, “me lo tomé en serio” y, de hecho, rechazó dos peticiones para ser nombrado obispo en Argentina. La tercera de ellas, para ser obispo auxiliar de Buenos Aires, vino acompañado por una autorización del superior general, que había accedido previamente a que el padre Jorge la admitiera: “Así que acepté con espíritu de obediencia. Luego me nombraron arzobispo coadjutor de mi ciudad, y en 2001 cardenal”.
“En el último cónclave vine con una pequeña valija, para volver inmediatamente a la diócesis, pero tuve que quedarme. Creo en la singularidad jesuita de este voto, e hice todo lo posible para no aceptar el episcopado”, confesó.
Río Congo y rito congoleño
Otro de los presentes resaltó que la cuenca del río Congo es el segundo pulmón verde del planeta después del Amazonas y está amenazada por la deforestación, la contaminación y la explotación intensiva e ilegal de los recursos naturales y preguntó a Francisco si sería posible celebrar en la región un Sínodo como el de la Amazonía.
“No habrá Sínodo sobre el Congo, pero sin duda sería bueno que la Conferencia Episcopal se comprometiera sinodalmente a nivel local. Con los mismos criterios, pero para llevar adelante un discurso más conectado con la realidad del país”, fue la respuesta del Papa.
Durante su viaje a la República Democrática del Congo, el actual Pontífice celebró por 3ª vez según el rito congoleño y el Obispo de Roma expresó su aprecio por el mismo: “Me gusta el rito congoleño porque es una obra de arte, una obra maestra litúrgica y poética. Se hizo con sentido eclesial y sentido estético. No se trata de una adaptación, sino de una realidad poética, creativa, con sentido y adaptada a la realidad congoleña. Así que sí, me gusta y me da alegría”.
La Iglesia “no es una multinacional de la espiritualidad”
Sobre la imagen de la Iglesia como hospital de campaña, el Sucesor de Pedro sostiene que esta presenta “la vocación del hospital, del servicio para el cuidado, la curación y la vida” y que “una de las cosas más feas en la Iglesia es el autoritarismo, que es, por lo demás, un espejo de la sociedad herida por la mundanidad y la corrupción”. No obstante, “la vocación de la Iglesia es hacia las personas heridas” y “debe ser un hospital que va allí donde la gente está herida”.
“La Iglesia no es una multinacional de la espiritualidad. ¡Miren a los santos! ¡Sanar, curar las heridas que sufre el mundo! ¡Sirvan a la gente! La palabra ‘servir’ es muy ignaciana. ‘En todo amar y servir’ es el lema ignaciano. Quiero una Iglesia de servicio”, subrayó el Obispo de Roma.
Sudán del Sur: “África debe crecer”
El 4 de febrero, el Papa Francisco tuvo un encuentro en Yuba, capital de Sudán del Sur, con los 11 jesuitas que trabajan en el país y con el P. Kizito Kiyimba, superior de la Provincia de África Oriental, que incluye Sudán, Sudán del Sur, Etiopía, Uganda, Kenia y Tanzania.
Allí el Santo Padre compartió cuál es su sueño para el continente: “África debe crecer”, no ser explotada. Sobre este tema, recordó que el pasado noviembre, en un encuentro con estudiantes africanos por videoconferencia “Me maravilló la inteligencia de estos chicos y chicas. Me gustó mucho su forma de pensar”.
“África necesita políticos que sean gente así: buenos, inteligentes, que hagan crecer a sus países. Políticos que no se dejen pervertir por la corrupción, sobre todo. La corrupción política no deja espacio para que el país crezca, lo destruye. Me hiere el corazón. No se puede servir a dos señores; en el Evangelio esto está claro. O sirves a Dios o sirves al dinero. Es interesante que no diga el diablo, sino el dinero. Hay que formar políticos honrados. Esa es también su tarea”, remarcó.
¿Cómo reza el Papa?
Sobre cómo es su oración personal el Papa describió, que, “como todo el mundo, tengo que encontrar la mejor manera de vivirla día a día”. Y puso como ejemplo que días atrás, en Kinsasa, “cuando conocí a personas víctimas de la guerra en el este del país, escuché historias terribles de heridos, mutilados, maltratados… Contaban cosas indescriptibles. Está claro que después no podía rezar con el Cantar de los Cantares”.
Así, para Francisco, es necesario “rezar inmerso en la realidad. Por eso me dan miedo los predicadores de oraciones abstractas, teóricas, que hablan, hablan, pero con palabras vacías. La oración siempre está encarnada”.
Beatificación del padre Arrupe
En cuanto la beatificación del padre jesuita Arrupe, el Pontífice describió que “su causa sigue adelante, porque una de las etapas ya se ha completado. Hablé de ello con el Padre General. El mayor problema tiene que ver con los escritos del padre Arrupe. Escribió mucho y es necesario leerlo todo. Y esto hace más lento el proceso”. Con respecto a la figura de Arrupe, resaltó precisamente que “era un hombre de oración, un hombre que luchaba con Dios cada día, y de ahí viene su firme llamado a la promoción de la justicia”.
Su Santidad espera de los jesuitas de Sudán del Sur, “que sean tiernos” y “que no olviden que (san( Ignacio era un grande de la ternura” que “quería jesuitas que fueran valientes con ternura. Y los quería hombres de oración. El valor, la ternura y la oración son suficientes para un jesuita”.
Asimismo, a los jesuitas de África Oriental les pidió “que estén cerca del pueblo y del Señor”, recordando que “las actitudes fundamentales del Señor son la cercanía, la misericordia y la ternura”. Para el Obispo de Roma, “la cercanía es evidente. Las instituciones sin cercanía y sin ternura también pueden hacer el bien, pero son paganas. Los jesuitas deben ser diferentes”.