«Hace 75 años, el 10 de diciembre de 1948, se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es como una hoja de ruta, en la que se han dado muchos pasos adelante, pero aún quedan muchos más por dar, y a veces, por desgracia, retrocedemos». Con estas palabras, el Papa abrió su acostumbrada alocución despúes del rezo mariano del Ángelus. En efecto, hoy se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, que reunidos en la declaración que sigue siendo un instrumento irrenunciable para construir un mundo más libre, igualitario y justo, así como una brújula para dar respuesta a los desafíos generados por los conflictos, la pobreza, el cambio climático y las nuevas tecnologías.
«El compromiso con los derechos humanos no termina nunca. En este sentido, estoy cerca de todos aquellos que, sin proclamas, en el día a día concreto, luchan y pagan en persona por defender los derechos de los que no cuentan».
Un documento indispensable para la convivencia
«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos», reza el primer artículo de la Declaración, firmada en París por 48 Estados miembros de las entonces recién creadas Naciones Unidas. La Declaración de la ONU -formada por 30 artículos que protegen diversas dimensiones de la persona, desde la igualdad ante la ley a la prohibición de la esclavitud y la tortura, pasando por el derecho al trabajo, la familia y la educación-, aunque no es formalmente un tratado internacional ni jurídicamente vinculante en sí mismo, es la base del derecho internacional humanitario y ha inspirado y servido de marco a más de 70 tratados humanitarios aún en vigor.
Poner fin a las guerras, las divisiones, la pobreza…
Setenta y cinco años después de su firma, escribió el Secretario de la ONU, Antonio Guterres, la Declaración sigue siendo «una hoja de ruta para ayudar a poner fin a las guerras, sanar las divisiones y promover una vida de paz y dignidad para todos». Sin embargo, reitera el Secretario de la ONU, el mundo está perdiendo esta hoja de ruta. «La pobreza y el hambre están aumentando. Las desigualdades empeoran» y «el autoritarismo va en aumento». Hoy es más importante que nunca promover y respetar todos los derechos humanos -sociales, culturales, económicos, civiles y políticos- que nos protegen a todos», subraya, recordando también la importancia de lograr la igualdad de género y que la crisis climática «es una crisis de derechos humanos que golpea más duramente a los más vulnerables». Por ello, hace un llamamiento «a las personas de todo el mundo para que promuevan y respeten los derechos humanos, todos los días, para todos y en todas partes».