Formación de las virtudes y catequesis

Catequistas, profesores y, sobre todo, padres de familia, tienen la oportunidad de aprender para que su servicio educativo sea realmente eficaz

(C) Pexels
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La deriva ideológica cultural, que inevitablemente afecta a todo el ámbito educativo, está provocando una honda preocupación en los padres y profesores cristianos, que contemplan atónitos cómo la escuela ha pasado de ser un lugar “educativo” a un laboratorio de ingeniería antropológica. Los hechos demuestran un éxodo del terreno educativo al instructivo, que aspira como mucho a seguir un modelo competencial en lugar de personalista. Pero, cada vez más, se inculcan a machamartillo propuestas sobre la atención a la diversidad, la convivencia cívica, los derechos de las minorías y la educación de la sexualidad que apuestan por unos valores que hasta hace poco se consideraban “contravalores”.

Proyectos de educación en valores, virtudes y emociones

En este contexto, han proliferado los proyectos y programas que se centran en la educación en valores, virtudes y emociones. Algunos ejemplos destacados (que el lector impaciente puede saltar, porque no son la parte central de este artículo):

  • Programa VIA (Valores, Influencia y Acción) – El VIA Institute on Character se dedica a promover la educación en valores y virtudes en todo el mundo. Su programa VIA ofrece recursos, evaluaciones y materiales educativos para ayudar a las personas a descubrir y desarrollar sus fortalezas de carácter y promover una vida significativa.
  • Proyecto DARE (Desarrollo del Aprendizaje y la Resiliencia Emocional) – Universidad de Bristol, Reino Unido: es un enfoque educativo que se centra en el desarrollo de habilidades emocionales y la promoción de la resiliencia en los estudiantes. El programa incluye una serie de actividades y recursos diseñados para apoyar el bienestar emocional y el aprendizaje socioemocional en las escuelas.
  • Programa KiVa – Universidad de Turku, Finlandia: es un programa contra el acoso escolar que se implementa en las escuelas finlandesas. El programa se basa en la educación en valores y emociones, y utiliza estrategias específicas para prevenir y abordar el acoso escolar, fomentando un entorno escolar seguro y respetuoso.
  • Educación para la Ciudadanía: en España, se ha trabajado en el desarrollo de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que busca promover valores como la igualdad, la tolerancia, la solidaridad y el respeto en el currículo escolar. El objetivo es fomentar una ciudadanía responsable y comprometida con la convivencia democrática.
  • Proyecto SEL (Aprendizaje Socioemocional) – Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning (CASEL): CASEL es una organización líder en el campo del aprendizaje socioemocional. Su proyecto SEL se basa en una sólida investigación y ofrece un enfoque integral para promover habilidades emocionales, sociales y éticas en los estudiantes. Se han realizado numerosos estudios y evaluaciones sobre la efectividad del enfoque SEL en las escuelas.
  • Programa «MindUP» – The Hawn Foundation: se enfoca en la educación emocional y el bienestar mental de los estudiantes. Basado en la investigación en neurociencia y mindfulness, el programa ha sido objeto de estudios académicos que han examinado su impacto en el aprendizaje, el bienestar y el rendimiento académico de los estudiantes.
  • Proyecto PATHS (Promoting Alternative Thinking Strategies) – Universidad de Pensilvania: es un enfoque de educación en habilidades socioemocionales dirigido a niños en edad escolar. Ha sido objeto de numerosas investigaciones académicas que respaldan su efectividad para mejorar la competencia emocional, las relaciones interpersonales y el rendimiento académico de los estudiantes.
  • Programa «RULER» – Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale: se centra en el desarrollo de habilidades emocionales y la creación de una cultura emocionalmente inteligente en las escuelas. La investigación académica ha explorado los efectos positivos del programa en el bienestar emocional, el clima escolar y el rendimiento académico.
  • UpToYou, de la Fundación “UpToYou”, nacida en España, es un nuevo modelo para la renovación de la educación y el crecimiento de personas y organizaciones, a través de las emociones. UpToYou trabaja dos pilares fundamentales: el autoconocimiento y la mejora de las relaciones personales, en todas las etapas y ámbitos de la vida.

Estos proyectos se destacan por un enfoque basado en la investigación y cuentan con una amplia evidencia académica sobre su efectividad en la educación en valores, virtudes y emociones. Son ejemplos representativos de la creciente base científica que respalda la importancia de estos aspectos en el desarrollo integral de los estudiantes.

¿Y la dimensión cristiana de las virtudes?

De todos ellos, el enfoque que se alinea más estrechamente con una visión antropológica clásica de las virtudes es el programa VIA (Valores, Influencia y Acción) del VIA Institute on Character. Y el que posiblemente tiene un fundamento antropológico cristiano más nítido y ambicioso es UpToYou.

Sin embargo, ninguno de los proyectos mencionados se centra específicamente en la dimensión cristiana y las virtudes sobrenaturales. Es posible que existan otros, pero he de reconocer que se me escapan y que no se encuentran entre los más conocidos.

En teoría, esto no debería ser un problema, porque la educación en valores y virtudes, incluyendo las virtudes sobrenaturales, puede ser abordada dentro del marco de la educación religiosa o en instituciones educativas de orientación religiosa que integran la fe y la enseñanza de virtudes cristianas en su currículo. ¿Es, sin embargo, suficiente?

Me gustaría recordar la afirmación de Gaudium et spes, n. 22: «Cristo manifiesta el hombre al propio hombre». Pienso que la frase condensa la idea de que el hombre, en cuanto tal, está totalmente perdido sin Cristo, también en su realización humana.

Las virtudes personales y sociales, si son virtudes, lo son para todos, cristianos y no cristianos. Pero el cristiano tiene una conciencia clarísima de que:

  1. Cristo es “el” modelo, no “un” modelo, ni una figura que hay que admirar, sino que hay que imitar.
  2. Dios es el principio de acción que hace posible, mediante la gracia, que sus elegidos, entre los que hay muchos “no idóneos”, se hagan idóneos. El papel de la gracia es de tal importancia que resulta imposible plantear un cuadro de ejercitación y mejora personal que no la considere.
  3. El objetivo y fin que da sentido a la vida humana es la llamada a la perfección para participar de la Vida divina.

Estas tres sencillas y básicas realidades cristianas proporcionan una dimensión nueva al ser y crecer del hombre, y hacen palidecer cualquier intento científico de ofrecer una respuesta educativa completa, si no son asumidas en todo su potencial.


“Etsi Deus non daretur” – Aunque Dios no existiera

Fue Hugo Grocio, jurista, escritor, poeta y teólogo holandés, autor clave en el desarrollo del Derecho Internacional, quien acuñó esta frase con la finalidad aparente de justificar a un mundo en el que la mentalidad dominante consiste en ‘vivir como si Dios no existiera’.

Benedicto XVI se refirió a ella, en 2008, con las siguientes palabras:

“Cada vez más la fórmula ‘etsi Deus non daretur’ se convierte en un modo de vivir, cuyo origen es una especie de “soberbia” de la razón –realidad también creada y amada por Dios– la cual se considera a sí misma suficiente y se cierra a la contemplación y a la búsqueda de una Verdad que la supera” (Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura).

Creo que el comentario del papa Benedicto, cuyo prestigio intelectual es reconocido por creyentes y no creyentes, pone el dedo en la llaga del problema. Para no alargar este artículo, evito más digresiones para enumerar algunas conclusiones o recomendaciones que me vienen al pensamiento en este punto:

  1. La base más sólida para educar a otros es la que parte de una vivencia cristiana profunda. No es tanto una asignatura académica -religión- cuanto un ejemplo, acompañamiento y actitud vital de encuentro con Dios y pertenencia a la Iglesia: solemos llamarle catequesis, en sentido amplio. Los proyectos educativos pueden ayudar, jamás sustituir dicha base, porque el edificio no aguantará ni el suave soplo de una brisa.
  2. En consecuencia, la fórmula educativa más eficaz, la que de verdad forma el carácter, la personalidad, las virtudes y las aspiraciones vitales, es la formación cristiana llevada a cabo con rigor intelectual y ejemplar. El reto de la nueva evangelización no se restringe a la conversión de los hombres a Dios, sino que tiene el objetivo que de que los hombres descubran quiénes son y deben ser ellos mismos.
  3. La catequesis cristiana y cualquiera de estos programas no son propuestas alternativas, sino complementarias. La catequesis se beneficia de los proyectos formativos porque, si no lo hace, puede incurrir fácilmente en modos voluntaristas, autoritarios o espiritualistas. Las propuestas educativas de procedencia académica necesitan de la fe, porque por sí solas no tienen capacidad para descubrir la dimensión más propia del hombre.
  4. Educar no es lo mismo que instruir ni domesticar: sólo educamos a las personas. Y no se puede educar -en su sentido más profundo- a nadie sólo desde el plano “intrascendente”, por muy científico que sea el procedimiento. Sencillamente se está privando a los niños, jóvenes o adultos de la parte de verdad que expresa con más claridad lo que son y para qué son.
  5. Los proyectos y propuestas educativas actuales suelen partir del prurito académico de ser consideradas neutrales (y, por tanto, aconfesionales). La admiración por el mundo clásico y el gran valor de educadores como Sócrates, Platón o Aristóteles promueve un reconocimiento hacia sus obras que es loable; pero la negativa a aceptar la Revelación como elemento sobre el que construir el desarrollo educativo denota un empequeñecimiento de la razón, que se resiste a considerar cualquier dato “no científico” como “verdadero”.
  6. Los educadores cristianos -y esto incluye a las familias en primer lugar- que prestan más atención a estos avances pedagógicos que a la formación de la fe incurren en un profundo desatino y cometen una injusticia, derivada en el fondo de la ignorancia y de un complejo de inferioridad absurdo ante la cultura dominante.

El lector puede pensar que estas sugerencias son utópicas, pues la sociedad moderna dejó de ser mayoritariamente católica y, en consecuencia, estas tesis no son susceptibles de aplicación. Me inclino más bien por continuar la reflexión de Benedicto XVI, que proponía “dar la vuelta al axioma de los ilustrados y decir: incluso quien no logra encontrar el camino de la aceptación de Dios debería de todas formas buscar vivir y dirigir su vida ‘veluti si Deus daretur’, como si Dios existiese». Puestos a elegir una alternativa, parece la más razonable.

En #BeCaT hacemos una apuesta firme por el valor formador y transformador que tiene la catequesis para modelar personalidades y apoyar el crecimiento del carácter y de las virtudes. Catequistas, profesores y, sobre todo, padres de familia, tienen la oportunidad de aprender para que su servicio educativo sea realmente eficaz.