Una familia de mártires, entre ellos un niño no nacido en el útero, masacrados por la ferocidad nazi por haber dado refugio a un grupo de judíos. Habíamos contado aquí la historia de los nueve miembros de la familia Ulma que el pasado 10 de septiembre, por deseo del Papa Francisco, la Iglesia proclamó bienaventurados: padre, madre y 7 hijos asesinados bárbaramente en 1944 por los nazis en su casa de Polonia, junto con los 8 judíos que habían alojado clandestinamente.

El libro

La familia Ulma. Una historia que presenta detalladamente el libro publicado por Edizioni Ares “También mataron a los niños” (págs. 152, 15 euros). Es el resultado de una cuidadosa investigación periodística llevada a cabo por la corresponsal vaticana de Ansa, Manuela Tulli, junto con Pawel Rytel-Adrianik, jefe de la sección polaca de Vatican News y Radio Vaticano. El libro se desarrolla sobre los lugares donde vivió la familia Ulma y bebe de las fuentes del proceso de beatificación. Dos contribuciones autorizadas del cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, y de Mons. Stanisław Gądecki, presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, inició la investigación.

Las palabras del Papa sobre la familia Ulma

El miércoles, durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco habló también de la familia Ulma: “El ejemplo de esta familia heroica que sacrificó su vida para salvar a los judíos perseguidos – dijo – ayuda a comprender la santidad y la heroicidad. Los gestos se logran a través de la fidelidad en las pequeñas cosas cotidianas.»

Una ceremonia sin precedentes

Nunca antes la Iglesia había elevado a una familia entera a la gloria de los altares en una sola ceremonia.

La historia de la familia Ulma

El martirio de la familia Ulma ocurrió el 24 de marzo de 1944 en el pueblo de Markowa. Józef y Wiktoria fueron masacrados, con sus hijos Stasia, Basia, Władziu, Franio, Antoś, Marysia y un pequeño que estaba a punto de nacer. Nueve personas reprimidas porque eran «culpables», según los asesinos nazis, de haber escondido en su casa a 8 judíos, de las familias Goldman, Grünfeld y Didner, asesinados con ellos el mismo día. Los Ulma, además de ser reconocidos como mártires y beatos, también fueron proclamados “Justos entre las Naciones”, el mayor honor que concede el Estado de Israel a los no judíos. Un gesto de amor que le valió el sobrenombre de «Samaritanos de Markowa».