El Papa Francisco ha presidido en torno a las 16 (hora local y de Roma) de hoy, 14 de septiembre de 2021, un encuentro con la comunidad gitana en Luník IX, uno de los 22 distritos de la ciudad de Košice, en el cual vive la mayor densidad de población romaní de Eslovaquia, asistida por la Familia Salesiana.
La construcción del barrio comenzó a finales de los años 70 y los primeros inquilinos se instalaron en 1978. Concebida inicialmente como una urbanización para miembros del ejército y las fuerzas de seguridad, entre 1981 y 1989 este espacio acogió a una proporción cada vez mayor de gitanos. El 1 de octubre de 1990, una ley del Consejo Nacional de la República Eslovaca estableció Luník IX como un distrito urbano separado con su propio gobierno autónomo.
En la actualidad, la zona está habitada por unos 4.300 gitanos, aunque el número exacto es difícil de establecer. Los problemas de infraestructura son considerables: las casas no tienen gas ni agua corriente, que sólo está disponible durante unas horas al día, y no hay un sistema de calefacción adecuado. La precaria construcción de muchos edificios ha llevado a su demolición por razones de seguridad.
Familia Salesiana en el barrio
En este difícil contexto, la Familia Salesiana decidió llevar a cabo su misión el 1 de julio de 2008. Al principio, sólo había dos sacerdotes en Luník IX, pero con los años su presencia se ha duplicado. En particular, ha habido dos acontecimientos pastorales significativos: en noviembre de 2009, los sucesores de Don Bosco organizaron un congreso internacional dedicado al Sistema Preventivo (el método educativo ideado por san Juan Bosco), integrado en la pastoral de los gitanos. El 30 de noviembre de 2010, monseñor Bernard Bober, arzobispo Metropolitano de Košice, consagró la Iglesia de Cristo Resucitado.
El lugar de culto forma parte del Centro Pastoral Salesiano del distrito, construido gracias al ayuntamiento, que aportó el 40% de los costes. Se inauguró en 2012 durante la visita del entonces rector mayor de los Salesianos, el padre Pascual Chàvez. Se trata de un proyecto ejemplar de integración, asistencia y evangelización de la comunidad gitana, el centro consta de una casa para los sacerdotes, un gimnasio, un espacio para reuniones de grupo y la Iglesia de Cristo Resucitado.
Lograr una mayor integración
El trabajo de los sacerdotes, ayudados por las hermanas Salesianas y numerosos voluntarios, comienza en la calle, donde entran en contacto con los niños y las mujeres del lugar, implicando a los primeros en actividades de oratoria y a las segundas en servicios de lavandería. Luego pasan a las actividades de grupo y, al cabo de un año aproximadamente, ofrecen a los gitanos la posibilidad de una mayor integración: para los jóvenes, se centra en la escolarización; para sus padres, se establecen contactos con la oficina de empleo para que puedan encontrar trabajo.
El director del centro es el padre Peter Bešenyei, que ha dedicado toda su vida pastoral a los gitanos. Su rica experiencia misionera ha sido recogida en dos volúmenes: El silencio de los gitanos y Matemos al racista que llevamos dentro.
El encuentro con la comunidad gitana tuvo lugar en la plaza frente al centro salesiano. El Papa fue recibido a la entrada del centro por el director, 3 hermanos Salesianos y 2 niños gitanos. El acto ha comenzado con el breve saludo del padre Peter Bešenyei, secretario del Consejo de la Conferencia Episcopal de Eslovaquia para los gitanos y las minorías, y director del centro. El sacerdote ha manifestado que la presencia del Obispo de Roma en Luník IX “contribuye a que todos logremos una mayor unidad a pesar de nuestras diferencias y a que alcancemos el camino hacia una convivencia más pacífica, mediante la estima mutua, la reconciliación y el perdón”.
Asimismo, resaltó que actualmente 4 hermanos Salesianos viven en este barrio y otros misioneros en otras localidades de la periferia y que “se han comprometido a llevar a estos hermanos y hermanas nuestros la paz, la amistad y la esperanza de Dios”. Asimismo, como expresión de gratitud, le ha presentado una reproducción de la escultura de Cristo resucitado de su iglesia y las imágenes de los beatos mártires romanos Emilia y Zefferino.
Ján Hero
Después, ha hablado el ingeniero Ján Hero, de 61 años, procedente de un asentamiento romaní de Medovarce, en la región de Krupina, es padre de cinco hijos y su esposa Beáta es eslovaca.
Ján se refirió a que muchos de los gitanos de Eslovaquia y algunos de ese barrio aún recuerdan vívidamente el encuentro que mantuvieron con Francisco durante la peregrinación de la comunidad gitana a Roma hace seis años. En aquella ocasión, Su Santidad les aseguró el amor de la Iglesia y les remitió a las palabras de san Pablo VI en su encuentro con los gitanos hace 56 años: “En la Iglesia no estáis en la periferia, sino que, en cierto sentido, estáis en el centro, estáis en el corazón. Estáis en el corazón de la Iglesia”.
La visita del Papa hoy, describió, es una reiteración de esa afirmación, “una manifestación de interés y una confirmación del amor incondicional de Dios por la comunidad gitana de Eslovaquia y por los gitanos de todo el mundo”. “Le damos una cordial bienvenida en medio de nosotros con la expectativa de que sus palabras y oraciones nos traigan la certeza interna de que el camino de la fe será un punto de partida para nuestras vidas, para nuestras relaciones en nuestras familias y para mejorar el nivel de vida social y comunitario. Creemos que Jesucristo nos ayuda a superar las tensiones en la convivencia con la mayoría y con otros grupos étnicos”, apuntó.
Al final de sus palabras, Ján y su mujer entregaron al Pontífice un ramillete de flores y este, a su vez, les dio un Rosario.
Nikola y René
Después, Nikola (28 años) y René Harakal (29 años), matrimonio de etnia gitana criados en el barrio romaní Lunik IX, compartieron su testimonio. La pareja tiene dos hijos: Filip (3) y Simon (1,5).
Nikola ha contado que los crecieron en ese barrio, “jugamos y fuimos a la escuela aquí”, indicando que “crecer en este barrio es difícil”, pero gracias a la Iglesia y a los Salesianos vivieron una adolescencia “de una manera más bella y significativa”. “Se dedicaron a nosotros, confiaron en nosotros, y esto influyó en nuestro deseo de obtener una educación”, aunque a menudo fuera complicado. contracorriente.
Los sacerdotes los prepararon para la Primera Comunión, la Confirmación y el Matrimonio, bautizaron a sus dos hijos y también “nos dirigieron al servicio desinteresado” hacia los demás. Los dos encontraron trabajo y Nikola se graduó en Pedagogía. Consiguieron salir de ese barrio, viven en otra zona de la ciudad, ofreciendo a sus hijos una vida “más feliz, más digna y más tranquila”. No obstante, la madre de familia recordó que sus padres, hermanos y amigos siguen viviendo en este barrio y esperan que la visita del Papa “traiga una nueva esperanza y pasión por la transformación interna”.
“La Iglesia es su casa”
A continuación, el Santo Padre ha pronunciado su saludo en el que ha señalado las palabras de Ján que pronunció san Pablo VI en 1965, subrayando que “nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar o dejado de lado. No es sólo un modo de decir, es el modo de ser de la Iglesia (…). Sí, porque Dios nos desea así, cada uno diferente pero todos reunidos en torno a Él. El Señor nos ve juntos”.
Dios también “nos ve hijos. Tiene mirada de Padre, mirada de predilección por cada hijo”. Esta “es la Iglesia, una familia de hermanos y hermanas con el mismo Padre, que nos ha dado a Jesús como hermano, para que comprendamos cuánto ama la fraternidad. Y anhela que toda la humanidad llegue a ser una familia universal”.
En este sentido, el Papa ha subrayado cómo “ustedes albergan gran amor y respeto por la familia, y miran a la Iglesia a partir de esta experiencia”, afirmando: “Sí, la Iglesia es casa, es su casa” y, por ello, “—quisiera decirles con el corazón— ustedes son bienvenidos, siéntanse siempre en casa en la Iglesia y nunca tengan miedo de estar aquí. ¡Que ninguno los deje, a ustedes o a cualquier otra persona, fuera de la Iglesia!”
El acto ha concluido con el rezo del Padre Nuestro y la bendición final del Papa.