La Sala Marconi de la radio de la Santa Sede acogió la presentación de la traducción al italiano, editada por la Librería Editora Vaticana (LEV), del libro “Francisco pastor y teólogo”, editado por Daniel Palau Valero, director de la Cátedra de Teología Pastoral “Arzobispo Josep Ponti Gol” de Tarragona, España.
El volumen recoge las intervenciones de los ponentes en el congreso internacional dedicado al estudio de la “Contribución del Papa Francisco a la teología y la pastoral de la Iglesia”, que tuvo lugar en noviembre de 2019 en el Ateneo Universitario Sant Pacià de Barcelona. Una conferencia a la que asistieron cinco cardenales y expertos de todo el mundo.
Participaron en el encuentro el arzobispo de la capital catalana y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), cardenal Joan Josep Omella, el rector del Ateneo, Armand Puig i Tàrrech, y el subsecretario del Dicasterio para el Culto Divino y los Sacramentos, monseñor Aurelio García.
Salir de la polarización
El evento fue introducido por el director editorial del Dicasterio para la Comunicación, Andrea Tornielli, quien destacó que en el Santo Padre “la teología no puede desligarse de su condición de pastor”. Creo, continuó, “que las vivas aportaciones del libro nos ayudan a entender que el magisterio del Papa Francisco se injerta en la tradición incluso con sus novedades”. Además, añadió, “creo que ayuda a alejarse de la polarización de un debate reducido a frases hechas y eslóganes al estilo de las redes sociales” que “no hace ningún bien a la difusión de la fe”. “La derecha y la izquierda”, concluyó, “son categorías políticas no eclesiales”.
La fe y la vida
El editor del volumen, el padre Valero, lo comparó con “una obra sinfónica” y subrayó que “la Teología no puede ser incorpórea”, aunque “cada una de las intervenciones se desarrolle desde diferentes realidades humanas y especialidades teológicas: antropológica, dogmática, moral, ecuménica, interreligiosa”. En los discursos surgen “las diferentes perspectivas que ofrece la teología”. Pero en todos ellos hay una “relación intrínseca”. “La teología y la pastoral, es decir, la fe y la vida -concluyó- se buscan continuamente y se encuentran”.
Teología no de escritorio
Tocó a Mons. García explicar brevemente el contenido del libro, al que confesó que se había acercado con la convicción de que era otra “publicación aburrida” sobre el tema. En cambio, su atención fue “captada por la reflexión sobre diferentes proyecciones de la pastoral y el magisterio del Papa”, por el “equilibrio en la profundidad del análisis y la reflexión propuestos”. Una “teología que no es de escritorio, sino que está atenta a la vida de las personas”.
Monseñor destacó cinco palabras que resumen el contenido del volumen y, en definitiva, el magisterio de Francisco como pastor y teólogo. La primera es la gente. “El Papa considera a la Iglesia como el pueblo de Dios”, una “centralidad que surge de la Evangelii Gaudium”. Pero una “teología del pueblo alejada de cualquier populismo”. “La expresión de la piedad popular es el lugar teológico de la difusión de la fe”.
Misión
Luego la misión: “Todo el pueblo de Dios es protagonista de la misión y tiene la responsabilidad de anunciar el Evangelio”. Una “Iglesia misionera en oposición a cualquier forma de clericalismo” que sepa “salir al encuentro de cada persona, más allá de sí misma, reducir las distancias, afrontar la realidad histórica comunicando el rostro de Dios”.
Misericordia, principio hermenéutico del pontificado
La misericordia es la tercera palabra: “Es el principio hermenéutico del pontificado”, la “esencia de la vida de la Iglesia, que debe ser experta en misericordia”. Y de nuevo pobre, “otra de las categorías centrales en la vida y el pensamiento del Papa”, “una clave fundamental del discurso teológico y pastoral”. Francisco “propone un desplazamiento de la teología hacia las periferias” también hacia los “pobres sociales e intelectuales, presentes en los márgenes de la metrópoli tanto como en el centro”.
Diálogo
Por último, el diálogo: “La Iglesia saliente está implicada en el mundo, es la Iglesia que sale a abrirse al diálogo con el otro. El Papa da un testimonio profético de la cultura del diálogo” en la confrontación con todo el mundo, “desde los dirigentes políticos hasta los peregrinos y los sin techo”, pasando por “la cultura y las religiones”. “No ha desarrollado una teología sistemática sobre el diálogo interreligioso, pero su objetivo final es trabajar por el bien común y lo fomenta con un particular enfoque interpersonal”, con su “poderoso ejemplo” como pastor.
El padre Armand Puig, hablando de la cultura del encuentro en el Pontífice, subrayó que “no es un líder social, sino un pastor que mira al mundo con la compasión con la que Jesús mira a las multitudes perdidas en su problemática existencia”. Ha puesto la compasión en el centro de sus palabras y gestos. Es un pontificado en el que no se puede permanecer ciego, mudo o sordo a las heridas de la humanidad. Detrás de ella no hay una mera emoción, sino un sentimiento. La misericordia es una opción de vida”.
La humanidad reconciliada
Puig destacó que “unir teología y pastoral es una necesidad. Todo pastor es un teólogo en busca del misterio de Dios que nos ama hasta encarnarse. Creo que esto está muy cerca del sueño del Papa de una humanidad reconciliada”. En esta perspectiva, “para el Papa, el rebaño no tiene fronteras y se extiende a todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.
Un “pueblo sin fronteras que incluye también a personas de otras religiones”. No se limita al respeto, va más allá, habla de fraternidad, categoría que domina en Fratelli Tutti. Para el Papa, “la Iglesia amplía los horizontes más allá de la confesión católica y la religión cristiana”.
Omella: el Papa sabe escuchar
Las conclusiones se confiaron al cardenal Omella, promotor de las jornadas de estudio: “La atención pastoral tiene sentido cuando se apoya en una teología bien estructurada. Nuestra conferencia ha reforzado la certeza de que el Papa es un gran observador, sabe escuchar, mira todo y a todos, tiene una capacidad muy fina para leer la realidad”.
Recuperar la centralidad de Dios
“En Francisco descubrimos un lenguaje muy suyo, que está penetrando en nuestras conversaciones, influyendo fuertemente en nuestros temas existenciales. Estimula en nosotros el deseo de orientaros hacia la meta de una nueva etapa de evangelización de la Iglesia en una época marcada por el cambio: alegría, periferia, misericordia, pueblo santo de Dios, sinodalidad, piedad popular, María” son categorías que “no quieren otra cosa que ayudarnos a superar el miedo y la mala tendencia a la cerrazón autorreferencial, una invitación a vivir con más convicción las intuiciones ya presentes en el Concilio. Fuera de las interpretaciones rigoristas, estamos llamados a salir de nuestra zona de confort, de ese ‘todo se ha hecho siempre así’, una frase muy real”.
Necesitamos “superar la desconfianza en el mundo y recuperar la centralidad de Dios. Ser discípulos misioneros capaces de abrir procesos de evangelización».
Alegría
Según el cardenal, el Papa ayuda a “crecer en la comunión y en la participación y en la misión como verdadera expresión de un proceso sinodal profundo y sincero”. Si la pastoral no es sólo una disciplina aplicada sino una dimensión teológica, el proceso sinodal requiere un trabajo que debe ser un ejercicio de escucha atenta, de observación precisa y de propuesta concreta, que se aleje de cualquier teorización para llegar a una síntesis de aplicación real en la que la reforma de la Iglesia no se vea en decisiones mediáticas sino en la consolidación de una nueva sensibilidad que quiera impregnar todo el cuerpo eclesial”. Y la alegría, “es la perspectiva esencial para entender esta síntesis teológico-pastoral”.