La Iglesia de Estados Unidos y la Pastoral de Conjunto del país, compuesta por instituciones de laicos dirigentes que interactúan con el clero, como miembros de las mismas y guías y asesores, han trabajado durante años en el discernimiento de las prioridades para la pastoral juvenil nacional. Se han hecho encuestas y reuniones, en las que participaron aproximadamente 10.000 adolescentes y jóvenes adultos.
El 2 de marzo de 2021 tuvo lugar una conferencia webinar en inglés sobre las conclusiones a las que llegó el Diálogo Nacional “sobre la pastoral católica con adolescentes y jóvenes adultos”, titulado “Informe Final”. Una conferencia similar se ofreció el día 16 del mismo mes para la comunidad hispana y en español.
Reconocidos líderes de la misma expusieron las líneas centrales del proceso por el que se llegó al documento mencionado, y se explicó de forma resumida el contenido y alcance pastoral de dicho texto.
La voz de 10.000 jóvenes, en 10 puntos
Como punto central, se expresaron las diez recomendaciones que presenta el documento en cuestión, tras del profundo proceso de discernimiento que tuvo el Diálogo Nacional. Podrían llamarse “Los 10 mandamientos de la Pastoral Juvenil en Estados Unidos”. Son los siguientes:
1. Conectar de forma más intencionada la vida de fe con las experiencias vividas con los jóvenes.
2. Tanto unos como otros deben escucharse más de manera sinodal.
3. Abordar la “brecha de autenticidad”.
4. Incrementar la inversión en el acompañamiento.
5. Ampliar la pastoral con los jóvenes adultos.
6. Imaginar de nuevo la formación en la fe.
7. Considerar un nuevo concepto sobre la preparación para el sacramento de la Confirmación.
8. Colaborar con los padres y mejorar la Pastoral Familiar.
9. Transformar el liderazgo pastoral.
10. Aceptar la complejidad.
Un millennial se convierte, seis abandonan
Los obispos son conscientes de la crisis de valores y la pérdida de fieles en las iglesias, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos.
Según el informe que el obispo Robert Barron, entonces presidente de la comisión de Evangelización y Catequesis de USCCB, presentó en junio de 2019 en la Asamblea General de obispos, el 50% de los millennials abandonó la Iglesia, y, mientras uno ingresa a la misma, seis se van.
El 80% lo hace antes de los 23 años. La edad media de abandono son los 13. A la vez, presentó un informe de Pew Research Center, que ilustra cómo un 69% de los católicos de Estados Unidos cree que la hostia es un símbolo del Cuerpo de Cristo y no su presencia real.
Ante esta realidad, no es poco común escuchar que se ofrece como eventual solución la profundización de la formación catequética, la motivación al conocimiento intelectual de las verdades de la fe, faith formation, y la motivación a la participación de actos litúrgicos, especialmente de la Misa.
La respuesta que diera monseñor Barron a esta problemática en la siguiente Asamblea de obispos, en noviembre 2019, está contenida en “Cinco claves para llegar a los que no pertenecen a ninguna religión”, en inglés “5 keys to reaching the religiously unaffiliated”.
Las mismas son: “Involucra a los jóvenes en obras de justicia; utiliza la via pulchritudinis, camino de la belleza, no sigas aguando la fe, transforma cada parroquia en una sociedad misionera y utiliza los medios modernos creativamente”.
Experiencia de un gran amor
Motivados por la presentación en la Asamblea de obispos del prelado Barron, Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades de Católicos en Estados Unidos en Conversación (MovCom US) escribió en octubre 2019 una carta a Mons. Barron y al arzobispo Salvatore Cordileone, presidente electo de la comisión de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud, en la que se les expresó, entre otros conceptos, lo siguiente:
– “Nos gustaría compartir con ustedes un extracto de Christus Vivit, en el que el Papa Francisco destaca la importancia de un amor personal para poder participar plenamente en la vida de la Iglesia: ‘Calmemos la obsesión por transmitir un cúmulo de contenidos doctrinales, y ante todo tratemos de suscitar y arraigar las grandes experiencias que sostienen la vida cristiana. Como decía Romano Guardini: ‘en la experiencia de un gran amor […] todo lo demás se convierte en parte de él’’ (Christus Vivit #212)”.
El tema más importante que enfrenta la Iglesia
Toda empresa revisa sus estrategias y resultados con asiduidad. ¿Qué firma puede soportar perder seis clientes mientras que gana solo uno? ¿Podemos darnos el lujo de no involucrar a toda la Iglesia, a todos los obispos, a todos los laicos, para analizar juntos las causas de la deserción juvenil y sugerir soluciones concretas?
Junto con la familia, el matrimonio, ¿no se trata acaso del tema más importante que enfrenta la Iglesia en el mundo? Tras conquistar los corazones para el Señor, todas las actividades sociales, apostólicas y demás cobran un sentido profundo, no al revés.
Comunidad y acompañamiento a los jóvenes
Llama la atención que las encuestas acentuaran con insistencia la importancia de la vida, el testimonio personal, las experiencias unidas a la fe, el acompañamiento, el caminar juntos, de incursionar en nuevas formas de evangelización que lleguen a la vida, integrar a padres y madres en el proceso pastoral, salir de las zonas de confort y abrirse a lo diverso, salir de las estructuras conocidas y seguras, para transformar el liderazgo pastoral en más vivencial y relacional, partiendo de la realidad del joven, escuchándolo.
Quizás deberíamos enmarcar los “10 mandamientos de la Pastoral Juvenil en EEUU” y colgarlos en toda oficina pastoral y parroquial del país.
¿Qué hace la Iglesia?
Como expresáramos arriba, ya algunos obispos, sacerdotes, laicos y religiosas están trabajando la pastoral juvenil desde el contacto directo con los jóvenes. Exaudi consultó sobre el tema a Paul Jarzembowski, responsable del departamento de Jóvenes y Adultos Jóvenes, y Mar Muñoz-Visoso, directora ejecutiva de la Secretaría de Diversidad Cultural en la Iglesia, ambos de USCCB, para saber cómo se está enfrentando la pastoral juvenil desde el Episcopado.
Jarzembowski expresó que “la Iglesia está respondiendo a los desafíos presentados por el Diálogo Nacional a través de varias iniciativas de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, incluyendo los siguientes puntos:
– La formación de un grupo de trabajo especial de los obispos sobre los jóvenes y los adultos jóvenes.
– El compromiso de los obispos , los líderes del ministerio y los adultos jóvenes en una conversación intercultural de tres años.
– El proceso de movilización llamado “Journeying Together”.
– Siguiendo el liderazgo del Papa Francisco al establecer recientemente el domingo de Cristo Rey como el nuevo día mundial de reconocimiento y celebración de los jóvenes en nuestras parroquias y comunidades locales”.
Y continuó, marcando la necesidad de la apertura a la realidad de los jóvenes, expresando que “todos estos esfuerzos demuestran que el camino a seguir en lo que respecta a los jóvenes y los adultos jóvenes debe ser un acompañamiento genuino, y que es esencial la construcción de la confianza entre las generaciones y las culturas en nuestras comunidades.
Los jóvenes quieren saber que la Iglesia les ve y se preocupa verdaderamente por ellos, independientemente de su pasado o su nivel de compromiso en la práctica de la fe. Todos estos esfuerzos son procesos y esto es algo que hemos aprendido del Diálogo Nacional y de Christus Vivit: a saber, que nuestro viaje con los jóvenes, mientras todos caminamos hacia Cristo, cada uno a nuestra manera, llevará tiempo, inversión, intencionalidad y perseverancia… pero al final, tenemos la esperanza de lo que viene”, añadió.
Los jóvenes piden comunidad, ser escuchados
Por su parte, Muñoz-Visoso remarcó que “el informe final del Diálogo Nacional confirma la intuición del Sínodo y del papa Francisco en Christus Vivit. Los jóvenes nos piden que les escuchemos y que les acompañemos en su caminar, dejándoles ser protagonistas de su historia y sin dictar desde afuera, desde el balcón, soluciones a problemas que no entendemos y que no hablan a su realidad.
Nos piden que nos involucremos, nos piden autenticidad, pero sobre todo buscan crear comunidad, tanto en persona como comunidades virtuales, espacios propios donde sus inquietudes y preocupaciones sean escuchadas, donde sientan que pueden contribuir sus ideas, dones y talentos, y se refuerce su sentido de pertenencia y crecimiento en la fe, porque esta habla a sus realidades cotidianas, desafiándolos y desafiándonos”.
Journeying Together, iniciativa que baja a la realidad
Sobre los procesos de integración juvenil, expresa la responsable de Diversidad del Episcopado que “a través de la iniciativa “Journeying Together” -Caminando Juntos-, nuestra secretaría, en colaboración con personal de los departamentos de Juventud, Educación, Evangelización y, más recientemente también Vocaciones, está reuniendo a jóvenes y agentes de la pastoral juvenil y universitaria con numerosos obispos interesados en un proceso de diálogos interculturales.
El objetivo es que la Buena Noticia del Evangelio y la visión de Christus Vivit llegue a los jóvenes de todos los grupos culturales y socioeconómicos y promover una conversión en los adultos responsables que lleve a una pastoral más auténtica y efectiva”.
Y cierra: “En un momento en el que el país se encuentra dividido por ideologías, acrimonia, odio, violencia y racismo, los jóvenes, junto con sus obispos, nos están dando un ejemplo de lo que es posible a través del diálogo y el acompañamiento mutuos para soñar y planear juntos un futuro mejor. ¡El camino sinodal funciona!”.
El clero, ¿acusará recibo?
¿Será que los obispos, los sacerdotes, los agentes pastorales, catequistas y comunicadores acusaremos recibo de lo que adolescentes y jóvenes adultos requieren en forma insistente, recurrente?
¿Será que reaccionaremos, y tomaremos las 10 sugerencias como básicas para implementar en las diócesis, parroquias, instituciones varias y movimientos, comprendiendo el punto central del vínculo comunitario humano, testimonial, como camino a la conversión personal en Jesús y al crecimiento en la fe?
El Informe del Diálogo Nacional no deja dudas. Eso es lo que están esperando los jóvenes. El futuro de la Iglesia está en juego. De todos depende que podamos ser una Iglesia de mujeres y hombres auténticos, de acogida, de abrazo, de hermanos, de comunidad, y de esta forma, hacerla atractiva para todos los jóvenes y familias.
Todo lo demás que tiene la Iglesia para ofrecer, se convertirá en parte de ese gran amor.