El pasado martes 1 de junio de 2021 tuvo lugar el primer día de trabajos de la asamblea de emergencia sobre migración de los obispos de Estados Unidos en el Seminario Mudelein, Chicago, acto en el que participaron también prelados de México y Centroamérica, así informó ayer, 3 de junio de 2021, la diócesis de Tucson.
El encuentro, que reunió a más de 20 prelados, representantes de la Santa Sede y líderes de organizaciones católicas, presenta el objetivo es diseñar una respuesta para acoger a inmigrantes por parte de miembros de la Iglesia católica en sus respectivas. También se pretende involucrar en el dialogo a obispos de Centroamérica y México. Durante la apertura, se leyeron, en una mesa de súplicas frente a una estatua de Nuestra Señora de Guadalupe, algunas oraciones escritas por niños migrantes.
Unión más allá de las fronteras
“Veamos cómo podemos unirnos más allá de las fronteras, colaborar en nuestros diferentes roles, responsabilidades, y ministerios, levantar nuevamente la voz moral de la iglesia con quienes toman decisiones en este momento crítico en defensa de los derechos y la dignidad de aquellos que se ven obligados a huir”, expresó el obispo de El Paso, Texas, Mons. Mark J. Seitz.
El prelado añadió que “este es un momento decisivo para nosotros. Este momento invita a una respuesta audaz de la iglesia, basada en el espíritu y en la fidelidad al Evangelio”, y que, “así como no podemos cerrar los ojos ante la maldad del aborto, de igual forma no podemos cerrar los ojos ante el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y el desprecio por sus derechos humanos”.
Mons. Seitz declaró que la sociedad, incluido el gobierno, esperaba que la iglesia proporcionara una brújula moral para enfrentar los desafíos que presenta la inmigración: “Creo que existe la oportunidad de dejar de lado las viejas formas fallidas de responder a la migración con barreras y armas de guerra (…) Es hora de buscar nuevos caminos y comprensión del lugar de la migración dentro de la historia humana”.
Camino de solidaridad
Monseñor José H. Gómez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), manifestó la necesidad de “encontrar un camino a seguir que esté arraigado en la solidaridad y la fraternidad y que respete los derechos y la dignidad de todo migrante como hijo de Dios hecho a su imagen”.
“Entonces, mientras reflexionamos, estoy seguro de que veremos que no podemos ser indiferentes ante los sufrimientos del inmigrante, del refugiado, o de cualquier otro necesitado…Tenemos el deber de cuidarnos unos a otros, para llorar con aquellos que lloran y para levantar a aquellos que han caído”, apuntó.
La inmigración se pasa por alto
Tal y como indica la nota, en su intervención, Mons. Charbonneau se detuvo a mirar la mesa llena de oraciones de los niños, y dijo que “no podemos ignorar esta realidad”, y que que la inmigración, entre tantos problemas inmediatos que enfrenta Centroamérica, es un tema que se pasa por alto.
El obispo Dorsonville, presidente del Comité de Migración de la USCCB, afirmó que esperaba una mejor comunicación y cooperación con los obispos de la región porque, así como las personas tienen derecho a migrar, también tienen derecho a poder permanecer en sus países de origen.
En su homilía en la Misa de apertura antes de la reunión, el cardenal Cupich pidió a los prelados que consideraran cómo llevar los mensajes recopilados de la reunión a sus respectivas regiones porque se necesitará la ayuda de otras diócesis de Estados Unidos para dar a inmigrantes la bienvenida que se merecen. También exhortó a la cooperación con los funcionarios del gobierno para trabajar en el tema.
“Nosotros también tenemos que respetarlos. Nosotros también tenemos que pensar lo mejor de ellos y, sin embargo, al mismo tiempo, no permitirnos estar descontentos, no esperar lo peor, incluso cuando nos decepcionen”, remarcó.
Participación
En la reunión estaban presentes los cardenales estadounidenses Blase J. Cupich de Chicago y Joseph W. Tobin de Newark, Nueva Jersey; el obispo auxiliar Mario E. Dorsonville, de Washington; Mons. Oscar Cantú, obispo de San José, California; Mons. Gustavo García-Siller, arzobispo de San Antonio; el padre Robert Stark de la Sección de Migrantes y Refugiados del Vaticano; y el arzobispo de Los Ángeles, Mons. José H. Gómez, presidente de la USCCB.
Participaron también los líderes católicos Sean Callahan, presidente y director ejecutivo de Catholic Relief Services; Anna Gallagher directora ejecutiva de Catholic Legal Immigration Network Inc.; Anthony Granado, vicepresidente de relaciones gubernamentales, Catholic Charities USA; el padre jesuita Rafael Moreno, coordinador regional de Jesuit Migration Network; y la hermana Normal Pimentel, misionera de Jesús y directora ejecutiva de Catholic Charities del Valle del Río Grande en Brownsville, Texas.
Igualmente, el acto acogió a obispos del llamado “Triángulo del Norte”, de donde provienen muchos migrantes a Estados Unidos. Acudieron el Mons. Guido Charbonneau, obispo de Choluteca, Honduras; el obispo salvadoreño Mons. Oswaldo Escobar de Chalatenango; el arzobispo mexicano de Yucatán, Mons. Gustavo Rodríguez Vega; y el obispo auxiliar Alfonso Miranda Guardiola de Monterrey.