El padre Jorge Miró comparte con los lectores de Exaudi su comentario sobre el Evangelio de hoy, 07 de agosto de 2022 titulado “Estad preparados”.
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La Palabra nos invita a vivir la fe, a tener una mirada de fe sobre nuestra vida y sobre la historia. La fe no es una teoría que se aprende, sino una vida que se acoge y se disfruta.
En la fe, don de Dios, reconocemos que se nos ha dado un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es Jesucristo, el Espíritu Santo nos transforma, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría (cf. Lumen Fidei 7).
La segunda lectura nos habla de ello y nos muestra a Abrahán, padre de todos los creyentes: La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve… Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.
Lo que se pide a Abrahán es que se fíe de esta Palabra. La fe entiende que la palabra, cuando es pronunciada por el Dios fiel, se convierte en lo más seguro e inquebrantable que pueda haber. La fe acoge esta Palabra como roca firme, para construir sobre ella con sólido fundamento (cf. Lumen Fidei 9-10).
Tener fe es entrar en una historia de amor entre Dios y nosotros. Es haber descubierto que Dios te ama gratuitamente y empezar a responder a este Amor, que te precede y en el que te puedes apoyar para construir la vida: No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Es dejar que Dios pase cada día por tu vida y te encuentres con Él, que te ama, te desea, te busca.
Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado. El que cree, aceptando el don de la fe, es transformado en una creatura nueva, recibe un nuevo ser, un ser filial que se hace hijo en el Hijo. “Abbá, Padre”, (cf. Lumen Fidei 1 y 19).
Por eso, el Evangelio nos llama a estar despiertos, en vela, atentos porque el Señor viene a tu vida: Estoy a la puerta y llamo, si me abres entraré y cenare contigo (cf. Ap 3, 20).
A estar despiertos porque hoy el Señor pasa por tu vida: no estás solo; hoy el Señor te habla al corazón: pone luz en tu vida; hoy el Señor te regala el don del Espíritu Santo: lo hace todo nuevo; hoy el Señor te regala hermanos para caminar juntos hacia la meta del cielo.
Y hay que estar en vela porque vuestro enemigo el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar (cf. 1 Pe 5,8). Hay que estar atentos, porque el diablo quiere robarte, la fe, la comunidad, la vocación, la alegría, la esperanza… En definitiva quiere llevarte a la soledad, a la tristeza y a la desesperanza.
También esta Palabra nos invita a despegarnos de las cosas materiales, porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón, y a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre, y de nada le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde su alma.
¿Tú cómo estás? ¿Estás preparado para el encuentro con el Señor, que hoy está llamando a la puerta de tu vida?
¡Ven, Espíritu Santo!