Procesión multitudinaria, platicas espirituales sobre la misericordia, celebración eucarística y momentos de convivencia fraterna, caracterizaron el XIII Encuentro Nacional de la Divina Misericordia celebrado los días 23 y 24 de octubre en la ciudad de Logroño. Participaron numerosos grupos provenientes de las diócesis Valencia, Alicante, Albacete, Cáceres, Sevilla, Cuenca, Lleida, Tarragona…, entre otras. A continuación, compartimos la reseña que ofrece el P. Pedro Miret Giner.
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Terminamos de vivir un acontecimiento eclesial en España que, para muchos, podrá haber pasado desapercibido pero, el que ha supuesto un importante espaldarazo para vivir y difundir la espiritualidad de la Divina Misericordia; me estoy refiriendo al XIII Encuentro Nacional de la Divina Misericordia celebrado los días 23 y 24 de octubre en la ciudad de Logroño.
Después del “parón” obligatorio que tuvimos que vivir el pasado año 2020, por motivos de la pandemia de la COVID-19, he de confesar que el Comité Nacional y los organizadores, el grupo de apóstoles de la Divina Misericordia de Logroño, teníamos un poco de miedo sobre la posible participación de los diferentes grupos de la Divina Misericordia que existen en las distintas diócesis de España pero, una vez allí, pudimos comprobar la vitalidad de estos grupos y la importancia de tener estos encuentros anuales. Participaron grupos de casi todas las diócesis de España: Valencia, Alicante, Albacete, Logroño, Cáceres, Sevilla, Cuenca, Lleida, Tarragona…, entre otras.
Vía Crucis multitudinario por las calles de Logroño
El primer acto multitudinario que se celebró, fue el sábado a las tres de la tarde, hora de la Gran Misericordia, y se desarrolló por las calles de Logroño, el rezo de Vía Crucis. Iniciaba la procesión una grandísima imagen de Jesús misericordioso al que le seguían y acompañaban personas de todas las edades, clases sociales y hasta incluso de distintas nacionalidades. Fue un acto muy emotivo.
Terminado el Vía Crucis tuvo lugar el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia y, acto seguido pudimos disfrutar de una conferencia titulada: “Este es el tiempo de la misericordia. Claves del Diario de Santa Faustina”, pronunciada por D. Estanislao Martín Rincón. Tres claves estructurales. “Primera clave: Dios, Uno y Trino. En el Diario se habla sobre todo de Dios. Segunda clave: el hombre espiritual. Aunque términos como hombre, ser humano, persona humana y género humano, no tienen una frecuencia muy alta en el diario, si se ponen junto a los de alma, espíritu humano y corazón (como centro de la persona) vemos que se sitúan en segundo lugar, tras las referencias a Dios. Tercera clave: El bien. se evidencia fácilmente que el Diario de santa Faustina está escrito en clave de bien. Santa Faustina usa sobre todo palabras de salvación: Dios, misericordia, amor, etc., quedando muy lejos sus opuestas.” Terminada la conferencia celebramos juntos la eucaristía que presidió el Sr. Obispo emérito de Ponce (Puerto Rico), natural de Logroño. Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Félix Lázaro Martínez, Sch.P. Por la noche tuvimos Hora santa.
Misericordiosos en la oración
Al día siguiente, el domingo, lo empezábamos con una plática espiritual que tuve ocasión de dirigir yo, a todos los peregrinos, titulada: Misericordiosos en la Oración. Empecé definiendo bien qué es la oración y qué se entiende por oración cristiana, con el fin de distinguirla de otros tipos de espiritualidad entendida simplemente como un cultivo de la propia interioridad para que el hombre se encuentre consigo mismo, y que muchas veces no lleva a Dios. Terminado este primer punto después quise reflexionar sobre el modo de orar de Cristo. Él es el único camino que nos conduce al Padre. Sus hechos y dichos son la norma y el referente principal de la vida cristiana. El tercer punto de mi reflexión lo centré en las revelaciones de Jesús sobre la oración que aparecen en el diario de Santa Faustina. Aquí destaqué, entre otras ideas, la importancia de unir la oración al sacrificio silencioso, ofreciendo el dolor, el sufrimiento, el rechazo…, como una ofrenda de amor vivo a Dios y, por último, centré mi reflexión en la obra de misericordia espiritual: Orar por los vivos y por los difuntos: si supiéramos cuánto depende de esta obra de misericordia y cuánto bien se puede obtener del cielo para nuestros prójimos, entonces rezaríamos siempre, en todas las situaciones hablaríamos con Dios acerca de nuestras preocupaciones y alegrías.
Eucaristía y fraternidad
Terminada la plática celebramos la eucaristía en la S.I. Catedral de Logroño que fue presidida por el Administrador diocesano D. Vicente Robredo García. Al final del encuentro todos los peregrinos pudimos participar de una comida de fraternidad donde estrechamos lazos de amistad y compartimos las experiencias vividas en estos dos días, en los que Señor ha derramado abundantes gracias espirituales sobre todos los participantes. Regresamos a nuestras diócesis de origen con ganas de compartir con los nuestros, todo lo que habíamos visto y oído. ¡Ad multos annos!
