Los obispos de la Conferencia Episcopal de España (CEE) emitieron ayer, 9 de mayo de 2021, un mensaje de cara a la celebración del Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar el próximo domingo 23 de mayo, Solemnidad de Pentecostés, bajo el lema “Los sueños se construyen juntos”.
Al comienzo del documento, el Episcopado español señala que la jornada de este curso y también su lema se inspiran en el Congreso de Laicos, que recientemente cumplió su primer aniversario, y la Carta Encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco sobre la fraternidad y la amistad social.
Discernimiento
En el contexto actual marcado por la pandemia, manifiestan los prelados, “nos toca seguir remando como Iglesia, con el deseo de hacer realidad esos sueños expresados en el Congreso de Laicos, que nos invitaban a recorrer la senda del discernimiento y de la sinodalidad”.
“Debemos ser conscientes, desde el primer momento, de que estos sueños no son nuestros, sino de Dios para nosotros, para la Iglesia que peregrina en España y que desea llevar a cabo un renovado Pentecostés. Se trata de sueños que tienen una doble dimensión: ad intra de la Iglesia y ad extra, hacia la realidad de nuestro mundo actual. Y como los sueños son de Dios significa que nuestra actitud permanente como Iglesia debe ser la del discernimiento comunitario”, aclaran.
Sinodalidad
El otro gran sueño de Dios para la Iglesia, apuntan los obispos, es el de la sinodalidad, “que nos debe llevar a descubrir que somos un único Pueblo de Dios, pastores, vida religiosa y laicos, y que todos somos necesarios para llevar a cabo la tarea evangelizadora. Por el sacramento del bautismo, todos nos tenemos que sentir llamados y enviados, discípulos misioneros”.
Este sueño, prosiguen, “nos hace pensar en una Iglesia en la que los laicos no son ‘actores de reparto’ o secundarios, sino protagonistas, junto con los pastores y la vida religiosa, en la misión de anunciar el Evangelio de Jesucristo. Para ir haciendo realidad este sueño es imprescindible que evitemos caer en la tentación del clericalismo, en el que late la falsa idea de que los laicos son cristianos de segunda, confundiendo la promoción del laicado con su implicación solo en tareas intraeclesiales y de organización de la pastor”.
“El sueño de una Iglesia sinodal se traduce en una Iglesia en salida, del acompañamiento, de la fraternidad. Una Iglesia que busca crear puentes de diálogo, de encuentro con los que son y piensan diferente a nosotros, frente a una cultura del enfrentamiento, del
descarte”, afirman.
Por último, subrayan que el sueño de la sinodalidad “nos interpela también como Iglesia, y como laicado, a estar en el corazón del mundo, encarnando el mensaje evangélico del amor y la misericordia, impulsando la caridad política. Es necesario que volvamos a redescubrir que ‘lo propio y peculiar de los laicos’ es su compromiso en la vida pública”.