El anuncio por parte de dos equipos científicos sobre el avance en estructuras similares a embriones humanos, producidas a partir de células madre embrionarias ha generado cierta controversia. Y es que, en esta oportunidad, los embrioides se han desarrollado hasta 14 días después de la fertilización.
Ciertamente, estos trabajos podrían aportar datos interesantes en el estudio del desarrollo embrionario de los seres humanos en etapas aún desconocidas. Sin embargo, desde el punto de vista ético, dan origen a cuestionamientos importantes.
La descripción de estos trabajos preliminares que recoge la revista Nature en una reciente publicación se refiere a lo realizado por los equipos dirigidos por Magdalena Zernicka-Goetz de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, y el biólogo de células madre Jacob Hanna del Instituto Weizmann de Ciencia en Rejovot, Israel. Estos trabajos ya se habían presentado en reuniones científicas e hicieron noticia luego de la reciente reunión de la Sociedad Internacional para la Investigación de Células Madre en Boston, Massachusetts.
Las estructuras similares a embriones se formaron a partir de células madre embrionarias y consiguieron que algunas de esas células formaran la placenta y el saco vitelino. Estos, podríamos llamar, pseudoembriones presentan perfiles de transcripción genética similares a los de embriones humanos de 6 a 14 días, alcanzando el comienzo de la gastrulación en que aparecen las células de las que se formará el embrión entre la cavidad amniótica y el saco vitelino. Anteriormente, los científicos crearon modelos semejantes partiendo de células madre humanas y de animales. El pasado año, tanto el equipo de Hanna como el de Zernicka-Goetz, fabricaron este tipo de modelos mediante células de ratón y los desarrollaron hasta que se comenzaron a formar el cerebro y el corazón. En cambio, los modelos embrioides humanos llegaron a la etapa de gastrulación de unos 12 días posteriores a la fertilización, como asevera el biólogo de células madre Ali Brivanlou de la Universidad de Rockefeller en New York.
Actualmente, en algunos lugares, se aplica la norma de no dejar que un embrión humano se desarrolle más allá de los 14 días en el laboratorio, por lo que los investigadores en este tipo de trabajos suelen utilizar embriones de animales para el estudio de etapas más avanzadas. Por lo tanto, estos estudios no manifiestan lo que sucede en los seres humanos. Sin embargo, como los pseudoembriones a que nos hemos referido no están calificados como embriones, los investigadores tienen libertad para desarrollarlos sin límites. “Buscamos desarrollar una herramienta para hacer preguntas específicas sobre la segunda semana del desarrollo del embrión humano, ya que usar embriones humanos reales en la investigación es un desafío ético y técnico”, dice Zernicka-Goetz. El planteamiento es que se podría obtener importante información acerca del desarrollo embrionario con embrioides de más de 14 días e investigar así temas como las pérdidas que se producen en un embarazo o los defectos del desarrollo.
Esta competición por desarrollar modelos embrionarios que alcancen un mayor desarrollo hace surgir opiniones muy diversas sobre las hipótesis formuladas a partir de los diversos experimentos. Lo cierto es que los últimos trabajos no han sido revisados por pares y no sabemos si pasarán la prueba. En este sentido, Alfonso Martínez Arias, biólogo del desarrollo de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, España, expresa que no hay «nada» en los resultados descritos por Zernicka-Goetz y sus colegas que pueda tomarse como semejante a los embriones auténticos de 14 días. “Lo que podemos ver son masas de células separadas en compartimentos, pero ninguna organización similar a un embrión”, comenta. Además, opina que la sobreexpresión de determinados genes, necesaria para obtener tipos celulares extraembrionarios, «confunde lo que hacen las células». Por último, asegura que lo obtenido no supone un avance sobre trabajos previos. Efectivamente, Zernicka-Goetz es consciente de las limitaciones que presentan los modelos para el conocimiento del desarrollo embrionario, al declarar que “Estas estructuras no recapitulan todos los aspectos del embrión, sino que sirven como una herramienta complementaria para que estudiemos la diferenciación de tejidos específicos durante las etapas clave del desarrollo».
Todo esto ha sido la causa de que surja una discusión sobre los modelos embrionarios humanos y, concretamente, si estos embrioides debieran o no incluirse en la normativa sobre los embriones humanos. En este momento, estas estructuras objeto del trabajo de los equipos de Zernicka-Goetz y Hanna, no se rigen por la regla de los 14 días, pero están sujetas a las normas sobre células madre embrionarias humanas de las que provienen. Sin embargo, otros investigadores han logrado similares modelos mediante células pluripotentes inducidas, provenientes de tejidos adultos, a las que estas normas no les afectan. Por eso Robin Lovell-Badge, bióloga celular del Instituto Francis Crick de Londres, comenta que esos pseudoembriones “no están regulados en absoluto”.
Aunque nadie ha logrado hasta el momento fabricar modelos embrionarios que se puedan convertir en seres humanos, un reciente trabajo con embrioides de mono, si se instalaban en el útero, fue capaz de inducir el embarazo, que acabaría poco más tarde de manera espontánea. Por este motivo, determinados investigadores consideran que se hace necesaria una definición revisada de embrión que clarifique el asunto. Otros piensan que la finalidad de estos modelos es esquivar las restricciones que actualmente se imponen a la investigación con embriones humanos. “Estos modelos desafían la necesidad de apegarse a la regla de los 14 días”, dice Lovell-Badge. Y Martinez Arias comenta, a partir de las dificultades que supone el desarrollo de estos pseudoembriones, que fabricar modelos que alcancen los 21 días “no será fácil”. “Me sorprendería si [los modelos embrionarios humanos] pueden ir más allá”.
Desde la ética es fundamental el respeto de la vida humana desde su inicio, por lo que el uso de células madre embrionarias cuya obtención significa el exterminio del embrión del que provienen, no es justificable. Por otro lado, si en algún momento se consiguiera la producción de embriones humanos a partir de estas estructuras, cabrían dos posibilidades. En el caso de que provenga de células madre embrionarias, estaríamos destruyendo un ser humano para fabricar otro con la misma información genética, lo que no se justifica, aunque la finalidad utilitarista sea obtener importante información sobre el desarrollo embrionario humano, ya que el fin nunca justifica los medios.
En el caso de que estos modelos provinieran de células pluripotenciales inducidas, estaríamos clonando al ser humano del que se han obtenido las células y la clonación humana es claramente contraria a la ética ya que pone en riesgo la autoconciencia, la racionalidad y la libertad de ese individuo, porque está en riesgo la plenitud de su corporeidad y su propia vida. Además, afecta a la integridad que constituye su realidad corporal, modificando la identidad genética natural. Y todo esto lo hace por imposición, ejerciendo un dominio radical del hombre sobre el hombre.