Te voy a hacer una pregunta: imagínate que cumples todos los requisitos, que peregrinas, que cruzas la Puerta Santa, ya sea en San Pedro o en la catedral de tu ciudad. Ya ganaste la indulgencia plenaria. Pero, ¿y si después vuelves a pecar? Todos vamos a seguir pecando hasta el último día de nuestra vida.
Estoy hablando del pecado mortal, del pecado querido, de la materia grave. Si después te vuelves a dejar llevar por el hedonismo, el materialismo, la comodidad, si después te alejas otra vez un poquito de Dios, entonces, ¿realmente has comprendido el sentido del Año Jubilar?
La indulgencia no es el fin, sino el medio
La indulgencia plenaria es un gran regalo de Dios, pero el verdadero objetivo es alcanzar la santidad. Puede haber personas que nunca han ganado una indulgencia plenaria, pero han vivido en santidad. ¿Para qué quieres la indulgencia plenaria? Recuerda: el amor sepulta un sinfín de pecados.
¿Cómo alcanzar la santidad?
Fundamentalmente, hay seis pasos:
- Busca siempre a Dios. La santidad no es solo hacer el bien, no es solo comportarte correctamente. La verdadera santidad es buscar a Dios en la oración diaria y los sacramentos. Ese es el camino.
- Vive con amor. El amor lo cubre todo. Perdónalo todo, pero sin caer en la permisividad. Con los hijos, con los trabajadores, con tu esposo o esposa, hay momentos en los que es necesario exigir. Pero hazlo siempre con amor. Tus palabras, tus gestos, tus miradas deben reflejar ese amor.
- Sé humilde. Reconoce tus límites, admite tus errores y, en ocasiones, cede por el bien de la paz. Por supuesto, en cuestiones de fe y moral, no se trata de ceder. Hay situaciones en las que no se puede negociar, como la defensa de la vida. Sin embargo, en las pequeñas cosas del día a día, es fundamental aprender a ceder.
- Persevera en la fe. No te rindas cuando lleguen los tiempos difíciles. Muchos, ante las dificultades, dudan de Dios, pero la fe verdadera se fortalece en la prueba. No pierdas la esperanza.
- Sé ejemplo para los demás. No se trata de presumir de santidad, sino de vivirla con coherencia. Jesús nos dijo: Vosotros sois la luz del mundo, la sal de la tierra. Que tu vida refleje esa luz para los demás.
El Año Jubilar: Un impulso para la santidad
El verdadero significado del Año Jubilar no es solo ganar una indulgencia o atravesar una puerta, sino impulsarnos a vivir en santidad. Hagamos todo el bien que podamos y confiemos en la misericordia de Dios.
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