El valiente viaje que el Papa hizo a Irak en 2021, epicentro del genocidio cristiano, podía haber sido una magnífica oportunidad para que los medios de comunicación denunciaran el exterminio de los cristianos en ese país. No lo hicieron, ni entonces ni ahora.
Pudimos ver como el Papa visitaba las ruinas de numerosos templos y lugares cristianos que han sido destruidos por los islamistas, entre ellos, La Iglesia de San Jorge, la iglesia caldea de la Virgen María y la iglesia armenia de Mosul.
Lo que no hemos visto y ningún medio ha contado son los más de 450.000 cristianos exterminados sólo en Bagdad, allí había 600.000 cristianos, hoy, apenas quedan 150.000. Ha sido, y sigue siendo una campaña de exterminio en donde hay asesinatos en masa, violaciones, torturas y todo tipo de vejaciones antes de masacrarlos. Los incendios de las casas de los cristianos son otra barbarie más. Un genocidio en toda regla, al que nadie, excepto los cristianos, quiere llamarle genocidio. Parece ser que sólo es genocidio cuando no son cristianos.
Lo más grave, los medios, los políticos y la intelectualidad occidentales, mirando para otro lado. Son cómplices pasivos de lo que está ocurriendo.
¿Para qué sirven los organismos internacionales? Me estoy refiriendo a la ONU y al Parlamento Europeo, fundamentalmente. El Parlamento Europeo ha hecho alguna declaración reconociendo el genocidio cristiano, pero ante un exterminio de esta naturaleza, eso es muy poco. Tendría que haber hecho propuestas de protección a los cristianos, de sanciones a los países que les están masacrando, etc. La ONU, ni eso, ni siquiera ha hecho una declaración.
Lamentablemente, no es Oriente Medio la única zona geográfica donde se ha cometido y se sigue cometiendo el genocidio cristiano. En muchos países africanos y asiáticos, fundamentalmente donde impera el islamismo, los cristianos son perseguidos y, muchas veces asesinados.
Podemos señalar como países con persecución extrema además de Irak, a Irán, Afganistán, Pakistán, India, Yemen, Eritrea, Somalia, Libia y Nigeria. En la mayoría del resto de países africanos y asiáticos la persecución a los cristianos se puede considerar muy alta.
¿Por qué los medios de comunicación silencian el genocidio cristiano? ¿Qué explicación tiene que los medios oculten esta atrocidad? Habrá que pensar que, a alguien, con mucho poder, no le interesa que esto se sepa. Será un enemigo de los cristianos. Otra explicación no encuentro.
A pesar de ser Tierra de María, también en España tenemos nuestra persecución a los cristianos.
Se ha abierto la veda para derribar cruces y, ahí tenemos a ayuntamientos y diputaciones afilando la radial para abatir cruces a diestro y siniestro. Va ganando la Diputación de Cáceres. Parece ser que hay alguien allí que le molesta mucho eso de “amar a tu prójimo como a ti mismo” y quiere destruir todos los signos cristianos.
Hablando de cruces, cómo no, hace tiempo que tienen a La Santa Cruz del Valle de Los Caídos entre ceja y ceja. Es muy grande y a sus enemigos no les gusta verla desde todos los sitios.
No existe ningún argumento jurídico para derribarlas, muy al contrario, sí existen motivos legales para declarar contraria a derecho el abatimiento de las cruces como signo cristiano. Es un claro atentado contra la libertad religiosa.
Los ataques de la progresía a los principios y los valores cristianos son continuos.
Apelando a ese bodrio que es la ley de memoria histórica, una supuesta asociación de amigos de la memoria histórica, vamos, el Gobierno, ha solicitado el desalojo de los monjes Benedictinos del Valle de los Caídos. Tanto la Abadía como la Basílica son lugares sagrados en los que sólo puede tomar decisiones la Iglesia. El gobierno no tiene competencia alguna para ordenar ese desalojo.
Sé que la exhumación del féretro de Franco fue una situación tremendamente complicada para La Iglesia por las connotaciones políticas que pudieran haber tenido su postura en este tema.
En cuanto al desalojo de los monjes Benedictinos que pretende el gobierno, aquí no puede haber ninguna connotación política en la postura de la Iglesia, consecuentemente, no puede permitir que el gobierno se inmiscuya en sus competencias y, por tanto, no debe permitir semejante atropello.
Llama la atención que la progresía esté radicalmente en contra del cristianismo, que solo propugna el bien, y sin embargo, vean al totalitarismo islamista como su aliado. Será porque también son totalitarios.
Tranquilos, como he dicho antes, estamos en La Tierra de María y por eso contamos con su Amor y con el de su Hijo.
José Ignacio Echegaray, colaborador de Fundación Enraizados