El Evangelio nos habla de tres realidades que nuestra soberbia sociedad, en sus variadas vertientes, ha dado por superadas. De ahí el título de este escrito. Más allá de todo lo que alcance su significado, muchos pensadores creen que Dios no puede saltarse las leyes de la naturaleza e incluso les incomoda que lo hiciera en las escenas que narra el Evangelio.
Me atrevo a afirmar que a muchos puritanos, incluso les molesta que se hiciera hombre y mucho más que ahora tenga también actitudes humanas. Que se compadezca, que manifieste su amor, que se enfade o que reprenda. Imaginad, entonces, cómo se pondrán los descreídos descritos al decir que aún hoy hace milagros, que los milagros existen, y también, por supuesto, que existieron.
Lejos de contentarse con rechazarlo, dan un paso más, e intentan convencer a los que sí tenemos Fe, que nuestra Fe está anquilosada, que no debe ser tan «realista», o que no tiene sentido aquello que creemos. Dicen frases similares a que «Dios no castiga» (porque más bien prefieren ellos que no lo haga), «que lo del infierno no puede ser real» (y por tanto, las tentaciones del demonio tampoco). Para ello utilizan circunloquios similares a que «el verdadero infierno está aquí», o que «un Dios bueno no podría permitir nunca un infierno eterno». Contrarrestar todo esto, se puede hacer con el Catecismo de Primera Comunión, con algo de formación o, sencillamente, con el Evangelio de hoy. Pero, antes de todo eso, con sentido común.
-Oye, ¿que tú no te lo crees? -Pues sí que lo siento pero, ¿te molesta que yo sí que me lo crea? Pues déjame tranquilo, anda.
Tantas veces quizás les duele que tengamos los demás Fe, o porque ellos la perdieron, o porque no tienen argumentos convincentes ante la claridad de la Fe viva y vivida.
Dicho esto, los tres punto que dan por superados, incluso dentro de la Iglesia católica son:
- Los milagros no existen, Jesús podía hacerlos, pero se exageran en los libros canónicos y, por supuesto, ahora ya no se hacen.
- El diablo no existe, las liberaciones demoníacas eran procesos de calma de esquizofrenias o similares.
- Ya no buscamos a Jesús.
La conclusión es que debemos recuperar el «Todo el mundo te busca». Tan importante hoy y siempre. Una religión que no es Cristocéntrica, acaba de forma sectaria o, directamente estéril. El diablo claro que existe, y deberían acudir a un exorcismo todas las personas que lo niegan. Sería para ellos una inyección de Fe. Y, por último, hay milagros todavía, documentados por la medicina. Hubo milagros como, claramente, describe el Evangelio, y aquellos que no lo creen, simplemente se ponen una venda en los ojos, o se dejan vencer por la ignorancia. Si son descreídos (que antes creyeron y ahora no), normalmente van inmersos en soberbia, y deben darse pasos anteriores a querer convencerlos. Es mejor no perder el tiempo.
Creo que el texto evangélico habla por sí solo: 29Y enseguida, al salir ellos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. 30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. 31Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. 32Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. 33La población entera se agolpaba a la puerta. 34Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. 35Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. 36Simón y sus compañeros fueron en su busca y, 37al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca». 38Él les responde: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido». 39Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.