En sus palabras a los organizadores del Festival Intercultural de Giavera del Montello, a quienes recibió en audiencia el sábado 27 de noviembre de 2021, el Papa Francisco destacó: “Quien llama a tu puerta es Dios. Ábrelo y deja tu lugar para él” al referirse al recibimiento a los inmigrantes. El Festival de Giavera es un evento que promueve el diálogo y el encuentro entre pueblos y culturas a través del arte, los debates y los testimonios.
Festival de Giavera: Lugar de encuentro y diálogo
El Santo Padre señala “su impresión” al leer la lista de asociaciones y grupos de inmigrantes que participan en esta iniciativa y la llevan adelante: “¡se ve que la casa de la que hablaba el Padre Bruno, su casa de acogida, es una casa con muchas ventanas abiertas al mundo!”. Así, Francisco destaca que el Festival de Giavera se ha convertido “en una encrucijada, un lugar de encuentro, de diálogo, de conocimiento mutuo. También es un lugar donde podemos compartir la esperanza, el sueño de un mundo más fraternal”.
Para el Papa, “es hermoso y muy significativo que vuestro Festival haya nacido y renazca siempre de una experiencia de convivencia. No nace en una mesa, sobre la base de un proyecto ideológico, sino de días, meses, años de compartir con los migrantes”.
Cultura de la acogida frente a una cultura del descarte
Su Santidad describió también que la iniciativa del Festival nace “del deseo de dar a conocer su experiencia, de hacerla circular en el tejido social, de contribuir a difundir una cultura de la acogida. Una cultura de la acogida frente a una cultura del descarte” y, añadió: “¡Hay una gran necesidad de esto!”.
Por otro lado, el Pontífice recordó que “objetivamente, el fenómeno es muy complejo y, por desgracia, hay grupos criminales que se aprovechan de él; los migrantes corren el riesgo de ser explotados incluso en los conflictos geopolíticos. Entonces dejan de ser personas y se convierten en números”.
“Quien llame a tu puerta debes abrirle, porque es Dios”
Asimismo, el Obispo de Roma remitió a un encuentro que tuvo con el primer ministro de Albania en el que este habló de la primera Constitución de dicho país: Esta “decía que a quien llame a tu puerta debes abrirle, porque es Dios. Y a partir de ahí, la humanidad que tienen los albaneses al recibir a los inmigrantes. Este pensamiento me conmovió: quien llama a tu puerta es Dios. Ábrelo y deja tu lugar para él”.
Igualmente, El Papa Francisco habló de “una de las imágenes que habéis traído, sobre las torturas que sufren los migrantes cuando esos traficantes los atrapan. Y esto está ocurriendo hoy. No podemos cerrar los ojos. La dignidad de las personas”.
Por último, el Sucesor de Pedro sugirió a los presentes “que toméis como modelo a Abraham, a quien Dios llamó a partir y que siguió siendo un emigrante durante toda su vida. Abraham es un ‘padre’ que, como cristianos, compartimos con los judíos y los musulmanes, pero es una figura con la que pueden reconocerse todos los hombres y mujeres que ven la vida como un viaje en busca de la tierra prometida, una tierra de libertad y de paz, en la que puedan vivir juntos como hermanos”.
A continuación, sigue el texto completo por la Oficina de Prensa de la Santa Sede y traducido del italiano por Exaudi.
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Discurso del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas
Gracias por haberme hecho partícipe de la experiencia de vuestro Festival, también a través de las palabras del P. Bruno, al que doy las gracias de todo corazón, pero sobre todo por vuestra presencia, por vuestros rostros. Bienvenido.
Me impresionó leer la lista de asociaciones y grupos de inmigrantes que participan en esta iniciativa y la llevan adelante: ¡se ve que la casa de la que hablaba el Padre Bruno, su casa de acogida, es una casa con muchas ventanas abiertas al mundo! Así, el Festival de Giavera se ha convertido en una encrucijada, un lugar de encuentro, de diálogo, de conocimiento mutuo. También es un lugar donde podemos compartir la esperanza, el sueño de un mundo más fraternal.
Es hermoso y muy significativo que vuestro Festival haya nacido y renazca siempre de una experiencia de convivencia. No nace en una mesa, sobre la base de un proyecto ideológico, sino de días, meses, años de compartir con los migrantes. Con sus historias, sus problemas, y sobre todo con su bagaje de humanidad, tradiciones, cultura, fe…
Y luego, y esto es cierto, vuestra iniciativa nace del deseo de dar a conocer su experiencia, de hacerla circular en el tejido social, de contribuir a difundir una cultura de la acogida. Una cultura de la acogida frente a una cultura del descarte. ¡Hay una gran necesidad de esto! Porque la realidad de la migración en nuestro tiempo ha adquirido características que a veces pueden ser aterradoras.
Objetivamente, el fenómeno es muy complejo y, por desgracia, hay grupos criminales que se aprovechan de él; los migrantes corren el riesgo de ser explotados incluso en los conflictos geopolíticos. Entonces dejan de ser personas y se convierten en números. Por eso son más necesarios que nunca los lugares en los que los rostros, las historias, las canciones, las oraciones y el arte de los emigrantes se sitúan en el centro.
Esta mañana he recibido al primer ministro de Albania y me decía que la primera constitución de Albania, ¿hace cien años? Decía que quien llame a tu puerta debes abrirle, porque es Dios. Y a partir de ahí, la humanidad que tienen los albaneses al recibir a los inmigrantes. Este pensamiento me conmovió: quien llama a tu puerta es Dios. Ábrelo y deja tu lugar para él.
Esta forma de ver la realidad de las migraciones no significa ocultar o ignorar las dificultades y los problemas. ¿Quién los conoce mejor que vosotros y puede dar testimonio de ellos? Por eso, es importante que sus experiencias se pongan también al servicio de la buena política, para ayudar a quienes tienen responsabilidades de gobierno a nivel local, nacional e internacional a tomar decisiones que sepan siempre combinar el sano realismo con el respeto a la dignidad de las personas.
He visto una de las imágenes que habéis traído, sobre las torturas que sufren los migrantes cuando esos traficantes los atrapan. Y esto está ocurriendo hoy. No podemos cerrar los ojos. La dignidad de las personas. Por ello, su festival, al igual que otras iniciativas similares en Italia y en varios países, no debe reducirse a un evento folclórico o a una reunión de idealistas.
No, lo digo también como punto de reflexión y verificación para ustedes mismos. Podemos preguntarnos, después de treinta años: ¿ha conseguido nuestra experiencia, y en qué medida, influir en las decisiones políticas, en el diálogo con las instituciones y con la sociedad civil? Me parece importante hacer esta pregunta.
Queridos amigos, ante todo, doy gracias al Señor con vosotros por el camino que os ha dado para hacer en estos años a través de la experiencia del Festival. Os deseo que sigan adelante con un espíritu siempre renovado. Os sugiero que toméis como modelo a Abraham, a quien Dios llamó a partir y que siguió siendo un emigrante durante toda su vida. Abraham es un “padre” que, como cristianos, compartimos con los judíos y los musulmanes, pero es una figura con la que pueden reconocerse todos los hombres y mujeres que ven la vida como un viaje en busca de la tierra prometida, una tierra de libertad y de paz, en la que puedan vivir juntos como hermanos.
Gracias por su visita. Que el Señor os bendiga y que la Virgen os proteja. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.