Como nos tiene acostumbrados el Papa Francisco, no podía faltar un pequeño encuentro no programado durante su visita. Tras la Santa Misa en el estadio de Nicosia, de hecho, el Papa tuvo dos breves encuentros que no estaban incluidos en el programa oficial del viaje. A su regreso a la Nunciatura, el Pontífice se reunió brevemente con el gran rabino de Chipre. A través de él, el Papa envió un saludo a la comunidad judía chipriota, que según las estimaciones de 2018 era de unos 3.500 fieles. El rabino regaló al Papa un moderno candelabro de siete brazos.
Tras el gran rabino, Francisco saludó a la directora de la prisión de Chipre, que le llevó un saludo y un regalo de los reclusos, entre los que se encuentran inmigrantes encarcelados por estar indocumentados.
Tras un almuerzo privado en la Nunciatura, por la tarde, a las 16 hora local, el Santo Padre celebrará el último encuentro oficial del programa en este segundo día en Nicosia. En la iglesia parroquial de la Santa Cruz de Nicosia se reunirá con un grupo de migrantes con los que mantendrá un encuentro de oración ecuménica. Según un anuncio del gobierno chipriota, se espera que el Santo Padre se lleve a algunos de los refugiados a Roma, como hizo en su primer viaje a Lesbos.