“Hoy hago un llamamiento también a la comunidad internacional, pidiendo que ayude al Líbano a realizar un camino de ‘resurrección’, con gestos concretos, no solamente con palabras, sino con gestos concretos”, ha expresado el Papa Francisco.
A un año de la terrible explosión acaecida en el puerto de Beirut, capital del Líbano, el 4 de agosto de 2020, el Santo Padre ha rememorado esta tragedia “que provocó muerte y destrucción” al final de la audiencia general, antes de su saludo a los fieles de lengua italiana.
Francisco ha dirigido su pensamiento “a ese querido país, sobre todo a las víctimas, a sus familias, a los muchos heridos y a los que perdieron la casa y el trabajo, y muchos que perdieron la ilusión de vivir”. Asimismo, recordó que en la Jornada de Oración y Reflexión por el Líbano del pasado 1 de julio, “junto a los líderes religiosos cristianos, escuchamos las aspiraciones y las expectativas del pueblo libanés, cansado y decepcionado, e invocamos a Dios luz de esperanza para superar la dura crisis”. Tras el citado llamamiento a la comunidad internacional, deseó “que en tal sentido sea fructífera la Conferencia que se está celebrando, promovida por Francia y las Naciones Unidas”.
Finalmente, el Papa ha transmitido a los libaneses que su deseo de ir a visitarlos “es grande” y que no se cansa “de rezar por vosotros, para que el Líbano vuelva a ser un mensaje de fraternidad, un mensaje de paz para todo Oriente Medio”.
Explosión en Beirut
Tal y como informa Vatican News, en la explosión de hace un año murieron 207 personas y más de 6.000 personas resultaron heridas. La detonación fue provocada por un incendio en un almacén del puerto donde se guardaban casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio, que llegaron a Beirut en 2013 a bordo de un buque mercante.
Las investigaciones sobre la responsabilidad de este suceso han sido lentas, debido a la crisis política del país, al mismo tiempo que los problemas económicos, sociales e incluso sanitarios, como la pandemia del coronavirus, se agravan cada vez más.