Oración y obras de caridad, para hacer de las comunidades religiosas «umbrales» a través de los cuales las familias «devastadas por la guerra y la violencia» puedan encontrar refugio, «esperanza y paz en Cristo Salvador». Con este deseo, el Papa Francisco ha saludado a las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, en la mañana de hoy, 4 de diciembre, en el Aula Pablo VI. La ocasión es el 150 aniversario de la congregación, un hito que el Papa enmarca a la vez como «motivo de gratitud» por las gracias recibidas, pero también como «ocasión» para una renovación espiritual bajo el signo del «alegre servicio al Señor».
Espera paciente y esperanzada
El aniversario, que cae al comienzo del tiempo de Adviento, «con su espera paciente, llena de esperanza en las promesas del Señor», es un modelo para «aumentar nuestra confianza en la providencia de Dios». Francisco les ha exhortado a la colaboración entre las distintas misiones de la congregación, unidas por la contemplación de Jesús, «especialmente en el Santísimo Sacramento y en las personas a las que servís».
Comunidades para las familias
El aniversario, subraya el Papa, coincide también con el Jubileo, un tiempo precioso «para hacer balance de nuestra vida», como individuos y como miembros de una comunidad. Un tiempo que es también una oportunidad para reflexionar y escuchar «lo que el Espíritu Santo nos dice hoy». Un recogimiento que supone un corazón abierto a un «encuentro auténtico y personal con el Señor Jesús, “puerta” de nuestra salvación».
Gracia que se convierte en alegría
Francisco no deja de recordar a las «muchas» familias «desplazadas de sus hogares, o que han huido de sus países», exhortando a los religiosos a trabajar «por los que viven en todo tipo de dificultades». «Invoco de corazón sobre todos vosotros la bendición del Señor», concluye el Papa. «Que su gracia sea vuestra alegría»