El Papa: Jesús habla de la autoridad en términos de abnegación y servicio humilde

Palabras del santo Padre en el Ángelus

A las 12.00 horas de hoy, el Santo Padre Francisco se asomó a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los cerca de 18.000 fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro.

Francisco destacó la actitud hipócrita, denunciada por Cristo, de algunos escribas, que «tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismo» se arrogaban privilegios y se comportaban «como corruptos», aprovechándose a espaldas de los demás, «cometiendo injusticias y garantizando la impunidad». Desempeñar papeles de poder, en cambio, significa sacrificarse, indicó el Pontífice, ayudar a las personas a levantarse, especialmente a las más necesitadas.

Estas fueron las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

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Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz domingo!

Hoy el Evangelio de la liturgia (cf. Mc 12,38-44) nos habla de Jesús que, en el templo de Jerusalén, denuncia ante el pueblo la actitud hipócrita de algunos escribas (cf. vv. 38-40).

A estos últimos se les había confiado un papel importante en la comunidad de Israel: leían, transcribían e interpretaban las Escrituras. Por eso se les tenía en gran estima y el pueblo les rendía reverencia.

Sin embargo, más allá de las apariencias, su comportamiento a menudo no se correspondía con lo que enseñaban. No eran coherentes. De hecho, algunos, amparándose en el prestigio y el poder de que gozaban, miraban a los demás «desde arriba » -esto es muy feo, mirar al otro desde arriba-, se daban aires de grandeza y, escondiéndose tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismo, se arrogaban privilegios e incluso llegaban a cometer auténticos robos contra los más débiles, como las viudas (cf. v. 40). En lugar de utilizar la función de la que estaban investidos para servir a los demás, la convirtieron en instrumento de arrogancia, de manipulación. E incluso la oración corría el riesgo de dejar de ser para ellos un momento de encuentro con el Señor y convertirse en una ocasión para ostentar una respetabilidad y una piedad fingidas, útiles para atraer la atención de la gente y obtener su aprobación (cf. ibíd.). Recordemos lo que dice Jesús sobre la oración del publicano y del fariseo (cf. Lc 18,9-14).

Ellos -no todos- se comportaban como corruptos, alimentando un sistema social y religioso en el que era normal aprovecharse a espaldas de los demás, especialmente de los más indefensos, cometiendo injusticias y asegurándose la impunidad.

De esas personas Jesús recomienda alejarse, «tener cuidado» (cf. v. 38), no imitarlas. Al contrario, con su palabra y su ejemplo, como sabemos, enseña cosas muy distintas sobre la autoridad. Habla de ella en términos de abnegación y servicio humilde (cf. Mc 10,42-45), de ternura maternal y paternal hacia las personas (cf. Lc 11,11-13), especialmente hacia los más necesitados (Lc, 10,25-37). Invita a quienes están investidos de ella a mirar a los demás, desde su posición de poder, no para humillarlos, sino para levantarlos, dándoles esperanza y ayuda.

Así pues, hermanos y hermanas, podemos preguntarnos: ¿cómo me comporto en mis ámbitos de responsabilidad? ¿Actúo con humildad, o me enorgullezco de mi posición? ¿Soy generoso y respetuoso con las personas, o las trato con rudeza y autoridad? Y con más frágiles, ¿estoy cerca de ellos, puedo agacharme para ayudarles a levantarse?

Que la Virgen María nos ayude a combatir en nosotros la tentación de la hipocresía -Jesús les dice «hipócritas», la hipocresía es una gran tentación-, y nos ayude a hacer el bien sin apariencias y con sencillez.


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Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas

Ayer fue proclamado beato en Sevilla el padre José Torres Padilla, cofundador de la Congregación de las Hermanas de la Compañía de la Cruz. Vivió en la España del siglo XIX y se distinguió como sacerdote confesor y guía espiritual, dando testimonio de una gran caridad con los necesitados. Que su ejemplo sostenga sobre todo a los sacerdotes en su ministerio. ¡Aplaudamos al nuevo Beato!

Hace tres años se lanzó la Plataforma de Acción Laudato Si’. Doy las gracias a todos los que trabajan en favor de esta iniciativa. A este respecto, espero que la Conferencia sobre el cambio climático COP 29, que comienza mañana en Bakú, contribuya eficazmente a la protección de nuestra casa común.

Estoy cerca de la población de la Isla de Flores, en Indonesia, afectada por la erupción de un volcán; rezo por las víctimas, sus familias y los desplazados. Y renuevo mi recuerdo por la población de Valencia y de otras partes de España, que están afrontando las consecuencias de las inundaciones. Les hago una pregunta: ¿han rezado por Valencia? ¿Han pensado en hacer alguna contribución para ayudar a esas personas? Es sólo una pregunta.

Las noticias que llegan de Mozambique son preocupantes. Invito a todos al diálogo, a la tolerancia y a la búsqueda incansable de soluciones justas. Recemos por toda la población mozambiqueña, para que la situación actual no les haga perder la fe en el camino de la democracia, la justicia y la paz.

Y sigamos rezando, por favor, por la atormentada Ucrania, donde también se ven afectados hospitales y otros edificios civiles; y recemos por Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán. Recemos por la paz en todo el mundo.

Hoy la Iglesia italiana celebra el Día de Acción de Gracias. Expreso mi gratitud al mundo de la agricultura y animo a cultivar la tierra para preservar su fertilidad también para las generaciones futuras.

Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos. En particular, a los fieles de Kazajstán, Moscú, Nueva York, Bastia (Córcega), Beja y el Algarve en Portugal, Varsovia, Lublin y otros lugares de Polonia. Saludo al Comité promotor del Pacto Educativo Global con representantes de numerosas universidades católicas; saludo a los confirmandos de Empoli; a los voluntarios del Banco de Alimentos y a la Banda italiana del Arma Trasporti e Materiali. ¡Esperemos que luego la banda nos haga escuchar algo bueno!

Y les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no olvidéis rezar por mí. Buen provecho y ¡hasta luego!