El Papa Francisco ha nombrado al nuevo Predicador de la Casa Pontificia, el padre Roberto Pasolini, de 53 años, capuchino. Este nombramiento es significativo ya que el cargo de Predicador de la Casa Pontificia es una posición clave en la curia romana, responsable de predicar en los tiempos de Cuaresma y Adviento, así como en otras ocasiones especiales del año litúrgico.
Pasolini, de 53 años celebrado el 5 de noviembre, nacido en Milán, pertenece a la Orden Franciscana de los Frailes Menores Capuchinos desde el 7 de septiembre de 2002 y fue ordenado sacerdote en 2006. Fue profesor de lenguas bíblicas y de Sagrada Escritura en la Studio Theologico Laurentianum Interprovinciale de los Frailes Menores Capuchinos en Milán y Venecia, hoy enseña exégesis bíblica en la Facultad de Teología de Italia del Norte en Milán, colaborando con la Arquidiócesis Ambrosiana en la formación de profesores de religión y con la Conferencia Italiana de Superiores Mayores. Una actividad, esta académica, que el nuevo predicador combina con una intensa actividad pastoral: encuentros de formación, predicación de retiros y ejercicios espirituales, acompañamiento espiritual y también iniciativas caritativas entre los grupos más frágiles de la sociedad que lleva a cabo junto a las novicias de las que es un formador. También es autor de varios artículos y libros sobre espiritualidad bíblica y analiza con interés las nuevas tecnologías, los nuevos medios de comunicación como los podcasts y las oportunidades de la Inteligencia Artificial. Quizás alguna reminiscencia de cuando era un joven informático, también involucrado en política en esos años antes de descubrir -como reveló en una entrevista en el programa Soul de TV2000- que las ideologías no hacen al hombre más libre. La única libertad viene de Dios porque «la verdadera libertad es liberarse del sentimiento de culpa, porque la redención de Cristo ha restablecido el vínculo del bien con Dios», afirmó.
Cuarenta y cuatro años de sermones, cada Cuaresma y cada Adviento, ante tres Papas y la Curia Romana. Probablemente uno de los encargos más duraderos en el Vaticano fue el desempeñado como predicador de la Casa Pontificia por el padre Raniero Cantalamessa, el célebre capuchino de 90 años que se convirtió en un referente espiritual no sólo dentro de las Murallas Leoninas, sino también para millones de italianos con sus libros, sus lecciones y sus programas de televisión. Hoy, sábado 9 de noviembre, Cantalamessa finaliza el mandato que le confió Juan Pablo II en 1980 y continuado por Benedicto XVI y Francisco, el Papa que en 2020 también quiso concederle la púrpura (que Cantalamessa aceptó, pero pidiendo conservar el hábito franciscano).
Un legado ciertamente importante lo hereda el sucesor, nombrado hoy por el Pontífice: el capuchino Roberto Pasolini. Pero para un fraile que imparte catequesis en los Navigli, en medio de la vida nocturna milanesa, que también participa desde hace años en comedores sociales, en la pastoral entre las prisiones y los discapacitados y en la distribución de alimentos a las personas sin hogar, los desafíos no son ciertamente nada nuevo. Por tanto, a partir de hoy el padre Pasolini, biblista y profesor de exégesis bíblica, será quien impartirá la catequesis ante el Papa y la Curia romana durante el Adviento y la Cuaresma.