El Papa Francisco continuó su ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo y la misión de la Iglesia durante su Audiencia General semanal, destacando el papel crucial de la predicación en la vida de la Iglesia. Esta semana, animó a los predicadores a apoyarse en el mensaje del Evangelio y la guía del Espíritu Santo al ofrecer sus homilías.
En su discurso a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa reflexionó sobre un pasaje de la Primera Carta de Pedro, donde el Apóstol habla de aquellos que «les predicaron las buenas nuevas a ustedes por medio del Espíritu Santo». Explicó que la predicación cristiana tiene dos elementos fundamentales: su contenido, que es el Evangelio, y su medio, que es el Espíritu Santo.
El contenido de la predicación
El Papa Francisco comenzó analizando el contenido de la predicación, centrándose especialmente en el término «Evangelio» tal como se usa en el Nuevo Testamento. Explicó que «Evangelio» se refiere primero al mensaje de las buenas nuevas que Jesús compartió durante su vida en la Tierra, tal como está registrado en los cuatro Evangelios canónicos. Sin embargo, después de la resurrección de Cristo, el término adquirió una nueva dimensión, significando las «buenas nuevas sobre Jesús,» particularmente el misterio pascual de su muerte y resurrección.
El Papa citó las palabras del Apóstol Pablo: «No me avergüenzo del Evangelio, es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen». Añadió que la predicación, tanto de Jesús como de los Apóstoles, también abarca los deberes morales derivados del Evangelio, como los Diez Mandamientos y el “nuevo” mandamiento del amor.
Sin embargo, el Papa Francisco recordó a los fieles que la proclamación del Evangelio siempre debe comenzar con el mensaje de la gracia, ya que el Apóstol Pablo advirtió sobre el peligro de poner la ley antes que la gracia o las obras antes que la fe. Hizo referencia a su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, donde enfatizó la importancia central del kerygma (proclamación) en la vida moral del cristiano.
Los medios de la predicación
Pasando al segundo elemento esencial de la predicación, el Papa se centró en los «medios» por los cuales se proclama el Evangelio. Explicó que el Evangelio debe ser predicado “por medio del Espíritu Santo,” y que predicar con la unción del Espíritu Santo significa compartir no solo ideas y doctrinas, sino también la convicción profunda y la vida del Evangelio.
El Papa destacó que la predicación no debe depender de la sabiduría persuasiva, sino de una demostración de espíritu y poder. Subrayó que los predicadores deben centrarse en transmitir «una idea, un sentimiento y una invitación a la acción» en sus homilías, las cuales no deben durar más de 10 minutos.
«Después de 8 minutos, la predicación se dispersa y nadie entiende,» dijo el Papa, instando a los predicadores a no exceder nunca los 10 minutos. «Esto es muy importante.»
Predicar en el Espíritu
El Papa reconoció que algunos podrían preguntarse cómo se puede lograr una predicación tan centrada si depende de la venida del Espíritu Santo. Animó a los predicadores a orar por la gracia de proclamar a Cristo de manera efectiva, recordando siempre que su tarea no es predicar a sí mismos, sino a Jesús como Señor.
También enfatizó que predicar a uno mismo puede manifestarse al priorizar iniciativas pastorales personales. En cambio, los predicadores deben estar dispuestos a colaborar en iniciativas comunitarias o en aquellas que se les confíen por obediencia.
Para concluir, el Papa Francisco oró para que el Espíritu Santo guíe a la Iglesia en la predicación del Evangelio de manera eficaz a los hombres y mujeres de hoy.