Este domingo 11 de febrero, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes y canonización de la beata Mama Antula, en su alocución previa a la oración mariana del Ángelus, el Santo Padre comentando el Evangelio dominical dijo que ante un mundo de relaciones virtuales “el amor necesita concreción, presencia, encuentro, tiempo y espacio donados”.
Estas fueron las palabras del Papa al introducir la oración mariana:
***
Palabras del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy nos presenta la sanación de un leproso (cf. Mc 1,40-45). Al enfermo, que lo implora, Jesús le responde: «Quiero: queda limpio» (v. 41). Pronuncia una frase sencillísima, que pone inmediatamente en práctica. De hecho, «la lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio» (v. 42). He aquí el estilo de Jesús con quien sufre: pocas palabras y hechos concretos.
Muchas veces, en el Evangelio, lo vemos comportarse así con quien sufre: sordomudos (cf. Mc 7,31-37), paralíticos (cf. Mc 2,1-12) y otros tantos necesitados (cf. Mc 5). Siempre hace así: habla poco y a las palabras les siguen enseguida las acciones: se inclina, toma de la mano, cura. No se entretiene en discursos o interrogatorios, y mucho menos en pietismos y sentimentalismos. Más bien demuestra el pudor delicado de quien le escucha atentamente y actúa con diligencia, preferiblemente sin llamar la atención.
Es un modo maravilloso de amar, ¡y cuánto bien nos hace imaginarlo y asimilarlo! Pensemos también en cuando nos encontramos a personas que se comportan así: sobrias en las palabras, pero generosas en la acción; reacias a exhibirse, pero dispuestas a ser útiles; eficaces en la ayuda porque están dispuestas a escuchar. Amigos y amigas a los que se puede decir: “¿Quieres escucharme?” “¿Quieres ayudarme?”, con la confianza de escuchar una respuesta, casi con las palabras de Jesús: “Sí, quiero, estoy aquí para ti, para ayudarte”. Esta concreción es tanto más importante en un mundo, como el nuestro, en el que parece que se abre camino, cada vez más, una virtualidad evanescente de las relaciones.
Escuchemos, en cambio, cómo nos provoca la Palabra de Dios: «Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2,15-16). Esto lo dice el apóstol Santiago. El amor necesita concreción, el amor necesita presencia, encuentro, necesita tiempo y espacio donados: no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados. Son instrumentos útiles, que pueden ayudar, pero no bastan en el amor, no pueden sustituir a la presencia concreta.
Preguntémonos hoy: ¿Yo sé escuchar a las personas, estoy disponible a sus buenas peticiones? ¿O pongo escusas, postergo las cosas, me escondo detrás de palabras abstractas e inútiles? Concretamente, ¿cuándo fue la última vez que fui a visitar a una persona sola o enferma – que cada uno se responda en el corazón – o cuándo fue la última vez que cambié mis planes para satisfacer las necesidades de quien me pedía ayuda?
Que María, solícita en el cuidado, nos ayude a estar preparados y ser concretos en el amor.
_____________________
Después del Ángelus
Hoy ha sido canonizada María Antonia de Paz y Figueroa, una santa argentina. ¡Un aplauso para la nueva santa!
Se celebra hoy, en la memoria de la Beata Virgen de Lourdes la Jornada Mundial del Enfermo, que este año llama la atención sobre la importancia de las relaciones en la enfermedad. La primera cosa que necesitamos cuando estamos enfermos es la cercanía de las personas queridas, de los operadores sanitarios y, en el corazón, la cercanía de Dios. Estamos todos llamados a estar cerca de quien sufre, a visitar a los enfermos, como nos enseña Jesús en el Evangelio. Por eso, hoy quiero expresar a todas las personas enfermas o más frágiles mi cercanía y la de toda la Iglesia. No olvidemos el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura.
Pero en esta Jornada, hermanos y hermanas, no podemos silenciar el hecho de que hoy en día hay tantas personas a las que se les niega el derecho a los cuidados y, por tanto, el derecho a la vida. Pienso en quienes viven en la pobreza extrema; pero pienso también en las zonas de guerra: ¡allí se violan todos los días los derechos humanos fundamentales! Es intolerable. Recemos por la martirizada Ucrania, por Palestina e Israel, recemos por Myanmar y por todos los pueblos martirizados por la guerra.
Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de varios países. En particular, saludo a los fieles de Moral de Calatrava y Burgos (España), a los de Brasilia y de Portugal; al coro de la Orquesta de jóvenes de Mostar; a la Escuela de Vila Pouca de Aguiar (Portugal).
Saludo a los fieles de Enego y de Rogno, a los voluntarios del Santuario de Santa Ana de Vinadio, al Coro de Eraclèa y a la Asociación Santa Paula Frassinetti de San Calogero. Saludo a los jóvenes de Lodi, Petosino y Torri di Quartesòlo; a los muchachos de la confirmación de Malta, Lallio y Almenno San Salvatore; a los alumnos del instituto “Sant’Ambrogio” de los Salesianos de Milán y al Coretto Bimbi di Piovène Rocchette; así como también al grupo de “Radio Mater”, en ocasión de su 30° aniversario.
Os deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.