Para el Papa Francisco que se produzca una escalada mundial de la guerra que estalló en Israel y Palestina «es una posibilidad», pero espera que no suceda confiando en la «sabiduría humana». Lo dijo durante una larga entrevista con el director del noticiario italiano Tg1, Gianmarco Chiocci, emitida la noche del miércoles 1 de noviembre en el canal de televisión RaiUno.
Israel y Gaza
Sobre lo que está ocurriendo en Medio Oriente, el Pontífice afirmó: «Toda guerra es una derrota. Nada se resuelve con la guerra. Nada. Todo se gana con la paz, con el diálogo. Entraron en los kibutz, tomaron rehenes. Mataron a algunos. Y luego la reacción. Los israelíes van por esos rehenes, a rescatarlos. En la guerra una bofetada provoca la otra. Una es fuerte y la otra más fuerte, y continúa así. La guerra es una derrota. Yo la he sentido como una nueva derrota. Dos pueblos que tienen que convivir, con esa sabia solución: dos pueblos, dos Estados. El acuerdo de Oslo: dos Estados bien limitados y Jerusalén con un estatuto especial».
Recordando la oración por la paz de la semana pasada, Francisco reiteró que el mundo atraviesa una «hora muy oscura. No hay capacidad para reflexionar con claridad y a la hora más oscura yo añadiría: una nueva derrota. Ha sido así desde la última guerra mundial, desde el 45 hasta ahora, una derrota tras otra, porque las guerras no han cesado. Pero el mayor problema sigue siendo las industrias armamentísticas. Una persona que entiende de inversiones, a la que conocí en una reunión, me dijo que hoy las inversiones que dan más ingresos son las fábricas de armas».
El Papa dijo que todos los días llama telefónicamente a los religiosos que están en Gaza. «Al vicepárroco egipcio, el padre Yussuf, lo llamo todos los días y me dice ‘en la parroquia hay 563 personas, todos cristianos y también algunos musulmanes. Niños enfermos que son atendidos por las hermanas de la Madre Teresa’. En esta pequeña parroquia hay 563 personas. Cada día intento acompañarlos. Por el momento, gracias a Dios, las fuerzas israelíes respetan esa parroquia».
Acostumbramiento a la guerra y al antisemitismo
«Recuerdo -expresó el Papa- un momento muy duro al inicio de mi pontificado, fue cuando estalló con tanta fuerza la guerra en Siria e hice un acto de oración en la plaza, donde rezaron cristianos y también musulmanes, que trajeron una alfombra para rezar. Fue un momento muy duro. Para mí es algo malo, pero luego, esto no está bien decirlo, uno se acostumbra, desgraciadamente uno se acostumbra. No debemos acostumbrarnos».
Y sobre una posible escalada mundial del conflicto bélico en Medio Oriente, precisó: «Sería el fin de muchas cosas y de muchas vidas. Creo que la sabiduría humana detiene estas cosas. Sí, existe la posibilidad, pero… y nos afecta esta guerra por lo que significa para Israel, Palestina, Tierra Santa, Jerusalén, pero también nos afecta Ucrania porque está cerca. Pero hay muchas otras guerras que no nos tocan: Kivu, Yemen, Myanmar con los rohingyas, que son mártires. El mundo está en guerra, pero la industria armamentística está detrás».
Francisco habló también del antisemitismo que «desgraciadamente permanece escondido. Se ve, por ejemplo, jóvenes aquí y allá haciendo algo. Es verdad que en este caso es muy grande, pero siempre hay algo de antisemitismo y no siempre basta ver el Holocausto que hicieron en la Segunda Guerra Mundial, esos seis millones de asesinados, esclavizados y no ha pasado. Desgraciadamente, no ha pasado. No sé cómo explicarlo y no tengo una explicación, es un hecho que lo veo y no me gusta”.
El conflicto en Ucrania
Consultado acerca de la reacción ucraniana a las iniciativas de paz de la Santa Sede, Francisco respondió: «Pienso en el pueblo ucraniano, no debemos juzgarlo hoy. El pueblo ucraniano es un pueblo mártir, tuvo persecuciones en tiempos de Stalin, muy fuertes. Es un pueblo mártir. Leí un libro conmemorativo sobre esto y el martirio fue terrible, Siberia… era un pueblo que sufría mucho y ahora lo que sea que les haga revivir eso, los entiendo, y recibí al presidente Zelensky, lo entiendo, pero necesitamos paz. ¡Deténganse! Deténganse un momento y busquen un acuerdo de paz, los acuerdos son la verdadera solución a esto. Para los dos».
El Papa recordó: «El segundo día de la guerra en Ucrania, fui a la embajada rusa, sentí que tenía que ir allí y dije que estaba dispuesto a ir a ver a Putin si eso ayudaba… Y desde ese momento mantuve una buena conversación con la embajada rusa. Cuando presentaba prisioneros, iba allí y los liberaban, incluso liberaron a algunos de Azov. En resumen, la embajada hizo muy bien en liberar a la gente que podía ser liberada. Pero el diálogo se detuvo ahí. Fue entonces cuando Lavrov me escribió: ‘Gracias si quieres venir, pero no es necesario’. Quería ir a ambas partes”.
Mujeres en la Iglesia
«Aquí en el Vaticano hay más mujeres en el trabajo, por ejemplo, la vicegobernadora del Estado Vaticano es una mujer, una religiosa, y el gobernador tiene un rol más genérico, pero ella es la que manda. En el Consejo para la Economía hay seis cardenales y seis laicos, y de estos seis laicos, cinco son mujeres. Luego, ya hay secretarias en el lugar de monseñores: el secretario de la vida consagrada es una mujer, del Desarrollo Humano Integral es una mujer, en la comisión para elegir obispos hay tres mujeres; porque las mujeres entienden cosas que nosotros no entendemos, las mujeres tienen un don especial para la situación y eso hace falta, creo que hay que incluirlas en el trabajo normal de la Iglesia”.
En cuanto a la ordenación de mujeres, Francisco sostuvo: «Ahí hay un problema teológico, no un problema administrativo. Las mujeres pueden hacer de todo en la Iglesia, incluso puede haber una Gobernadora, no hay problema. Pero desde el punto de vista teológico, ministerial, son cosas distintas: el principio petrino, que es el de la jurisdicción, y el principio mariano, que es el más importante porque la Iglesia es mujer, la Iglesia es esposa, la Iglesia no es masculina, es mujer. Hace falta una teología para entender esto, y el poder de la “Iglesia-mujer” y de las mujeres en la Iglesia es más fuerte y más importante que el de los ministros masculinos. María es más importante que Pedro, porque la Iglesia es mujer. Pero si queremos reducir esto al funcionalismo, perdemos».
Sínodo y celibato
Para Francisco, el resultado del Sínodo sobre la sinodalidad ha sido «positivo. Se discutió todo con total libertad. Y esto es algo hermoso y logramos hacer un documento final, que debe ser estudiado en esta segunda parte para la próxima sesión de octubre, como el de la familia, también este es un Sínodo en dos etapas. Creo que hemos llegado propiamente a ese ejercicio de sinodalidad que san Pablo VI había querido al final del Concilio, porque se había dado cuenta de que la Iglesia de Occidente había perdido la dimensión sinodal que, en cambio, tienen las orientales».
Sobre el tema de las parejas homosexuales, Francisco respondió: «Cuando digo ‘todos, todos, todos’, son personas. La Iglesia acoge a las personas, a todos, y no pregunta cómo eres. Luego, en su interior, cada uno crece y madura en su pertenencia cristiana. Es verdad que hoy está un poco de moda hablar de esto. La Iglesia acoge a todos. Otra cosa es cuando hay organizaciones que quieren entrar. El principio es este: la Iglesia acoge a todos los que pueden bautizarse. Las organizaciones no pueden bautizarse. Las personas sí”.
Abusos en la Iglesia y fuera de ella
Prosiguiendo la entrevista con el director de Tg1, Francisco también explicó que ha continuado el trabajo realizado por Benedicto XVI respecto del flagelo de los abusos sexuales en el ámbito eclesial. «Se hizo mucha limpieza. Eran todos casos de abusos, e incluso algunos de la Curia fueron expulsados. El Papa Ratzinger fue valiente en esto. Tomó ese problema en sus manos y dio muchos pasos y luego lo entregó para que se terminara. Esto continúa. El abuso, sea de conciencia, sea sexual, sea lo que sea, no debe tolerarse. Es contrario al Evangelio. El Evangelio es servicio, no abuso, y vemos tantos episcopados que han hecho un buen trabajo para estudiar los abusos sexuales, pero también los otros».
El Papa reconoció que la Iglesia ha hecho mucho en la lucha contra la pederastia, “pero todavía queda mucho por hacer”.
El momento más difícil
A la pregunta de cuál ha sido el momento más difícil de su pontificado, el Papa contestó: «Quizás fue difícil y duro cuando tuve que ir contra la guerra siria… No sabía qué hacer, era muy difícil. No estaba acostumbrado a algo así y también tenía miedo a equivocarme y hacer daño. Fue difícil. También hubo momentos fáciles y otros no tanto. Pero siempre el Señor me ayudó a resolver, o al menos a ser paciente, a esperar a resolver».
A la pregunta de qué teme, el Papa respondió: “Vienen pequeños temores. Que pase esto, que pase aquello. La guerra en Tierra Santa me da miedo, esa gente, cómo acabará esta historia. Pero se resuelve ante el Señor. No es que los miedos desaparezcan. Pero permanecen de una manera humana, digamos. Es bueno tener miedos».
«Iré a Dubai para la COP 28»
«Sí, iré a Dubai. Creo que iré del 1 al 3 de diciembre. Estaré allí tres días. Recuerdo cuando fui a Estrasburgo, al Parlamento Europeo, y el Presidente Hollande envió a la ministra de Medio Ambiente, Ségolène Royal, a recibirme y me preguntó: ‘¿Pero está preparando algo sobre el medio ambiente? Hágalo antes de la reunión de París’. Llamé a algunos científicos de aquí, que se apresuraron: Laudato si’ salió antes de París. Y la reunión de París fue la más hermosa de todas. Después de París todo el mundo fue hacia atrás y hace falta valor para avanzar en esto».
La fe
A la pregunta de si su fe ha flaqueado alguna vez, el Papa declaró: «En el sentido de perderla, no. Pero en la perspectiva de no sentirla y caminar por senderos oscuros: ¿Dónde está el Señor? ¿Se siente que el Señor se esconde, dónde está solo? O retrocedemos y nos alejamos de Él. ¿Y dónde estás Señor? ¿Y por qué no solucionas esto? Y oyes al Señor que te dice en tu interior: ‘porque no tengo una varita mágica’. El Señor no es Mandrake, no. Es otra cosa».
Entre Maradona y Messi, prefiere a Pelé
Por último, el Papa responde a la pregunta de a quién prefiere entre los dos grandes futbolistas argentinos, Maradona o Messi. «Diré un tercero: Pelé».