Una «tierra de misión». Así definió Francisco a la diócesis de Roma en el encuentro, reservado como es tradición, con el clero romano celebrado esta mañana en la Basílica de San Juan de Letrán. El Papa llegó poco después de las 9 de la mañana y fue recibido por el cardenal vicario Angelo De Donatis.
Se reanudan las visitas a las parroquias
Ante las más de 800 personas presentes, entre sacerdotes, diocesanos y religiosos, y diáconos permanentes en servicio pastoral, el Obispo de Roma lanzó un llamamiento a la evangelización de toda la comunidad eclesial, anunciando a continuación que reanudaría las visitas a las parroquias de la diócesis, tras el parón impuesto por la pandemia.
Diálogo abierto
El encuentro, que duró unas tres horas, informa un comunicado de la diócesis de Roma, se desarrolló «con un diálogo abierto y familiar, en un clima de cordialidad».
A la oración de la hora intermedia siguió el saludo del cardenal y después el diálogo entre los sacerdotes y Francisco, que les invitó a hacer preguntas libremente, con sinceridad. Había una treintena.
El testimonio
Francisco habló de la necesidad de la evangelización en un contexto pagano, subrayando la importancia del testimonio.
Bendecir a las personas, no el pecado
A continuación respondió a las preguntas sobre la bendición de las parejas del mismo sexo, afirmando que no cambia la doctrina sobre el sacramento del matrimonio entre un hombre y una mujer. Se bendice a las personas, no al pecado. A la pregunta de un sacerdote africano, dijo que la cultura de África no acepta estas bendiciones porque hay sensibilidades diferentes y que esto se aclaró con el cardenal Ambongo.
Luego dijo que muchos no leen bien los textos de la Iglesia: hace falta saber escuchar, subrayó, recordando que los conflictos hay que gestionarlos pero no ocultarlos.
Perdonar siempre
A continuación, el Papa hizo un llamamiento a perdonar siempre: yo perdono siempre, hay que tener siempre misericordia, dijo.
Homilías breves
Sobre los diáconos dijo que deben estar entre la gente, al servicio de los necesitados. Finalmente recordó que las homilías deben ser breves, de unos 7/8 minutos, directas, captando el espíritu de la Palabra de Dios.