Envío un saludo y buenos deseos a todos los participantes en el Congreso Mundial de SIGNIS que se celebra este año en Seúl, combinando encuentros presenciales y conferencias virtuales. Como asociación internacional para los profesionales de la comunicación católica, es apropiado que se reúnan en Corea del Sur, una tierra cuya historia de la evangelización muestra el poder de la palabra impresa y el papel esencial de los laicos en la difusión del Evangelio. Que la historia de San Andrés Kim y sus compañeros de hace doscientos años os confirme en vuestros propios esfuerzos por difundir el Evangelio de Jesucristo en el lenguaje de los medios de comunicación contemporáneos.
Es apropiado que, en estos días marcados por nuevos brotes de violencia y agresión en nuestro mundo, hayáis elegido como tema de vuestro Congreso Mundial «La paz en el mundo digital». La revolución de los medios digitales de las últimas décadas ha demostrado ser un poderoso medio para fomentar la comunión y el diálogo dentro de nuestra familia humana. De hecho, durante los meses de bloqueo por la pandemia, vimos claramente cómo los medios digitales podían unirnos, no sólo difundiendo información esencial, sino también salvando la soledad del aislamiento y, en muchos casos, uniendo a familias enteras y comunidades eclesiales en la oración y el culto. Al mismo tiempo, el uso de los medios digitales, especialmente de los medios sociales, ha planteado una serie de graves problemas éticos que exigen un juicio sabio y discernido por parte de los comunicadores y de todos aquellos que se preocupan por la autenticidad y la calidad de las relaciones humanas. A veces y en algunos lugares, los sitios de los medios de comunicación se han convertido en lugares de toxicidad, discurso de odio y noticias falsas. Para hacer frente a este desafío, SIGNIS puede desempeñar un papel importante a través de la educación de los medios, la creación de redes de medios católicos y la lucha contra las mentiras y la desinformación. Les animo a perseverar en estos esfuerzos, prestando especial atención a la necesidad de ayudar a las personas, especialmente a los jóvenes, a desarrollar un sólido sentido crítico, aprendiendo a distinguir la verdad de la falsedad, lo correcto de lo incorrecto, el bien del mal, y a apreciar la importancia de trabajar por la justicia, la concordia social y el respeto por nuestra casa común. También les animo a que tengan en cuenta a las muchas comunidades de nuestro mundo que siguen excluidas del espacio digital, haciendo de la inclusión digital una prioridad de su planificación organizativa. Al hacerlo, contribuirán de manera significativa a la difusión de una cultura de paz basada en la verdad del Evangelio.
En mi Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año, hablé de la escucha como el primer e indispensable ingrediente “escuchar con el oído del corazón” del diálogo y la buena comunicación, y pedí a los periodistas que desarrollaran su capacidad de. Más que a nadie, el “apostolado de la escucha” os pertenece a vosotros, como comunicadores católicos. Porque la comunicación no es sólo una profesión, sino un servicio al diálogo y a la comprensión entre los individuos y las comunidades más amplias en la búsqueda de una convivencia serena y pacífica.
La escucha es igualmente esencial en el camino sinodal que toda la Iglesia ha emprendido enJornada Mundial de las Comunicaciones sociales estos años. Espero que, con vuestra comunicación, contribuyáis a este proceso ayudando al santo y fiel pueblo de Dios en nuestro compromiso de escucharnos unos a otros, a la voluntad del Señor y a crecer en la conciencia de que participamos en una comunión que nos precede y nos incluye. También así, vuestro esfuerzo por fomentar la Paz en el Mundo Digital contribuirá a crear una Iglesia cada vez más “sinfónica”, cuya unidad se exprese en una polifonía armoniosa y sagrada.
Queridos amigos de SIGNIS, con estos sentimientos, os envío mis buenos deseos de oración por vuestro trabajo y por la fecundidad espiritual de este Congreso Mundial. Sobre vosotros, vuestras familias, vuestros colegas y todos aquellos a quienes servís, invoco las abundantes bendiciones de Dios de sabiduría, alegría y paz. Os pido, por favor, que no os olvidéis de rezar por mí.
Roma, San Juan de Letrán, 15 de julio de 2022
FRANCISCO
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