Este viernes, 20 de septiembre de 2024, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a los miembros del «Movimiento Internacional de Estudiantes Católicos Pax Romana y les dirigió las siguientes palabras de saludo:
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Palabras del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Saludo de corazón a todos ustedes, miembros del Movimiento Internacional de Estudiantes Católicos Pax Romana, así como a sus amigos y familiares, y les agradezco su visita. Aprecio su compromiso con la promoción de la justicia social y el desarrollo humano integral, inspirado por la fe católica y su visión de un mundo cada vez más conforme al designio de amor para la familia humana.
Siguiendo las reflexiones del Sínodo sobre los jóvenes de 2018, animé especialmente a los jóvenes a ser «protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio» (Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 174). Su presencia, su actividad -en ámbitos académicos, en los lugares de trabajo o en las calles de las ciudades- persigue este fin trabajando en la construcción de un mundo más compasivo, armonioso y fraterno. Pienso, por ejemplo, en la labor de educación y formación realizada por sus centros en Francia, Tailandia y Kenia, basada en el testimonio del Evangelio y la doctrina social de la Iglesia. Al fomentar un sentido de ciudadanía global y alentar la acción a nivel local, su Movimiento prepara a los jóvenes para que profundicen su comprensión de las cuestiones sociales más urgentes de nuestro tiempo, y les capacita para promover un cambio efectivo en sus propias comunidades, sirviendo así de levadura evangélica.
En estos días, mientras avanzamos en el actual Sínodo sobre la Sinodalidad, me gustaría animarlos, como individuos y todos juntos, a implicarse en el camino sinodal de la Iglesia, hecho de camino compartido, de escucha, de participación y compromiso en un diálogo abierto al discernimiento, y a estar también atentos a la suave voz del Espíritu Santo. También los animo a acoger la próxima celebración del Año Santo 2025 como una ocasión especial para la renovación personal y el enriquecimiento espiritual en unión con toda la Iglesia. El elocuente símbolo de la Puerta Santa atravesada por los fieles en Roma, nos recuerda que todos somos peregrinos, todos estamos en camino, llamados juntos a una unión más profunda con el Señor Jesús y a la disponibilidad a la fuerza de su gracia, que transforma nuestras vidas y el mundo en que vivimos.
Queridos jóvenes amigos, espero que su presencia en Roma y nuestro encuentro de hoy sean una fuente de renovada inspiración para su compromiso de «trabajar para hacer crecer la paz, la convivencia, la justicia, los derechos humanos, la misericordia, y así extender el Reino de Dios en este mundo» (Christus vivit, 168). Encomendándolos a todos a la intercesión de María, Reina de la Paz, y del Beato Pier Giorgio Frassati, a quien espero contar entre los santos en el próximo Año Santo, los bendigo de corazón, y les pido por favor que recen por mí. Gracias.