El miedo que nos acerca al amor

Cómo demostrar lo que sentimos a quienes más queremos

Más allá del temor habitual y la preocupación, existe un tipo de miedo que enriquece nuestras vidas: el miedo a que quienes amamos no sientan todo nuestro cariño.

Cuando pensamos en la palabra «miedo», solemos asociarla con la posibilidad de que algo malo nos ocurra. Sin embargo, en la comedia romántica de los 90 Cuando un hombre ama a una mujer, se plantea una inquietud distinta y generosa: el miedo a que una persona no sepa cuánto la queremos.

En la película, Andy García, el protagonista, se dirige a la hija de su expareja (interpretada por Meg Ryan) y, al despedirse de ella, le confiesa que teme que no sepa cuánto la quiere. Por eso, se compromete a demostrarle su cariño de manera constante. La niña, emocionada, le abraza y le promete hacer lo mismo.

Reafirmar nuestro amor a los demás

No puede haber un miedo más productivo y generoso que el de preocuparnos porque las personas que queremos se sientan realmente amadas. Ojalá ese miedo, y no otro, fuese el que dominase nuestras vidas. Que cada día nos levantásemos con la inquietud de saber si aquellos que nos rodean se sienten verdaderamente valorados por nosotros.

Vivir con esa conciencia constante, con la intención de no dar nada por hecho, nos haría más atentos y presentes. Nos impulsaría a expresarnos con gestos, palabras y actos que reafirmen a los demás nuestro amor y gratitud.

Así, lograríamos construir relaciones más sólidas, donde el afecto se renueve cada día con un cuidado consciente. Esta inquietud positiva puede motivarnos a ser más generosos y atentos en nuestras relaciones, incluso cuando los lazos familiares cambian.

No importa las circunstancias, demuestra tu amor

Hay situaciones en las que padres o abuelos se preguntan cómo tratar a su nuera cuando sus hijos se separan, especialmente si la relación siempre fue buena. En casos como este —y en muchos otros— podemos recordar el ejemplo de Andy García y ese miedo positivo: hacer cosas para que los demás sepan que los queremos, aunque los vínculos familiares hayan cambiado. Que sepan que nuestro cariño sigue intacto.

Sé creativo al demostrar tu amor

En estos tiempos en los que tantas familias se rompen, tengamos presente ese miedo bonito y el firme propósito de actuar para que los demás sientan nuestro cariño. Una llamada de teléfono, un WhatsApp, una sonrisa amable, un guiño a escondidas… Siempre hay formas de hacer llegar el amor, como seguro lo haría Ella, nuestra madre.


Y en ese hacer cosas, no olvidemos lo más importante: rezar por ellos.

Ofrezcamos nuestras oraciones como un acto de amor, intercediendo por ellos ante el cielo. Y si hay alguien que nos preocupa especialmente, si sentimos ese miedo a que no le llegue nuestro cariño, pidámosle a su ángel de la guarda que nos acompañe mientras rezamos por él un misterio del Rosario.

Porque el miedo bonito, cuando se une a la oración, se convierte en bendición.