El padre Jorge Miró comparte con los lectores de Exaudi su comentario sobre el Evangelio de hoy, 6 de marzo de 2022, titulado “El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado”.
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Acabamos de comenzar la Cuaresma, tiempo de intensa preparación para poder celebrar la Pascua, el acontecimiento más importante de la historia de la salvación: la pasión, muerte y resurrección del Señor.
Es un tiempo en el que el Señor te invita a tomarte en serio tu vida, tu conversión, tu renovación. Renovarse es convertirse a Jesucristo, el Señor, el Señor de tu vida: ¡de toda tu vida!
La Cuaresma nos recuerda que la vida es un serio combate en el que se hace presente el tentador, el demonio, que como león rugiente ronda buscándose quien devorar.
Si le abres el corazón al tentador, te llevará por el camino del orgullo, de la mundanidad y de la autosuficiencia, de lo superfluo, del materialismo y del egoísmo, de la ambición y del poder, del placer y de la fuerza…
La Cuaresma te invita a cerrar tu corazón a la tentación y abrirlo al Espíritu Santo.
El Espíritu Santo te lleva también a ti a entrar en el desierto para encontrarte con Dios. El desierto es el “lugar” en el que eres despojado de todas tus “seguridades”, donde vas siendo purificado -si te dejas- de todas las idolatrías, para que puedas experimentar que mi fuerza y mi poder es el Señor.
El Evangelio de hoy te presenta una realidad constante en la vida del hombre: la realidad de la tentación. Jesús fue tentado, y también nosotros pasamos por esa realidad.
La raíz de todas las tentaciones es querer ser tú el dios de tu vida. La tentación es la invitación a hacer el mal, a apartarte del plan de Dios sobre tu vida. Esto nos recordaba el signo de la ceniza: tú no eres dios. Tú eres polvo. Tú no te das la vida a ti mismo.
El Evangelio nos muestra tres tentaciones que el diablo nos presenta muchas veces a lo largo de nuestra vida.
Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Es la tentación de pedirle la vida al dinero y a las cosas materiales. No solo de pan vive el hombre…
Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Es la tentación de buscar la vida en el éxito y el poder, huyendo de la cruz. Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto. Al cielo se sube, bajando.
Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden” … Es la tentación de querer manipular a Dios para que haga tu voluntad. No tentarás al Señor, tu Dios.
¿Cuáles son hoy las tentaciones de tu vida? ¿Cómo luchas contra ellas?
El Evangelio nos recordó el miércoles que tres son los medios más importantes para prepararnos para el combate espiritual: la oración y meditación de la Palabra de Dios, el ayuno y la limosna.
¡Ánimo! Pide el Espíritu Santo. Pide el don de fortaleza para poder combatir el buen combate de la fe y así poder experimentar en tu vida la victoria de Jesucristo.