El 9 de agosto de 1942 santa Benedicta de la Cruz era ejecutada en el campo de concentración de Auschwitz. Su vida, su pensamiento, y su espiritualidad se han vuelto un referente obligado para quien desea comprender el significado y la vocación de la mujer en el mundo contemporáneo.
Entrevistamos a Rodrigo Guerra, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, y fundador del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), sobre la importancia del testimonio de esta judía conversa, carmelita descalza, filósofa y mística.
EXAUDI: ¿Cómo conoció la vida y el pensamiento de Edith Stein?
RG: En el año de 1989 Fray Abelardo Lobato O.P. asistió, para mi sorpresa, a una conferencia que ofrecí en el III Congreso Mundial de Filosofía Cristiana en Quito, Ecuador. Por aquellos años, apenas comenzaba con mis investigaciones sobre la forma de estudiar a la persona y su relacionalidad constitutiva utilizando una metafísica fenomenológicamente reformulada. Al terminar mi exposición, se me acercó y me dijo, entre otras cosas, que debería estudiar a Edith Stein. El había escrito un libro maravilloso intitulado: “La pregunta por la mujer” (Sígueme, Salamanca 1976) en el que presentaba la vida, el pensamiento y la filosofía sobre la mujer de Simon de Beauvoir, de Simone Weil y de Edith Stein. Lo leí y me produjo un fuerte impacto. Luego estudié la biografía escrita por Teresia Renata Posselt OCD y comencé a reunir todo lo que en ese entonces se había publicado en español de la santa. Así fue el comienzo de un encuentro que aún no culmina y que siempre me llena de alegría y de entusiasmo.
EXAUDI: ¿Cómo puede una persona iniciarse en el estudio de Edith Stein?
RG: A mí me sirvió mucho conocer su vida. Conociendo su historia personal uno puede entender mejor qué es lo que le preocupaba. Me he encontrado con algunas personas que estudian tal o cual texto de Stein pero sin esta aproximación biográfica, y de repente, no logran captar que todo pensamiento se encuentra existencialmente motivado, es decir, no logran captar que su alta reflexión metafísica no busca ser otra cosa que una meditación sobre el significado de la vida real, y no un mero jugueteo conceptual.
EXAUDI: ¿Qué biografías nos recomendaría además de la que ya mencionó al inicio?
RG: Hay una biografía pequeñita, pero muy buena, escrita por Waltraud Hersbrith, intitulada: “El verdadero rostro de Edith Stein” (Encuentro, Madrid 1992). Tiene un mérito particular: está escrita por una carmelita que posee dominio de la fenomenología y de la espiritualidad carmelitana. Existe otra, escrita por Francesco Salvarani: “Edith Stein: hija de Israel y de la Iglesia” (Palabra, Madrid 2012), que sigue con atención las muchísimas cartas que Edith escribía a sus amigos. Y por supuesto, está la de Francisco Javier Sancho: “Edith Stein, modelo y maestra de espiritualidad” (Monte Carmelo, Burgos 1998). En todas ellas se explica bien cómo el martirio de Edith Stein es un signo profético que nos ayuda a esclarecer el hoy de la Historia.
EXAUDI: ¿Qué aporta la filosofía de Edith Stein a la comprensión de la identidad femenina?
RG: Uno de los temas más apasionantes en la obra de Edith Stein es su reflexión sobre la mujer. Ella dice: “estamos obligadas a plantearnos el problema de la propia realidad y de la propia vida. No podemos pasar de largo ante el problema qué somos y qué debemos ser”. Varón y mujer realizan la humanidad a su modo, como con una distinta modulación. Para Edith Stein, es el alma la que configura al cuerpo con su determinación sexual individual. Con ello, realiza una crítica a las teorías que afirman que la sexualidad principalmente está asentada en la corporeidad. La persona femenina posee una configuración interior que se expresa en lo exterior y que resulta complementaria a la masculina. Es esta realidad interior, anímico-espiritual, la que orienta a la mujer hacia al varón y al varón hacia la mujer. Dicho de otro modo, no es la mera instintividad biológica la que relaciona a las mujeres con los varones, y viceversa. Ambos estamos llamados a ordenarnos mutuamente, no a vivir en lucha de poder sino en verdadera vida comunitaria, que es siempre más que un aglomerado de cuerpos. La femineidad debe educarse para eclosionar adecuadamente. Edith Stein es consciente que existen formas alienadas y alienantes de ser-femenino. Por ejemplo, en el quehacer profesional, es preciso que la mujer permanezca mujer y no caiga tácita o explícitamente en la fácil trampa de masculinizarse, de hacerse violenta o de hacerse vulgar, para intentar reivindicar su posición en la vida social. La mujer debe ser “Wahrheitsucher”, buscadora de la verdad, de la propia verdad, antes que nada.
EXAUDI: ¿Qué relevancia puede tener Edith Stein en América Latina y en España?
RG: Edith Stein puede parecer un interesante pero lejano caso para la vida de la sociedad y de la Iglesia en América Latina y España. Sin embargo, soy de los que piensan que algún día la Iglesia deberá reconocer su persona como “Doctora de la Iglesia” ya que su enseñanza posee una dimensión universal que hoy necesitamos descubrir. Me explico: en tiempos en que las verdades universales parecen sacrificarse en nombre de las verdades meramente contextuales, Stein ofrece una reargumentación del alcance meta-contextual (meta-físico) de la inteligencia humana; en tiempos de intensos debates sobre la identidad sexual y la identidad de género, Stein ofrece soluciones no-complacientes que abren nuevos horizontes tanto para conservadores como para liberales; en tiempos en que es necesario ahondar en un feminismo sólido, metafísicamente fundado, y no meramente epidérmico, Stein señala un camino que es preciso proseguir en materia del fundamento radical de la diferenciación sexual. Creo sinceramente que el encuentro con Edith Stein a todos nos hace bien. Su pensamiento anti-conformista, anti-burgués, anti-inmanentista es crítico y liberador. Y, simultáneamente, es riguroso, multidimensional, y fuertemente resistente a las simplificaciones facilonas.
EXAUDI: ¿Qué le diría usted a una mujer que desea acercarse a Edith Stein y no perder el ánimo al momento de enfrentarse a sus muchas obras filosóficas y espirituales?
RG: Creo que lo que más nos motiva a todos a emprender una aventura como la de estudiar el legado de Edith Stein es asimilar que el camino a la verdad es siempre una experiencia. Dicho de otro modo: acercarse a Stein es darse la oportunidad de verificar en la propia vida la verdad que porta en sus afirmaciones. La verdad, hoy tan maltratada, reaparece cuando tú y yo nos abrimos a la totalidad de la experiencia y aprendemos a acogerla con fidelidad, sin imponerle nuestros prejuicios. Es la verdad la que nos hace libres y genera al interior una pasión que conduce a una expansión de nuestra propia humanidad. Edith Stein al reflexionar sobre su vida, escribía: “Yo no podía actuar mientras no tuviera un impulso interior. Las decisiones que yo he tomado, procedieron siempre de una hondura que yo misma desconocía. Una vez que algo subía a la clara luz de la conciencia y tomaba forma racional nada podía detenerme. Ciertamente experimentaba una especie de placer deportivo en emprender lo aparentemente imposible”.
EXAUDI: ¿Qué significa Edith Stein para el Papa Francisco?
RG: El Papa Francisco, nada más y nada menos, ha confiado a Edith Stein la paz en Ucrania, el 9 de agosto de 2023. Más aún, el Santo Padre ha dicho desde el 7 de agosto de 2019: “Invito a todos a mirar sus valientes opciones, expresadas en una auténtica conversión a Cristo, así como en la entrega de su vida contra toda forma de intolerancia y de perversión ideológica”. Son palabras fuertes que nos invitan a descubrir en ella una sana medicina frente a las fácilies colonizaciones ideológicas que hoy fluyen en tantos temas cruciales para al cultura de nuestro tiempo.
EXAUDI: ¿Cómo le ha ayudado el encuentro con Edith Stein a Rodrigo Guerra?
RG: Edith Stein fue una mujer de amigos que también buscaban la verdad: “extra communio personarum nulla philosophia”, fuera de la compañía de los amigos no es posible hacer auténtica filosofía. Amigos entrañables que marcaron su vida fueron: Adolf Reinach, Hedwig Conrad-Martius, Roman Ingarden y el maestro Husserl, entre otros. De la misma manera, no puedo ignorar a los amigos que me han ayudado a comprender el camino de Edith Stein, y con ello, a amar un poco más la verdad: Josef Seifert, John Crosby, John White, Rocco Buttiglione, y muy particularmente, Eduardo González di Piero y Mariano Crespo. Estos dos últimos son actualmente, desde mi punto de vista, exponentes calificadísimos de la adecuada interpretación de la originalidad de Edith Stein en el contexto de la filosofía fenomenológica contemporánea. Ambos han profundizado y esclarecido cosas sobre Stein que durante años no lograban atenderse y entenderse bien.
Por otra parte, Edith Stein fue una mujer de enorme vida interior. La espiritualidad carmelitana le ofreció una explicación a lo que Dios mismo lentamente fue obrando al interior de ella, aún antes de que ella misma se convirtiera a la fe cristiana. Esto, en mi caso, también me ha regalado mucha luz. Dios, que es la Verdad, nos intecepta y se nos adelanta, desde nuestros más modestos balbuceos y exploraciones. Dios nos intercepta y nos sorprende, aún en medio de la caida, mostrándonos que la Verdad conlleva Cruz, pero que la Cruz es camino de redención de nuestra frágil humanidad herida. La “ciencia de la cruz”, de la que hablaba Edith Stein, no es un callejón oscuro. Es una ventana que nos conduce, a través de una peculiar purificación, a la más grande libertad y a la más profunda alegría.