“Comulgar con Jesús es comulgar con alguien que ha vivido y ha muerto entregado totalmente por los demás. Su cuerpo es un cuerpo entregado y su sangre es una sangre derramada por la salvación de todos”. La Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE) recuerda en un mensaje que, en la fiesta del Corpus Christi, la Iglesia celebra el Día de la Caridad, que es el centro de la vida cristiana y “nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana”
“Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza” se titula el mensaje de los obispos españoles en el que invitan a los fieles a actualizar la caridad en la vida diaria, haciéndose “caridad, pan que se parte y reparte entre nuestros hermanos y hermanas, especialmente los más pobres y vulnerables, hambrientos de pan, justicia y dignidad”.
Dignidad humana en crisis
“Nuestro mundo está herido – advierten los obispos -, lleno de sombras que obstaculizan el desarrollo de una fraternidad universal y dejan a muchas personas al lado del camino, generando un clima de desesperanza social”, como señala Fratelli tutti.
“Los conflictos y guerras – se lee en el mensaje-acechan la condición humana y su dignidad. El drama de las migraciones nos interpela y pone en evidencia las falacias de una globalización que genera desigualdades. Muchas mujeres son “doblemente pobres”, pues sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia y, frecuentemente, se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos. El descuido de la casa común nos somete a todos a los grandes impactos de la crisis ecológica y el cambio climático”.
También la pobreza y la exclusión que se vive en España, se pone en tela de juicio, como un fenómeno estructural que persiste más allá de la coyuntura económica general, como revelan los estudios de Cáritas y la Fundación Foessa.
“Situaciones de exclusión mucho más severas, personas con mayor deterioro especialmente psicoemocional; Una precariedad laboral que obstaculiza a muchas personas a vivir con estabilidad e iniciar proyectos vitales nuevos; Una problemática de la vivienda que se va agudizando y aumenta las situaciones de sinhogarismo en hombres, mujeres y familias; Más personas en situación de irregularidad administrativa fruto de las olas migratorias; Una población infantil y juvenil en situación de desventaja social tan profunda que con toda probabilidad arrastrarán toda la vida”, describe el documento.
Donde nos necesitan los últimos
Los obispos españoles destacan que celebrar la Eucaristía es comulgar con Jesús y su proyecto del Reino para vivir cada día de manera más entregada, trabajando por un mundo más humano. Por ello, ante esta realidad, “enfrentamos cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo” .(FT 69).
“De allí el compromiso es vivir y estar en el mundo desde el amor, allí donde nos necesiten. Los cristianos estamos llamados a ser la comunidad fraterna y samaritana, que, como Jesús, delante de las innumerables personas que le seguían, ‘sintió compasión’”
Caminos de fraternidad y esperanza
En este 2004, la celebración del día de la Caridad, es un compromiso a transitar caminos de fraternidad, a animar y promover el compromiso de la comunidad cristiana y de la sociedad en general, con la defensa de la dignidad de las personas y sus derechos. Todo ello, considerando tres prioridades: salir al encuentro de las personas más empobrecidas; comprometerse con el bien común y ser semillas del bien.
El amor al prójimo, la gratuidad y el servicio que vertebran la acción caritativa y social de tantas personas voluntarias son semillas del bien común para la sociedad, y sus brotes se concretan y se hacen visibles en las vidas de las personas que vuelven a sentirse dignas porque son miradas y escuchadas desde el amor y el cuidado. ¡Gracias por tanta entrega y testimonio!”- concluye el mensaje por el Día de la Caridad de los Obispos de la Subcomisión para la Acción Caritativa y Social de la CEE.