Conversar con Alberto Ivern* y María Antonieta Teodosio** —profesores del Diplomado Producción de Narrativas Emancipadoras /Soñar con otros que se inicia el 31 de julio— es abrir puertas hacia la lectura crítica de la realidad, meterse en las culturas de nuestros pueblos, en nuestra historia de fe. La propuesta es rica y generosa en escucha, argumentaciones y devoluciones complejas, al tiempo que se van distinguiendo herramientas para comprender procesos sociales, políticos, históricos en Nuestramérica.
“Este diplomado es parte de una convicción compartida con Alberto con quien trabajamos en narrativas desde hace unos años en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP (Universidad Nacional de La Plata, Argentina). Desde ahí conocemos el papel emancipador de estas prácticas. Así, nos resolvimos a delinear este proceso de formación cuando el Papa Francisco dedicó su mensaje a los poetas sociales, a quienes instó a soñar juntos. Seguramente esta necesidad se entronca con la manifestada a lo largo de la Asamblea Eclesial, donde el punto central radicó en la escucha del Pueblo de Dios”, explica Teodosio “narrando” el origen del proyecto.
Y amplía Ivern: “Vamos a tomar conciencia de que la historia humana se construye a través de narrativas, que existen narrativas que sujetan y narrativas que liberan. Es importantísimo saber ‘leer’ críticamente cada narrativa y saber construir narrativas emancipadoras. Se lucha a través de narrativas porque son las que construyen socialmente los sentidos y los significados y los naturalizan. Por ejemplo: el único sentido de la vida es el lucro por eso es natural que todos quieran ganar, etc. Según quien haga la narrativa le da un sentido u otro al mismo objeto; en este caso, el sentido de la vida.
Una pregunta que surgió en la conversación fue dónde se aplica en lo concreto lo aprendido en este Diplomado y ambos profesores coincidieron en que “servirá para leer la acción providencial y amorosa de Dios en la historia y de ese modo difundir la Buena Noticia no como un acontecimiento del pasado sino como una realidad aconteciente” y “lo aprendido será dinamizador de todas las facetas de lo humano, en ese movimiento que va de la inscripción en las voces de la propia cultura, el narrar-se y narrar con otros. En esto van aspectos ligados a la espiritualidad así como también al trabajo, a los vínculos, a la relación con el ecosistema y con los otros”. Es decir que la comunicación será una zona en la que se aplicarán con toda seguridad los conocimientos adquiridos en esta instancia formativa.
Alberto, sabemos que la Historia de la Salvación es una gran y enorme narración de la fe del hombre en su Dios: ¿Cómo la describirías? ¿Qué destacás en esa voz escrita, traducida e interpretada desde hace generaciones y que nos atraviesa hace más de 2000 años?
La Historia de la Salvación comienza con un Dios que “dice” antes de hacer. Y utiliza el plural para crear a los seres humanos. El primer libro que aparece es la narrativa de un proyecto comunitario de liberación. Allí vemos la enorme diferencia que hay entre la narrativa “soy un esclavo, qué puedo hacer” con otra: “somos un pueblo, estamos siendo esclavizados”, y esta otra: “estamos siendo el pueblo de Dios en marcha”. Peregrinación que acabará en “una tierra nueva y un cielo nuevo, donde ya no habrá noche porque Dios mismo la alumbrará”. Jesús compara ese cielo nuevo con un banquete. Toda la historia de la Salvación —que no es individual sino comunitaria— es un gran desafío a la realidad pues “nada es imposible para Dios”. Recomiendo la lectura del libro «El Evangelio Escondido» que acaba de ser traducido al italiano con el nombre “In Terra come in Cielo. Il Vangelo ritrovato”, editado por Prisma-Ciudad Nueva en Argentina y Paulinas en Italia.
María Antonieta, veamos el binomio Narración-Cultura: ¿solo metáforas, solo realidad, una mixtura? ¿Qué contamos cuando narramos?
Narrar es de por sí autoinscribirse en la propia cultura, porque siempre utilizamos las palabras de otros; y esa recuperación de discursos es por un lado una práctica tendiente a la construcción de memoria, de la historia de nuestra fe en tanto producción de cultura, y de nuestra propia historia de fe. Simultáneamente, la práctica narrativa produce presente mientras da condiciones de eternidad a su producción de futuro con otros.
Alberto, María Antonieta: vayamos a la relación Narración-Medios de comunicación: ¿cambiamos, lo hacemos igual, adaptamos solo la forma o cambian también los contenidos?
Alberto: Las actuales tecnologías de la información están copadas por grandes intereses comerciales y guerras de poder. Nos quedan algunos medios con menos poder de sembrar narrativas emancipadoras. Por eso en esos pocos medios que disponemos tenemos que dejar de “hablar de Dios” y empezar a dejarlo hablar a Él y a difundir las obras que Él ya está haciendo. Difundir SU mensaje, lo que nos esté diciendo… porque Él puede ayudarnos a releer y reescribir el mundo, como diría Freire.
Ma. Antonieta: Hay que revisar y reflexionar el papel que los medios de comunicación cumplen en la reproducción de discursos que se insertan en la cultura a modo de sentido común, distribuidos desde la ideología, para deconstruir sus mecanismos, sus objetivos y sus efectos, a fin de liberar y empoderar, emancipar y ser constructores hoy y ahora del Reino que Dios nos confía.
Este Diplomado que se inicia el31 de julio y finaliza el 22 de septiembre, está organizado por Centro de Formación Cebitepal, Centro Latinoamericano de Evangelización Social (CLAdeES) y Centro de Estudio y Difusión de la Doctrina Social Cristiana (CEDIDOSC).
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