“Redescubramos con asombro el hecho de que Dios nos habla, especialmente a través de las Sagradas Escrituras”, dijo el Papa Francisco después de la oración del Ángelus de este domingo, 22 de enero de de 2023, Día de la Palabra de Dios, a los peregrinos y fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Estas fueron las palabras del Papa después de la oración mariana, ofrecidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede
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Palabras del Papa
Queridos hermanos y hermanas:
Este tercer domingo del Tiempo Ordinario está dedicado de manera especial a la Palabra de Dios. Redescubramos con asombro el hecho de que Dios nos habla, especialmente a través de las Sagradas Escrituras. Leámoslas, estudiémoslas, meditémoslas, recémoslas. Leamos todos los días un pasaje de la Biblia, especialmente del Evangelio: ahí Jesús nos habla, nos ilumina, nos guía. Y os recuerdo lo que he dicho en otras ocasiones: tened un pequeño Evangelio, un Evangelio de bolsillo, para llevarlo en el bolso, siempre con nosotros; y cuando haya un momento durante el día, leed algo del Evangelio. Es Jesús que nos acompaña. Un pequeño Evangelio de bolsillo, siempre con nosotros.
Hoy deseo expresar mis votos de paz y todo bien a aquellos que celebran el Año Nuevo lunar en el Extremo Oriente y en varias partes del mundo. En esta alegre ocasión, sin embargo, no puedo dejar de expresar mi cercanía espiritual a todos los que atraviesan momentos de prueba provocados por la pandemia del coronavirus, en la esperanza de que pronto se superen las dificultades actuales. Finalmente, deseo que la amabilidad, la sensibilidad, la solidaridad y la armonía que viven las familias tradicionalmente reunidas en estos días, puedan siempre impregnar y caracterizar nuestras relaciones, familiares y sociales, para poder vivir una vida serena y feliz. ¡Feliz año nuevo!
Mi pensamiento, con dolor, va en particular a Myanmar, donde ha sido incendiada y destruida la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en la aldea de Chan Thar, uno de los lugares de culto más antiguos e importantes del país. Estoy cerca de la población civil indefensa, que en muchas ciudades está sometida a duras pruebas. Quiera Dios que este conflicto termine pronto y comience un nuevo tiempo de perdón, amor y paz. Recemos juntos a Nuestra Señora por Myanmar. [“Dios te salve María…”]
Os invito a rezar también para que cesen los actos de violencia en Perú. La violencia apaga la esperanza de una solución justa a los problemas. Animo a todas las partes involucradas a emprender el camino del diálogo entre hermanos de una misma nación, en el pleno respeto de los derechos humanos y del Estado de derecho. Me uno a los obispos peruanos para decir: ¡No a la violencia, venga de donde venga! ¡No más muertes! Veo que hay peruanos en la plaza.
Llegan señales positivas de Camerún, que permiten esperar en un progreso hacia la solución del conflicto en las regiones anglófonas. Animo a todas las partes firmantes del Acuerdo a perseverar en el camino del diálogo y la comprensión mutua, porque sólo en el encuentro se puede planificar el futuro.
Dirijo mi saludo a todos vosotros, procedentes de Italia y de otros países. Saludo a los peregrinos de Split, de Varsovia —hay muchos polacos, veo las banderas— y de Mérida y Badajoz (España), así como a los de Ascoli Piceno, Montesilvano y Gela, al grupo de la Escuela «Ángel de la Guarda» de Alessandria, al de la Juventud Ardiente Mariana de Roma y los miembros de la Asociación Católica de Psicología.
En estos días, mientras rezamos en particular por la unidad plena de todos los cristianos, no nos olvidemos, por favor, de invocar la paz para la martirizada Ucrania: ¡que el Señor consuele y sostenga a ese pueblo que tanto sufre! ¡Sufre mucho!
Os deseo a todos un feliz domingo. También a los chicos de la Inmaculada. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.