Día Mundial de la Tierra 2021: Mensaje del presidente del CELAM

Mons. Miguel Cabrejos

Día Mundial Tierra mensaje CELAM
Nativos en el río © Pxhere

Con motivo del Día Mundial de la Tierra, celebrado ayer jueves 22 de abril de 2021, monseñor Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), emitió un mensaje en el que agradece “al Dios de la vida, que nos llama a cuidar la ‘casa común’ atendiendo a los clamores de la creación y de la humanidad, que sufre el rigor de la pandemia de COVID-19”.

Destrucción del ecosistema

Al comienzo de su discurso, el obispo peruano recuerda la desmedida “destrucción ambiental debido a prácticas extractivistas que contaminan las fuentes de agua, el aire que respiramos y provocan la degradación de los suelos y bosques” sucedida en América Latina y el Caribe.

Como una de las causas destaca la “minería irresponsable a gran escala, la deforestación inmisericorde y los incendios que destruyen los ecosistemas”. Es por ello que reafirma el compromiso de la Iglesia por el cuidado y la defensa de la vida: “¡Los gritos de la Tierra y de los pobres claman al cielo!”.

Todos hermanos

El arzobispo de Trujillo recupera la enseñanza del Papa Francisco en Laudato Si: “Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también con tierno cariño, al hermano solo, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra”.


En esta línea, el prelado llama a reconocer que “es la hora de la fraternidad con nuestra hermana-madre Tierra, asumiendo nuestra misión evangelizadora con profetismo, denunciando el grave ‘pecado ecológico’, anunciando las buenas prácticas que nos conduzcan al ‘buen vivir’, y comprometiéndonos con acciones solidarias por el desarrollo humano, integral y sostenible”.

Por último, Mons. Cabrejos pide “asumir los sueños del Papa Francisco, expresados en su Exhortación Apostólica postsinodal Querida Amazonía”, para de este modo luchar “por el cuidado de la Creación, por los derechos humanos especialmente de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos; custodiando celosamente la abrumadora hermosura natural que engalana nuestros territorios, protegiendo la vida desbordante de nuestros ríos y selvas”.