Dedicación de La Basílica De Santa María

Denominada también Santa María de las Nieves

La creencia acerca de su origen, un sorprendente milagro, es antigua. Y es que, según narra la tradición, en el siglo IV, un día 5 de agosto nevó copiosamente en el monte romano de Esquilino, una de las siete colinas de Roma. Al parecer, un generoso matrimonio, del que se dice que el esposo se llamaba Juan, perteneciente a la nobleza patricia, sin descendencia y con muchos bienes, consideró el hecho meteorológico como una respuesta de María a la petición que le hicieron para que les mostrase qué destino debían dar a su fortuna, ya que siendo cristianos se habían encomendado a Ella haciéndola su «heredera». Y María, por separado, esa madrugada les había hecho partícipes a ambos en sendos sueños del prodigio que iba a suceder en plena canícula del mes de agosto. Los esposos transmitieron su impresión al papa Liberio (352-366), quien también había recibido este mensaje de la Virgen. El Papa y el matrimonio peregrinaron al monte, y constataron que la nieve cubría el perímetro que acotaba las dimensiones que debía tener el templo. Una vez se hicieron las correspondientes anotaciones, la nieve desapareció. La Iglesia fue financiada por el matrimonio y consagrada por el papa Liberio hacia el año 360. Este sería el origen de la advocación de Santa María de las Nieves.

En el mismo lugar ocupado por esta primera Iglesia, que después desapareció, el papa Sixto III mandó erigir una Basílica en honor de María, toda vez que el Concilio de Éfeso la había proclamado Madre de Dios el año 431. Es la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, conocida también como de Santa María de las Nieves. El milagro de la nevada está recogido en un mosaico que se halla a la entrada del templo. Esta Basílica es la más antigua de Occidente dedicada a la Virgen, y una de las cuatro catalogadas como mayores que existen en la ciudad, junto a las de San Juan de Letrán, San Pedro y San Pablo Extramuros. Santa María la Mayor se distingue de éstas tres por su rica ornamentación, de la que se han ocupado los pontífices por estar consagrada a la Virgen, y por su dimensión que sobrepasa la del resto.


La leyenda narrada anteriormente, que no tiene muchos visos de autenticidad, surgió hacia el siglo XI, y un discípulo de Giotto se encargó de inmortalizarla en varias pinturas que recogen los hechos y que pueden contemplarse en la Basílica de Santa María la Mayor. En un lienzo se vislumbra al papa Liberio envuelto en la celeste aparición de María, mientras se halla sumido en profundo sueño. En otro plasmó la revelación de la Virgen a Juan Patricio. Una tercera pintura recoge la imagen de María obrando el prodigio de la nevada sobre el monte Esquilino. Después, otros artistas, entre ellos Murillo, han reproducido poéticamente el nacimiento de la advocación a la Virgen de las Nieves. Y sea cual sea la veracidad que quiera darse a este milagro, el hecho es que el día 5 de agosto de cada año desde el techo de la Basílica cae sobre los fieles una cascada de pétalos blancos. En este templo se halla el conocido icono de María bajo la advocación de Salus Populi Romani, “la salvación del pueblo romano”, que cuenta con tantos devotos, entre ellos al papa Francisco que no emprende ningún viaje apostólico sin haberse encomendado a Ella.

santoral Isabel Orellana© Isabel Orellana Vilches, 2024
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