“Cuidar juntos, hombres y mujeres” contra la trata

Video mensaje del Papa por la 8ª Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas

Cuidar juntos hombres mujeres
© Talihta Kum

“Cuidar juntos, hombres y mujeres, es el llamamiento de esta Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de seres humanos: juntos podemos favorecer el crecimiento de una economía del cuidado, oponiéndonos con todas nuestras fuerzas a toda forma de explotación en la trata de seres humanos” expresa el Papa Francisco.

El Santo Padre envió un videomensaje hoy, martes 8 de febrero del 2022, con motivo de la 8ª Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas.

Una reflexión sobre la condición de las mujeres

Sobre el tema de este año, ‘El poder del cuidado. Mujeres, economía y tráfico de personas’, Francisco nos invita “a reflexionar sobre la condición de las mujeres y las niñas, sometidas a múltiples formas de explotación, también a través del matrimonio forzado, la esclavitud doméstica y el trabajo esclavo”.

“Las miles de mujeres y niñas que son víctimas de la trata cada año denuncian las dramáticas consecuencias de los modelos relacionales basados en la discriminación y la sumisión, y no es una exageración, ¡son miles!”, subraya. Así, explica el Obispo de Roma, “la organización de las sociedades en todo el mundo está todavía lejos de reflejar con claridad el hecho de que las mujeres tienen la misma dignidad e idénticos derechos que los hombres”. Remitiendo a la Encíclica Fratelli Tutti señala que, “desgraciadamente se constata que ‘son doblemente pobres las mujeres que soportan situaciones de exclusión, maltrato y violencia, ya que con frecuencia son menos capaces de defender sus derechos’”.

La trata de personas, prosigue, “a través de la explotación doméstica o sexual, relega violentamente a las mujeres y niñas a su supuesto papel de subordinación, en la prestación de servicios domésticos o sexuales, y a su rol de proveedoras de cuidados y dispensadoras de placer, lo que propone una vez más un modelo de relaciones marcado por el poder del género masculino sobre el femenino. Esto ocurre aún hoy, y a un alto nivel”.

La trata de personas es violencia

Igualmente, en el videomensaje el Santo Padre recuerda que “la trata de personas es violencia”. “La violencia que sufre cada mujer y cada niña es una herida abierta en el cuerpo de Cristo, en el cuerpo de toda la humanidad; es una herida profunda que nos afecta también a cada uno de nosotros”, añade.

Sobre esta cuestión, el Sucesor de Pedro señala que “juntos podemos y debemos luchar para que los derechos humanos se interpreten de manera específica, respetando la diversidad y reconociendo la dignidad de cada persona, con especial atención a aquellos cuyos derechos fundamentales han sido violados” y rememora a Santa Bakhita en el día de su festividad explicando que ella, “nos muestra el camino de la transformación. Su vida nos dice que el cambio es posible cuando uno se deja transformar por el cuidado que Dios tiene de cada uno de nosotros”.

“Cuidar juntos, hombres y mujeres”

Al mismo tiempo, el Papa anima a toda mujer y a toda niña “que se comprometa a transformarse y a cuidarse, en la escuela, en la familia y en la sociedad”, y también a cada hombre y a cada niño “a no quedarse fuera de este proceso de transformación, recordando el ejemplo del Buen Samaritano: un hombre que no se avergüenza de atender a su hermano y de cuidarlo”.

“Cuidar juntos, hombres y mujeres, es el llamamiento de esta Jornada mundial de oración y reflexión contra la trata de seres humanos: juntos podemos favorecer el crecimiento de una economía del cuidado, oponiéndonos con todas nuestras fuerzas a toda forma de explotación en la trata de seres humanos”, concluye.

A continuación el videomensaje completo traducido por Exaudi:


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Videomensaje del Santo Padre

Queridas hermanas y queridos hermanos

Dirijo mi saludo y mi agradecimiento a los organizadores de la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, promovida por la Unión Internacional de Superiores Generales y la Unión de Superiores Generales. Un agradecimiento especial es debido al grupo Talitha Kum, que coordina la iniciativa en colaboración con muchas organizaciones locales e internacionales. El tema de este año es: “La fuerza del cuidado: mujeres, economía y la trata de personas”. Nos invita a reflexionar sobre la condición de las mujeres y las niñas, sometidas a múltiples formas de explotación, también a través del matrimonio forzado, la esclavitud doméstica y el trabajo esclavo.

Las miles de mujeres y niñas que son víctimas de la trata cada año denuncian las dramáticas consecuencias de los modelos relacionales basados en la discriminación y la sumisión, y no es una exageración, ¡son miles! La organización de las sociedades en todo el mundo está todavía lejos de reflejar con claridad el hecho de que las mujeres tienen la misma dignidad e idénticos derechos que los hombres. Desgraciadamente se constata que “son doblemente pobres las mujeres que soportan situaciones de exclusión, maltrato y violencia, ya que con frecuencia son menos capaces de defender sus derechos” (Encíclica Fratelli Tutti, 23).

La trata de personas, a través de la explotación doméstica o sexual, relega violentamente a las mujeres y niñas a su supuesto papel de subordinación, en la prestación de servicios domésticos o sexuales, y a su papel de proveedoras de cuidados y dispensadores de placer, que propone de nuevo un modelo de relaciones marcado por el poder del género masculino sobre el femenino. Esto ocurre aún hoy, y a un alto nivel. ¡La trata de personas es violencia! La violencia que sufre cada mujer y cada niña es una herida abierta en el cuerpo de Cristo, en el cuerpo de toda la humanidad; es una herida profunda que nos afecta también a cada uno de nosotros. Hay muchas mujeres que han tenido el valor de rebelarse contra la violencia. También nosotros, los hombres, estamos obligados a hacerlo, a decir no a toda forma de violencia, incluida la ejercida contra las mujeres y las niñas. Y juntos podemos y debemos luchar para que los derechos humanos se interpreten de manera específica, respetando la diversidad y reconociendo la dignidad de cada persona, con especial atención a aquellos cuyos derechos fundamentales han sido violados.

Santa Bakhita nos muestra el camino de la transformación. Su vida nos dice que el cambio es posible cuando uno se deja transformar por el cuidado que Dios tiene de cada uno de nosotros. Es el cuidado de la misericordia – es el cuidado del amor que nos cambia profundamente y nos hace capaces de acoger a los demás como hermanos y hermanas. Reconocer la dignidad de cada persona es el primer acto de cuidado, ¡es el primer acto de cuidado! Reconocer la dignidad. Y cuidar a los demás es bueno para todos, para los que dan y para los que reciben, porque no es una acción unidireccional, sino que genera reciprocidad. Dios cuidó de Josefina Bakhita, la acompañó en el proceso de curación de las heridas causadas por la esclavitud, hasta que su corazón, su mente y su interior fueron capaces de reconciliarse, de liberarse y de ser tiernos.

Animo a cada mujer y a cada niña que se comprometa a transformarse y a cuidarse, en la escuela, en la familia y en la sociedad. Y animo a cada hombre y a cada niño a no quedarse fuera de este proceso de transformación, recordando el ejemplo del Buen Samaritano: un hombre que no se avergüenza de atender a su hermano y de cuidarlo. Cuidar es la acción de Dios en la historia, en nuestra historia personal y en nuestra historia como comunidad. Dios ha cuidado y cuida de nosotros continuamente. Cuidar juntos, hombres y mujeres, es el llamamiento de esta Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la trata de seres humanos: juntos podemos favorecer el crecimiento de una economía del cuidado, oponiéndonos con todas nuestras fuerzas a toda forma de explotación en la trata de seres humanos.

Queridas hermanas y queridos hermanos, sé que sois muchos los que participáis en esta Jornada de Oración y Reflexión, procedentes de diversos países y de diferentes tradiciones religiosas. Deseo expresaros a todos mi gratitud y mi aliento: sigamos adelante en la lucha contra la trata de seres humanos y toda forma de esclavitud y explotación. Os invito a todos a mantener viva la indignación -¡mantener viva la indignación! – y a encontrar, cada día, la fuerza para comprometerse con determinación en este frente. No tengáis miedo a la arrogancia de la violencia, ¡no! No os rindáis a la corrupción del dinero y del poder.

Gracias a todos, y seguid adelante, ¡no os desaniméis! Que Dios os bendiga a vosotros y a vuestro trabajo. Gracias.