13 marzo, 2025

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Alfons Gea

Voces

13 marzo, 2025

5 min

Cuaresma, apuntemos al 10

Aspirar a la excelencia espiritual siguiendo el ejemplo de José Ignacio González Faus

Cuaresma, apuntemos al 10
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José Ignacio González Faus, jesuita, teólogo y hombre de fe, ha caminado hacia la casa del Padre. Diez días antes tuve la suerte de visitarlo en su misma celda. Nada apuntaba la gravedad de su estado. El encuentro entre profesor y alumno fue gratificante. Descubrí que la persona era más grande que el personaje. No recordaba muchas cosas de las travesuras que aquellas y aquellos aprendices de teólogos hicieron. La conversación versó sobre las tendencias en teología y sobre los últimos artículos que estaba preparando. Estaba al día delas novedades cinematográficas y de las series que versaban sobre los evangelios y Jesús. Estaba más informado y documentado que un servidor en política internacional con la que era muy crítico. Vivía el día a día del mundo a sus noventa y un años. Pero no es mi intención resumir su legado, ni tan solo hablar de su magisterio evangélico que ha formado a miles de estudiantes religiosos y seglares que han pasado por su docencia. Es fácil encontrar artículos y ensayos suyos traducidos a varios idiomas.

Me sorprendió la austeridad de su habitación. Una pequeña biblioteca, un viejo ordenador unas butacas y mesa y sillas de convento destartalado. Subía a cenar a la enfermería donde también dormía como anciano. En toda la conversación, a pesar de recordar etapas conflictivas con la jerarquía, en ningún momento atisbó ni el más mínimo disgusto, ni recriminación. Convertía en anécdota el que le encargaran impartir tal disciplina y justo cuando tenía el temario trabajado por razones desconocidas le apeaban de la responsabilidad.

Un hombre en el que su principal preocupación era la divulgación del mensaje de Jesús encarnado.

Cómo he dicho, la persona era mayor que el personaje.

En ese sentido, en el funeral además de hablar autoridades académicas y de la congregación, hablo su única hermana viva, Pilar, la más pequeña de bastantes hermanos. Ella, nos advirtió que su discurso iba a ser diferente. A mí me impresionó de que nos dijera el buen humor que gastaba con la familia. En sus escritos, y en las clases, fue muy crítico. No se prodigaba en el aplauso fácil. Su “testamento” manifiesta la una preocupación por los pobres y clama ante un sistema injusto.

Su hermana destacó las cualificaciones siempre excelentes, qué desde pequeño en parvulario, hasta el final de bachillerato, en todas las asignaturas, de todos los años, fueron de la máxima puntuación. Hubo una excepción en una de sexto de bachillerato que sacó un cinco. No nos dijo cuál era, ni el motivo.

Esta excelencia en el estudio culmina con una vida de calificación máxima.

Con el trasfondo de la cuaresma recién iniciada y recordando al profesor José Ignacio me motiva la idea de tratar nuestra vida como la principal asignatura que es. Y siendo así trabajar para el diez como calificación máxima. Se trata de mirar la meta, Cristo, como humanidad nueva, de la que nos habló el profesor.

El desierto y las tentaciones son la pedagogía para caminar hacia esa perfección.

La primera tentación la del pan, nos sitúa en la elección de lo práctico, de lo material, por encima de lo espiritual o no tan necesario desde el punto de vista humano. En los alumnos es frecuente reducir el temario a aquello que va a salir en el examen. Estudiar para aprobar más que para saber. Para obtener un diez como calificación máxima hay que estudiarlo todo. A veces queremos dejar de lado temas que consideramos no importantes y que, en cambio, dan sentido a la vida. Por ejemplo, el tema de ser amable, educado para con los demás. El dedicar tiempo a nosotros mismos cultivando nuestro interior con la oración. O algo más duro, integrar también en nuestra vida la cruz de la enfermedad, la soledad o el abandono. No solo de pan vive el hombre… La palabra de Dios abarca todo el repertorio de temas de la vida humana, no solo el tema material de la supervivencia.

La segunda tentación, es la de obtener el máximo, o todo, con el mínimo esfuerzo, simplemente pactando con el mal. Es la corrupción. Desde copiar en el examen hasta que otro se examine por uno mismo. Es el reino de la falsedad a toda costa para obtener una buena nota. Sucumbir a los principios más elementales de honestidad, veracidad, fidelidad supone una lucha por el poder que lleva a crucificar a los otros. Jesús muere en la cruz porque los otros matan. La cruz de Jesús se convierte en la expresión del triunfo de la corrupción y la maldad. En ella están representadas las formas de corrupción que llevan a la muerte. La tentación de pagar con la misma moneda para obtener nuestro beneficio lleva a la muerte. Con el profesor era difícil copiar, puesto que complementaba los exámenes escritos con una entrevista personal.

La tercera tentación es la de manipular a al mismo Dios. La de usar el poder para conseguir nuestros objetivos, La de estás por encima del mismo Dios. Muchos buenos docentes han tenido que dejar su carrera profesional por el endiosamiento de los alumnos. Des de los más pequeños que cuentan con la complicidad de los padres para doblegar al enseñante, hasta los más mayores que usan otras tánicas para degradar al profesor al que consideran un enemigo a vencer.  En cualquier relación humana el valerse del rango superior para someter la voluntad del otro, supone matar el dialogo, el consenso y con ello, a veces la verdad.

Las tres tentaciones son escollos para no llegar al diez, calificación máxima del hombre total que es Cristo.

El profesor González Faus fue ejemplo de excelencia.  Gracias a los profesores académicos y de la vida que nos ayudan a apuntar al diez.

Alfons Gea

Licenciado en Teología en Facultad de Teología de Barcelona (1988). Diplomado en Magisterio – profesor EGB. Universidad de Barcelona (1990). Licenciado en Psicopedagogia. Universidad Ramón Llull, (1994). Responsable del Servicio de Atención al Duelo de Funeraria Municipal de Terrassa (2001-2022). Terapeuta en Gabinete Gedi - Psicología aplicada (2022). Párroco de St. Viucente de Jonquereas, de Sabadell (2012). Articulista en revistas especializadas y prensa comarcal. Formador en atención al duelo de profesionales sanitarios y sociosanitarios: Trabajadoras sociales, psicólogas/os, médicas, enfermería, maestras (1995). Ha participado en varios programas de opinión y debate de televisiones y radios nacionales. Anteriormente ejerció como asistente espiritual de los hospitales en Terrassa: San Lázaro, Mutua, y Hospital de Terrassa (1997-2018. Fue párroco de la parroquia Virgen de Montserrat de Terrassa (1997-2013) y responsable de Formación de la Delegación de Pastoral de la Salud de la diócesis de Barcelona (1995-2005). Delegado episcopal de Pastoral de la salud de la diócesis de Terrassa (2005-2012). Coordinador de la Pastoral de la Salud de la Conferencia episcopal catalana. Maestro de EGB, Coordinador de secundaria, subdirector de escuela, jefe de gabinete psicopedagógico, fundador y director del Centro Sara – casa de acogida para enfermos de SIDA, educador en situaciones de riesgo social, Fundador del Taller Solidario – centro de inserción laboral.