Cristo es la Vida: Comentario P. Jorge Miró

Domingo, 26 de marzo de 2023

Cathopic

El padre Jorge Miró comparte con los lectores de Exaudi su comentario sobre el Evangelio de hoy, 26 de marzo de 2023, titulado “Cristo es la Vida”.

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En estos tres últimos Domingos de Cuaresma hemos escuchado los tres evangelios de las catequesis bautismales de la iglesia antigua. Son la respuesta a tres grandes interrogantes del hombre: la insatisfacción, la oscuridad y la muerte. Frente a estos tres grandes interrogantes que preocupan al hombre de todos los tiempos, la Palabra de Dios viene a darnos la respuesta: Jesucristo es la fuente de agua viva capaz de calmar nuestra sed, Jesucristo es la luz del mundo, y Jesucristo es la resurrección y la vida.

Sin embargo, en medio de tanta oscuridad y angustia, brilla la luz de la Palabra de Dios. El mensaje de hoy es claro: Jesucristo es la resurrección y la vida. Con la resurrección de Lázaro Jesucristo te anuncia que Dios es Dios de vivos y que quiere la vida del hombre. Vida que no es sólo para ochenta o cien años. Dios te ama tanto que no podía crearte para tan poco tiempo: la vida a la que Dios te llama no tiene fin, es la vida eterna.

Por ello, la Palabra de Dios que proclamamos hoy nos llena de alegría y esperanza porque anuncia el cumplimiento de uno de los deseos más profundos del hombre: el deseo de vivir para siempre.

En el Evangelio, vemos a Jesús que llega a casa de Marta y María, tras la muerte de Lázaro. En este encuentro, Jesús dice: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. Y añadió: ¿Crees esto?

Una pregunta que Jesús nos dirige hoy a cada uno de nosotros. También te la dirige hoy a ti: ¿Crees esto?

Para responder bien a esta pregunta necesitas el Espíritu Santo. ¡Pídelo! Para que tú, como Marta, puedas responder: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

Y también tú si crees ¡verás la gloria de Dios!


Verás cumplida en tu vida la palabra de Ezequiel: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos, pueblo mío… Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis. Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

También nos la dicho san Pablo: si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Para que, en medio de tus dudas, de tus oscuridades… puedas dar el salto de la fe, puedas creer que Jesucristo vive; que sólo Él tiene palabras de vida eterna; puedas creer que Él te ama tanto que quiere que tengas vida en abundancia y te invita a vivir para siempre, más allá de la muerte, en el cielo; porque ni el ojo vio, ni el oído oyó ni el hombre puede siquiera imaginar lo que Dios tiene preparado para los que le aman (cf. 1 Co 2, 9). Que puedas confesar que Él es Señor de tu vida.

Pero, además, la vida eterna comenzamos a gustarla ya aquí. El Señor quiere sacarte del sepulcro, de tu muerte existencial. Si dejas entrar a Jesucristo y le proclamas Señor de tu vida, verás la gloria de Dios..

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, quinto domingo de Cuaresma, el Evangelio nos presenta la resurrección de Lázaro (cf. Jn 11,1-45). Es el último de los milagros de Jesús narrados antes de la Pascua: la resurrección de su amigo Lázaro. Lázaro es un amigo íntimo de Jesús, que sabe que está a punto de morir; se pone en camino, pero llega a su casa cuatro días después del entierro, cuando ya se ha perdido toda esperanza. Su presencia, sin embargo, reaviva cierta confianza en el corazón de sus hermanas Marta y María (cf. vv. 22.27). Ellas, incluso en el dolor, se aferran a esta luz, a esta pequeña esperanza. Y Jesús las invita a tener fe y les pide que abran el sepulcro. Luego reza al Padre y grita a Lázaro: «¡Sal fuera!» (v. 43). Y vuelve a la vida y sale. Este es el milagro, así de sencillo.

El mensaje es claro: Jesús da vida incluso cuando parece que ya no hay esperanza. Sucede, a veces, sentirse desesperanzado -esto le ha pasado a todo el mundo- o encontrarse con personas que han perdido la esperanza, amargadas porque han vivido cosas malas, el corazón herido no puede esperar. A causa de una pérdida dolorosa, de una enfermedad, de una amarga decepción, por un agravio o una traición sufrida, por un grave error cometido… han dejado de esperar. A veces oímos a alguien decir: «¡Ya no hay nada que hacer!», y cierra la puerta a toda esperanza. Son momentos en los que la vida parece una tumba cerrada: todo está oscuro, a nuestro alrededor sólo vemos tristeza y desesperación. El milagro de hoy nos dice que no es así, que el final no es así, que en estos momentos no estamos solos, al contrario, que es precisamente en estos momentos cuando Él se acerca más que nunca para devolvernos la vida. Jesús llora: el Evangelio dice que Jesús, ante la tumba de Lázaro lloró, y hoy Jesús llora con nosotros, como lloró por Lázaro: el Evangelio repite dos veces que se conmovió (cf. vv. 33.38) y subraya que rompió a llorar (cf. v. 35). Al mismo tiempo, Jesús nos invita a no dejar de creer y esperar, a no dejarnos aplastar por sentimientos negativos, que se llevan sus lágrimas. Se acerca a nuestras tumbas y nos dice, como entonces: «Quitad la piedra» (v. 39). En estos momentos tenemos como una piedra dentro y el único capaz de quitarla es Jesús, con su palabra: «Quitad la piedra».