Los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica han enviado una “Carta al Pueblo de Dios que peregrina en nuestra nación y a todas las personas de buena voluntad”, con motivo de la celebración de los 200 años de la independencia del país. En la misma, los prelados señalan que “son herencia católica la defensa de la libertad y de los derechos de los indígenas y de los afrodescendientes, la abolición de la pena de muerte, el valor de la vida, el rechazo al aborto y a la eutanasia”.
En el escrito episcopal, los pastores costarricenses realizan un análisis de la actualidad nacional a la luz del bicentenario de la Independencia del país, que tendrá lugar el próximo 15 de septiembre de 2021, fiesta que, aseguran, les permite “, con humildad y con gratitud a Dios, redescubrir las luces que se han manifestado con claridad a la largo de nuestra historia”, así como “reconocer las sombras que las han acompañado, también en la tarea de la Iglesia, por lo que hacemos nuestro humilde reconocimiento”.
La Virgen, signo de fraternidad
El Episcopado resalta también el papel clave de la devoción a Nuestra Señora de los Ángeles, desde su descubrimiento en 1635, siendo “referente del ser nacional y punto de confluencia de todos los costarricenses”, población que cuenta con afrodescendientes, mulatos, indígenas, mestizos, ladinos, españoles, ricos y pobres.
Ellos, continúa, han podido “ver en ella a quien les protege y su culto ha sido determinante en nuestra configuración fraterna e igualitaria, sin injustas distinciones raciales o sociales de nuestra sociedad”.
Diálogo, paz y concordia
Del mismo modo, los obispos de Costa Rica relatan que el país “compartió con las demás naciones centroamericanas su experiencia de diálogo, paz y concordia, cuando en los años ochenta del siglo pasado llevó el liderazgo en los acuerdos de paz que acabaron con las cruentas guerras que azotaban la región”.
Por ello se muestran agradecidos a Dios, “pues aún en medio de luces y sombras propias de la realidad humana, dado el contexto de esos momentos, la Iglesia católica estuvo presente en cada uno de ellos con un papel proactivo, como agente constructor y constitutivo de la nacionalidad costarricense”.
Por último, hacen énfasis en los otros logros eclesiales en la historia de la nación como “el valor de la familia como célula fundamental de la sociedad costarricense, el matrimonio según el proyecto de Dios, la defensa de los valores humanos como la paz, la justicia y la solidaridad y de los derechos humanos como la educación, la salud y el cuidado del medio ambiente y de los más vulnerables”.
Es posible leer la carta íntegra, de 17 páginas, a través de la publicación de la misma en la página de Facebook del Episcopado costarricense.