21 abril, 2025

Síguenos en

Con un beso se inicia la Pasión

Un gesto de aparente cariño desencadena el mayor acto de traición de la historia, abriendo el camino de dolor, redención y amor que transforma el corazón humano

Con un beso se inicia la Pasión
Museo de Prado

Judas Iscariote era uno de los doce apóstoles. Caminaba junto a Jesús, escuchó sus sermones; fue testigo directo de grandes milagros; participó de las conversaciones cercanas e intimas en las que Jesucristo les abría su corazón ilusionándoles con sus planes y sueños. Además, gozaba de la confianza de sus compañero, pues tenía el encargo de ecónomo.

Los fariseos y escribas, medrosamente inquietos por la fama y prestigio que alcanzaba Cristo, espetaron a los soldados. “¿Por qué no lo apresaron?”   Ellos respondieron: “Porque nunca nadie habló con tanta autoridad como Él”; que decidieron matarlo. Por su parte, Judas se había convertido en una suerte de disidente velado y también buscaba intimidar a Jesús. En sus planes no estaba la idea de eliminarlo, así que les arrojó la bolsa de dinero a los fariseos cuando se enteró que lo querían matar. Con todo, su traición la cotizó en treinta monedas de plata. La señal sería, “a quien yo besare en la mejilla, ese es el Hombre, atrapadlo”. En la tarde noche, el Iscariote junto a los soldados y a un tropel de gente, como si fuera un avezado y feroz delincuente, marchó en busca del Maestro. Jesús estaba solo e indefenso. Judas se le acercó. Jesús trató de disuadirlo sin éxito. Tan cierto y enfocado estaba es su tarea que sin dudas ni remordimiento le estampó un beso en la mejilla; de inmediato los soldados se abalanzaron sobre Jesús y lo sometieron.

|Con un beso expresión de amistad, cariño, amor se abrió el tortuoso e infame camino de la Pasión de Jesucristo. ¡Esta nociva actitud sigue vigente! En nombre de la libertad, de la igualdad, de la justicia, del bienestar, de los pobres, de la paz, de la dignidad de la persona… ¡cuántos engaños, abusos y esclavitudes se han justificado y se perpetran hasta hoy! Ciertamente, el ser humano no actúa buscando aposta el mal propio o ajeno. Fuerza un argumento que confirma su acción. El Estado enajena la libertad y responsabilidad del ciudadano precisamente para ofrecerle un tipo de bienestar.

De otro lado, si Judas recibió un monto para facilitar la muerte de Jesús entregándolo, ¿Cuánto vale hoy la vida? Puede parecer irrelevante la pregunta, porque no tiene precio. Sin embargo, ¿qué razonamientos retorcidos se esgrimen para poner sobre la vida humana intereses egoístas? Lo cierto es que, tanto por pocas monedas como por millonadas, se llega al mismo objetivo: suprimir la vida humana con tanta facilidad que espanta.

Pero la Pasión del Señor no termina con su muerte. La vence con su resurrección. Y el modo como comunica a sus discípulos su victoria es también con gestos muy humanos y significativos. Les da seguridad: – “Soy yo, no temáis”. Tiene largas conversaciones profundas y de la vida cotidiana. Les prepara de comer. Y finalmente se despide animándolos a seguir y transmitir su doctrina. Cristo no vino a cambiar el amor, la libertad… murió para transformar los corazones, pues solo desde ellos se es capaz de vivir a plenitud esos valores.

Edistio Cámere

Especialista en Liderazgo y Dirección educativa