«La violencia contra las mujeres aflige a nuestra sociedad y necesita un compromiso compartido para que pueda ser erradicada desde sus raíces, que, como también señaló el Papa Francisco, crecen en el terreno de los prejuicios, de la posesión, de la injusticia».
Este es el mensaje publicado, a través de un vídeo, por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), de su secretario general, monseñor Giuseppe Baturi, arzobispo de Cagliari, con motivo del Día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres, que se celebra el sábado 25 de noviembre.
El compromiso de la Iglesia
«El último hecho que ha conmocionado a la opinión pública nacional lleva los nombres de Giulia y Filippo», dice monseñor Baturi aludiendo al asesinato de la joven Giulia Cecchettin, de 22 años, a manos de su ex novio.
«Nombres comunes, que podrían pertenecer a personas que conocemos o a miembros de nuestra familia, porque hay un veneno de violencia que realmente está corrompiendo tantas de nuestras relaciones», observó el prelado. «Como Iglesia nos comprometemos en primer lugar en la oración, para que Dios toque el corazón de tantos de nuestros jóvenes y acoja a las víctimas de la violencia en su Reino de felicidad. Pero la Iglesia también se compromete a educar en el amor y el respeto a la libertad de los demás».
Metas sólidas
‘El verdadero amor – concluye monseñor Baturi – es aquel que no exige, que no retiene, que no posee, sino que sirve al otro en su libertad. El amor es vivir para que el otro pueda vivir, nunca forzándolo a entrar en nuestros esquemas instintivos o de diseño. Es un día que debe hacernos reflexionar y que nos lleva a la oración y al compromiso para que no vuelva a suceder”.
Para el secretario general de la CEI, el 25 de noviembre es, por tanto, «una fecha simbólica que no sólo quiere llamar la atención sobre el fenómeno tan extendido que es el feminicidio, sino que reclama con urgencia un claro posicionamiento político y sociocultural con objetivos sólidos».
