El Evangelio hacia mención a los escribas y a una pobre viuda que entrega como donación todo lo que tiene (dos monedas de cobre) y que era lo que necesitaba para vivir.
En los tiempos antiguos, los escribas eran académicos que se especializaban en la ley mosaica. Eran cultos pues sabían leer y escribir. Mientras en la misma época, las mujeres quedaban desamparadas al quedar viudas.
Al reflexionar sobre estos personajes, podría decirse que en los tiempos actuales y habiendo transcurrido más de 2000 años, siguen siendo actuales.
Ahora bien, paso a comentarles dos hechos asociados, desde mi visión.
A inicios del 2006, dejaba de trabajar en un banco formal en el trato, la vestimenta y las jerarquías. Y comenzaba una nueva aventura también dentro del área de gestión humana, en una empresa retail, para ser exacto en un Hipermercado.
En ese sentido, la gerente del área me comentó, que la vestimenta era casual de manera permanente y lo inusual era usar traje o terno. Esto me llamó la atención de mi nuevo lugar de trabajo.
Además, el gerente general laboraba en un cubículo sólo un poco más grande que el del resto de colaboradores y tenía una pequeña mesa redonda que hacía de “sala de reuniones” y no tenía puerta.
Recuerdo que cuando me lo presentaron, le dije muy formal: «Señor Correa, buenas tardes». El me extendió la mano y me respondió: Cuál es tu nombre?. Hugo Saldaña le respondí. A lo que rápidamente me dijo: «El Señor está arriba en el cielo… Hugo, yo soy Juan Fernando».
Desde esa fecha, siempre recuerdo este episodio y lo cuento, porque con ese simple hecho me enseñó horizontalidad. Y como dicen algunos speaker modernos fue directo a la vena.
En un artículo anterior, comentaba que tengo un hermano de la vida (específicamente del pre grado universitario) que me había dicho varias veces que mis hijas son como sus hijas. El cual me escribió un mensaje al WhatsApp hace unos días: ¡Saldaña…, hola, que lindo! ¡Lo veo ahora mismo, por las chicas todo!.
Ese mensaje está relacionado con que mi segunda hija está terminando su etapa escolar, acá en Buenos Aires y desea compartir el momento de su graduación con toda la familia de mi amigo. Y si han leído mi anterior artículo podrían pensar que eso ya lo conté.
Sin embargo, lo que sucede es que justo hoy, Anita y Óscar me han confirmado que están viajando desde Perú a Argentina para estar presentes en la graduación de mi hija Fátima. Y justo en el mes de diciembre (campaña de Navidad) muy complicado para ellos, pues son empresarios pymes de venta de alimentos, que quieren salir adelante como muchos otros. Incluso no los detuvo que justo acaban de lanzar unq nueva marca (pues la anterior por diferentes razones, ya no la representan) lo que supone un gran desafío en todo sentido. Pero lo dejan todo para acompañarnos una semana, ¡guau!
Algunas reflexiones, que les comparto:
Historia No. 1
- Siempre habrán personas más inteligentes y capaces que tú, que ocupen mejores cargos en las empresas y eso está bien.
- Por tener un cargo privado o público elevado, podrías tener acceso a los primeros asientos y que todos te saluden.
- Que no se te suban los humos, evita subirte al pedestal, como dicen por acá, no seas fachero…
- Trata de ser siempre humilde y amable, así te sentirán cercano de verdad.
Historia No. 2
- Hoy las agendas y los tiempos son tiranos, para todas las personas sin excepción (dependientes o empresarios).
- Trata de dar siempre, lo qué no te sobra.
- Van a trabajar más fuerte a su regreso a Lima, se cansarán, les dolerá.
- Ten un corazón desprendido, pero de verdad.
Para finalizar les comparto una anécdota y una frase, que espero ayude.
“Cuentan que una niña pequeña, en un evento protocolar, le jaló la sotana a San Juan Pablo II y éste en lugar de mirarla, de arriba hacia abajo a la pequeña, se agachó para estar al mismo nivel que ella”.
“Dónde está tu tesoro, ahí está tu corazón”, Evangelio de Mateo 6,21.
¡No, nos cansemos… sigamos remando contra corriente!