¿Cómo ganar la indulgencia plenaria en el Año Jubilar?
Una guía sencilla para vivir con profundidad el Jubileo 2025

Ante las numerosas llamadas y mensajes que he recibido pidiendo una explicación clara sobre cómo ganar la indulgencia plenaria durante el Año Jubilar, quiero ofrecer una guía breve, dividida en tres partes: ¿Qué es el Año Jubilar?, ¿Qué son las indulgencias? y ¿Cómo se pueden ganar?
¿Qué es el Año Jubilar?
También llamado Año Santo, es un tiempo especial de gracia en el que la Iglesia concede gracias espirituales a los fieles que cumplen ciertas condiciones. No se trata simplemente de cruzar una puerta o hacer una peregrinación: el Año Jubilar es, ante todo, un tiempo de renovación de la relación con Dios y con el prójimo.
El Papa Francisco lo define como una oportunidad para promover la fe, la solidaridad y la reconciliación. Es un momento privilegiado para crecer en el amor a Dios, a través de la oración, la adoración, el rezo del Rosario, la coronilla y novena de la Divina Misericordia, y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Pero también es una llamada a reparar relaciones rotas, perdonar y pedir perdón, vivir la justicia y la caridad, como hizo Zaqueo al devolver lo que había tomado injustamente.
¿De dónde viene el Jubileo?
La palabra jubileo viene del hebreo yobel, que era el cuerno del carnero con el que se anunciaban las fiestas. En el Antiguo Testamento, los judíos celebraban cada siete años un año sabático, y cada 50 años un jubileo en el que descansaba la tierra, se perdonaban deudas y se liberaban esclavos.
En el Nuevo Testamento, este sentido adquiere una dimensión espiritual: distribuir abundantemente las gracias que Cristo nos ha merecido, subrayando la necesidad del perdón y de la misericordia divina. El jubileo nos llama también a ser misericordiosos con los demás, ofreciendo el perdón como Dios lo ofrece a nosotros.
¿Qué es la indulgencia plenaria y cómo se gana?
Celebrar un jubileo es como abrir las puertas del cielo para recibir bendiciones espirituales. Una de las más grandes es la indulgencia plenaria, es decir, el perdón total de las penas temporales por los pecados ya perdonados en la confesión.
Para obtenerla, es necesario cumplir las siguientes condiciones:
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Confesión sacramental (con intención de abandonar el pecado, incluso venial).
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Comunión eucarística.
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Orar por las intenciones del Papa.
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Realizar una obra jubilar, como peregrinar y cruzar la puerta santa o realizar una obra de misericordia o caridad.
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Desprenderse completamente del pecado, incluso del afecto al pecado venial.
Todo esto no tiene sentido si, tras cumplir las condiciones externas, seguimos viviendo con mediocridad o volvemos a los mismos hábitos dañinos. El Jubileo es una ocasión de conversión profunda, no un gesto ritual.
Un poco de historia
El primer Año Santo con características modernas se celebró en 1425 con el Papa Martín V, quien introdujo la medalla conmemorativa y la apertura de la Puerta Santa en San Juan de Letrán. En 1500, Alejandro VI instauró la apertura de las cuatro basílicas mayores de Roma.
Desde entonces, se celebra un jubileo ordinario cada 25 años para dar a todos, al menos una vez en la vida, la oportunidad de experimentar esta gracia. También ha habido jubileos extraordinarios, como el del año 2000 o el de la Misericordia en 2015.
Una llamada para todos
Con el Jubileo 2025 a la vista, se abre una nueva oportunidad para renovar la fe, experimentar la misericordia de Dios y extenderla a los demás. Como dijo Jesús a Pedro en Mateo 16,19: “Te daré las llaves del Reino de los Cielos…”. La Iglesia, a través del Papa, nos ofrece un cofre de tesoros espirituales para quienes los buscan con sinceridad.
Vivamos este tiempo como lo que es: una fiesta del alma, un regreso a casa, un nuevo comienzo. Que no pase este año sin que dejes que Dios te transforme.
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