¿Cómo está tu corazón?

Reflexiones sobre el amor y el crecimiento personal

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El corazón desde el lado anatómico, es un músculo que pesa entre 200 y 425 gramos, parte central del sistema circulatorio, trabaja 24/7 y tiene como función principal enviar sangre oxigenada a todas las células del cuerpo; sin embargo en el presente artículo vamos a tener otra aproximación a éste.

Hace poco tuve la oportunidad de ver en youtube una charla de Álvaro Gonzáles Alorda(Fundador de Emergap, consultora especializada en transformación de organizaciones y autor del libro Cabeza, corazón y manos: Un viaje de transformación personal) donde explica como se concatena la cabeza, el corazón y las manos para realizar cualquier actividad en general, (razón, deseo o sentimiento y acción o concreción). Estos tres elementos deben estar presentes si o si, caso contrario la actividad no va llegar a buen término.

Ahora bien, del corazón fluye el mayor sentimiento que tenemos como seres humanos y éste que duda cabe es el amor, y va más alla de solamente la relación afectiva entre dos personas que se quieren y tienen un plan de vida conyugal sin fecha de caducidad.(1)

A raíz del párrafo anterior, les comparto tres frases…

Albert Einstein, decía: “si un día tienes que elegir entre el mundo y el amor, recuerda que si eliges el mundo, perderás el amor, pero si eliges el amor, con él conquistarás el mundo”

Blaise Pascal, decía: “El corazón tiene razones que la razón ignora”.

Finalmente, Saulo de Tarso en la primera epístola a los Corintios (13.1) dice: “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe”

¿Será, entonces que nuestros corazones tienen “fiebre” y por ese motivo no desplegamos nuestro amor? Si la respuesta es afirmativa, por donde empezar..

Algunas preguntas, que sugiero nos debemos hacer todos, empezando por mi persona, para solo así encontrar las causas de esa “fiebre”.

• ¿Qué tengo realmente guardado en mi corazón?

• ¿Salgo al encuentro de la persona más próxima en todas las facetas de mi vida (familiar, compañero de labores, jefe, amigo, etc.)?


• ¿Qué intenciones están asociadas a este encuentro?

• ¿Realmente, busco desplegar mi amor en otros?

De hecho, deben existir más preguntas y aún más profundas a las planteadas en el párrafo anterior, por eso los invito a “realizar ese ejercicio”. Estoy seguro que se sorprenderán de sus propias respuestas. En este acto concreto deberíamos poner en práctica lo asociado al tema de cabeza, corazón y manos.

Ahora bien, brevemente les compartiré mis hallazgos …

1. Si realmente quiero ayudar a cambiar el mundo, debo salir de mi zona de confort e ir al encuentro de mi familia, amigos y colaboradores en el trabajo, etc. (estar atento para ayudarlos, servirlos).

2. Si lo hago desinteresadamente, estoy en lo correcto. Lo dice San Mateo: “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”.

3. Si lo hago siempre con una sonrisa sincera, eso se nota, se ve, se huele y trasmitiré si o si alegría.

4. Si hago constantemente, los tres puntos anteriores, no debo creérmela, pues esa es un síntoma de soberbia y ahí comenzaré a tener problemas de seguro.

5. Por último y no menos importante, ser consciente que solo no voy a lograrlo, pedirle ayuda al Señor Jesús (siempre rezo y le digo: ayúdame a que lo que siento, pienso, digo y hago sea congruente)

Querido lector, deseo aprovechar estas últimas líneas para invitarte nuevamente a encontrar tu respuesta a la pregunta: ¿Cómo está tu corazón? No tengas miedo. ¡Qué dices, estamos listos para remar aún más duro contra corriente!.

(1) Rojas, Enrique (2020) Todo lo que tienes que saber de la vida, España:Editorial Planeta. Capítulo La madurez de los sentimientos.